¿Es posible la paz total en Colombia? El gran desafío del presidente Gustavo Petro
19:58 GMT 17.08.2022 (actualizado: 17:26 GMT 09.11.2022)
© AFP 2023 / Daniel MunozGustavo Petro, el presidente electo de Colombia
© AFP 2023 / Daniel Munoz
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La 'paz total' es uno de los principales objetivos del Gobierno de Gustavo Petro en Colombia, incluso desde los primeros días de Gobierno. En un diálogo con Sputnik, cuatro analistas dan su perspectiva sobre las nuevas negociaciones con el ELN en La Habana y las posibilidades de éxito del primer presidente progresista colombiano.
Desde su posesión el 7 de agosto, la fórmula del Pacto Histórico, encabezada por el primer presidente de izquierda, Gustavo Petro, y la primera vicemandataria afrodescendiente, Francia Márquez, tienen el desafío de convertir en realidad sus promesas de campaña, la más importante de las cuales es la "paz total".
Menos de una semana después, el presidente colombiano, Gustavo Petro, echó a andar su agenda de "paz total". El 12 de agosto, desde La Habana, la representación del nuevo Gobierno y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) oficializaron la reanudación de las negociaciones, interrumpidas en 2019 durante el mandato de Iván Duque (2018-2022), y la disposición de buscar la 'paz total', "estable, duradera y sostenible".
La delegación estatal —conformada por el alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda; el ministro de Relaciones Exteriores, Álvaro Leyva, y el senador Iván Cepeda—, reconoció que escucha el clamor social por una solución dialogada al conflicto armado, si bien aún se desconoce la fecha de comienzo formal de las conversaciones y los mecanismos.
Una paz largamente esperada
Para el doctor en Ciencias Luis Suárez Salazar, profesor titular del Instituto de Relaciones Internacionales Raúl Roa García de La Habana, la paz tiene una connotación muy significativa en esa nación desde el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, el 9 de abril de 1948, y del llamado 'Bogotazo', los disturbios acontecidos tras el magnicidio del líder del Partido Liberal.
A partir de esos sucesos y hasta los Acuerdos de Paz firmados el 24 de noviembre de 2016 entre la máxima dirección de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el Gobierno presidido por Juan Manuel Santos (2010- 2018), "los representantes políticos de los facciones más reaccionarias de las clases dominantes colombianas han desplegado una violenta y criminal guerra".
"La preservación —muchas veces a sangre y fuego— de ese sistema de dominación ha contado con el apoyo de la maquinaria burocrática militar y de sucesivos mandatos temporales republicanos y demócratas de Estados Unidos, desde la presidencia de Harry Truman (1945-1953) hasta la de Donald Trump (2016-2020)", dijo a Sputnik.
De ahí que los acuerdos del 2016 "fueron desnaturalizados, incumplidos o boicoteados" bajo el gobierno de Duque, algo que ya había sucedido en ocasiones anteriores como los pactos suscritos en 1984 entre las FARC-EP y el Ejecutivo de Belisario Betancur (1982-1986) y entre el M-19 y otras organizaciones guerrilleras a finales de la década de 1980 con Virgilio Barco (1986-1990).
"Cientos de dirigentes sociales y de excombatientes de las FARC-EP fueron asesinados por las fuerzas militares o paramilitares colombianas desde 2018 hasta la actualidad; así como la brutal represión desatada contra las legítimas protestas populares desarrolladas en diferentes lugares de ese país en el 2021", señaló Suárez Salazar.
El analista recordó que, al impacto negativo del incumplimiento de esos acuerdos, se sumó el del multimillonario Plan Colombia, constituido en 1999 entre las Administraciones de Andrés Pastrana (1998-2002) y el entonces presidente de Estados Unidos, el demócrata Bill Clinton (1993-2001), continuado por su sucesor George W. Busch (2001-2009).
Desde su toma de posesión el 7 de agosto, la fórmula del Pacto Histórico en #Colombia, encabezada por el primer presidente de izquierda, Gustavo Petro, y la primera vicemandataria afrodescendiente, Francia Márquez, tiene el desafío de alcanzar la denominada “paz total”. pic.twitter.com/QpcClsVXYC
— Sputnik Reporteros (@Sputnik_Report) August 17, 2022
"También por el Ejecutivo del demócrata Barack Obama (2009-2017), quien declaró impúdicamente que los acuerdos de paz firmados en el 2016 por el Gobierno colombiano habían sido fruto de las exitosas políticas bipartidistas contra el narco-terrorismo desplegadas hacia Colombia por los mandatos estadounidenses antes mencionados", acotó Suárez Salazar.
La agenda de Petro
El recién estrenado Gobierno colombiano tiene dentro de su agenda un arreglo aceptable con ELN, luego de los numerosos pretextos esgrimidos por su antecesor para suspender de manera definitiva las conversaciones, impulsadas desde Ecuador y Cuba, señaló Suárez Salazar.
Para el experto, la organización guerrillera pretende contribuir a la conformación y puesta en práctica de algún acuerdo, como resultó evidente en la reciente visita del canciller colombiano Álvaro Leyva, quien, dos décadas atrás, desempeñó un papel relevante en el comienzo de los "frustrados diálogos y acuerdos de paz entre la FARC-EP y el gobierno de Andrés Pastrana, entre 1998 y el 2002".
Según el académico cubano, sería un contrasentido que el primer presidente progresista de Colombia, caracterizado por una historia republicana, no comenzara su gestión con estas soluciones negociadas a las causas objetivas y subjetivas de la "cruenta guerra civil", desplegada desde hace cerca de seis décadas.
"Ese contrasentido sería mayor porque, como se sabe, Petro militó de manera destacada en las filas del Movimiento 19 de abril (M-19), la primera organización político-militar colombiana que aceptó el desafío de llegar a un acuerdo de paz con el gobierno presidido entre 1986 y 1990 por el liberal Virgilio Barco", sentenció.
La importancia de retomar las negociaciones de paz es que, en la actualidad, el ELN es la principal organización que continúa en alzamiento armado contra el Estado, señala a Sputnik Jairo Estrada Álvarez, profesor del Departamento de Ciencia Política, coordinador académico de la Maestría en Estudios Políticos Latinoamericanos de la Universidad Nacional de Colombia y director de la Revista Izquierda.
"Esa circunstancia y el inicio de un diálogo durante la presidencia de Juan Manuel Santos (2012-2018) son las razones de peso que llevaron a Gustavo Petro a retomar el camino en la búsqueda de la paz total, una de las promesas de su campaña electoral que le concedieron el máximo puesto de la Casa de Nariño", argumentó.
¿Qué connotación tiene la paz?
La paz representó, durante varias décadas, un sueño irrealizable y la posibilidad remota de percibir un país donde la muerte no fuera el camino para la resolución de conflictos políticos y sociales, opinó para Sputnik Jaime Cedano Roldan, periodista, analista político y militante del Partido Comunista Colombiano (PCC).
La paz sería entonces una alternativa para "no recurrir a la violencia revolucionaria en su intento por romper la muralla del bipartidismo, ser escuchados o salvar la vida", reconoció.
En la mirada de Cedano —radicado en Sevilla (España) y autor del libro Paz en Colombia, crónicas de ilusiones, desencantos y viceversas— la paz simboliza, para algunos, utopía, sueño, libertad, igualdad y humanismo y, para otros, fuerza, dominación y control, es decir, "una palabra satanizada y criminalizada en diversos momentos históricos".
Cedano Roldan consideró que la llegada de un gobierno de izquierda hace más factible el diálogo con el ELN. Es que su coalición, el Pacto Histórico (PH), asumió en su programa la cuestión de la paz como su identidad y aspecto central, dada la confluencia de todas las fuerzas políticas y sociales sumidas durante años en esa lucha.
"Si se mira el mapa de las regiones donde mayoritariamente venció el PH vemos que son las mismas donde en el plebiscito de 2016 ganó el 'Sí a la paz'. De manera que ese es un mandato salido de las urnas. No significa que será un proceso fácil, pues se supone que el ELN intentará ganar espacios políticos en la negociación", reconoció el escritor.
Para Jorge Capelán, analista político uruguayo residente en Managua, uno de los problemas es que, en Colombia, "los EEUU mantienen élites extremadamente corruptas y criminales en el poder por demasiado tiempo". En contrapartida, "la paz significa hoy el establecimiento de un acuerdo nacional con el reconocimiento de las esferas populares, comunidades originarias y campesinado".
A juicio del experto, en las condiciones de emergente multipolaridad en el mundo actual y frente a la evidente decadencia del poder occidental, ese convenio puede materializarse en la práctica, unido a iniciativas como la reforma agraria, la transformación del estado institucionalizado por el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010) y del modelo económico basado en el neoliberalismo más extremo.
¿Qué gana Colombia?
El proyecto de transformaciones sociales, económicas y políticas del Pacto Histórico, en una nación con elevado número de muertos por violencia política y de desplazados internos, solo podrá avanzar a partir del alcance de la paz total, expresó Cedano Roldán.
"Cambiar de una era de guerra y odios a una de paz no será tarea fácil, pero lo es hoy un poquito más que ayer", afirmó el analista.
El cubano Suárez Salazar aludió además al compromiso del canciller Leyva sobre la ejecución inmediata de lo pactado, tanto con el ELN como con las neoinsurgencias de la otrora llamada FARC-EP, las denominadas Nueva Marquetalia y los diversos movimientos sociales existentes.
Los desafíos de la paz total
Para Estrada Álvarez no es correcto "colocar en el mismo concepto a todo el espectro de organizaciones relacionadas con la continuidad de la violencia en sus diferentes modalidades", puesto que, además del ELN y las disidencias de las FARC-EP, existen "grupos paramilitares y narcotraficantes, que responden a estructuras complejas en su mayoría de naturaleza contrainsurgente, frente a las cuales el Gobierno lanzó la tesis del acogimiento a la justicia estatal.
Otros desafíos son la puesta en marcha de una "pedagogía de paz", a fin de concitar la mayor legitimidad posible, lograr el respaldo ciudadano y la debida aprehensión social, y la superación de las "resistencias sistémicas", provenientes de las clases dominantes beneficiadas política y económicamente con la violencia y la guerra, agregó.
"El cuarto responde a los acuerdos que deberá hacer el Gobierno de Petro con Estados Unidos, no es concebible la paz total sin el concurso de ese país, dada la condición única en la región que tiene Colombia por su calidad de 'aliado estratégico' de Estados Unidos y 'socio global' de la OTAN", destacó el experto.
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