¿Por qué están al borde de colapso las relaciones franco-alemanas?
© AP Photo / Markus SchreiberEl presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el canciller federal de Alemania, Olaf Scholz
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Las relaciones entre Francia y Alemania nunca han sido fáciles. Siempre hubo problemas entre ellos, y resolverlos solía tener prioridad sobre los problemas de otros países. Pero con el inicio de la operación militar rusa se complicaron hasta el punto de ebullición, destacó Caroline de Gruyter en su artículo en 'Foreign Policy'.
Desde que Rusia empezó su operación militar especial, la divergencia subyacente entre los dos países líderes de la Unión Europea salió de repente a la superficie de la política de la alianza, provocando fricciones para ambas partes, escribió la columnista del periódico Foreign Policy, Caroline de Gruyter.
En su opinión, debido a la situación actual geopolítica, Alemania tiene ahora dos puntos dolorosos. En primer lugar, su modelo de crecimiento está en peligro tanto por las sanciones contra Rusia como por el corte abrupto del abundante gas ruso. Por primera vez en años, el actor económico central de Europa, del que dependen muchos de sus compañeros de la UE, se encuentra importando más de lo que exporta. Esta es la razón por la que el canciller alemán Olaf Scholz se esforzó tanto en defender su criticado viaje a China en noviembre.
En segundo lugar, es el hecho de que no es Francia quien blinda a Europa contra la amenaza rusa, sino la OTAN, según de Gruyter.
"El presidente francés Emmanuel Macron tiene ideas interesantes sobre la 'autonomía estratégica' de Europa, pero es vago sobre lo que significa y bajo el liderazgo de quién debe tomar forma. Por ello, la nueva prioridad de Scholz es mejorar las relaciones de Alemania con Washington. El hecho de que ponga sus cartas en la solidaridad atlántica, sabiendo que es China —y no Ucrania o Europa— lo que realmente quita el sueño a los responsables políticos de Washington, lo dice todo. Al sentirse expuesta, Berlín busca cobertura", apuntó.
Francia, en sus palabras, se siente desairada y la exposición de sus límites militares es hiriente.
La autora del artículo indica que el hecho de que Alemania tome repentinamente iniciativas unilaterales sin coordinación con Francia (como el viaje de Scholz a China solo, el encargamieto de los aviones de combate F-35 estadounidenses y no Rafales franceses) altera el delicado equilibrio entre París y Berlín, llevando a las inmensas críticas al último.
Aquí Caroline de Gruyter se refirió a la cita del experto Philippe Le Corre, de la Harvard Business School, que declaró al diario Le Monde que "la actitud alemana es egoísta, cortoplacista y no tiene en cuenta los intereses de Europa, a pesar de que los riesgos están bien establecidos".
En el pasado, los cambios geopolíticos también provocaron profundas divergencias franco-alemanas. Los líderes lo resolvieron dando un salto hacia la integración europea y lograron realizar un gran reajuste del proyecto europeo lo que condujo, entre otras cosas, a la creación de la moneda común europea, el euro.
Ahora, afirmó la columnista, "está por ver si Scholz y Macron pueden ponerse de acuerdo sobre la necesidad de otro gran proyecto europeo nuevo y convencer después a sus 25 colegas".
"Sin embargo, lo que es indiscutiblemente cierto es que, aunque Francia y Alemania sean relativamente menos poderosas en la Europa actual que antes, siguen siendo lo suficientemente dominantes como para que el resto del continente tenga que esperar que haya buenas relaciones entre ellas", concluyó.
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