¿Torpeza o desplante? El rey Felipe VI abona al debate sobre la relación de América con España
¿Torpeza o desplante? El rey Felipe VI abona al debate sobre la relación de América con España
Sputnik Mundo
Una de las imágenes que más trascendió de la toma de protesta del nuevo presidente de Colombia, Gustavo Petro, fue la actitud de rey Felipe VI cuando se mostró... 12.08.2022, Sputnik Mundo
A diferencia del resto de representantes de Estado que acudieron a la ceremonia, el monarca europeo fue el único que no se paró cuando la reliquia histórica fue mostrada al público, lo que se consideró como una falta de respeto.La actitud abonó aún más a la polarización que existe debido a la corriente revisionista que se impulsa desde América para que España pida una disculpa por la Conquista, ocurrido hace más de 500 años.El desplante de un reyEn entrevista para Sputnik, el historiador mexicano Federico Navarrete considera que la actitud de Felipe VI evidencia una falta de sensibilidad hacia Latinoamérica, pues si bien el acto no estaba dentro del programa oficial, "llama la atención que los otros jefes de Estado sí se pararon".En este sentido, el autor de Hacia otra historia de América considera que el desplante "sí habla de un distanciamiento, pero sobre todo habla de una torpeza absoluta" de los monarcas españoles que son incapaces de "concebir el verdadero tamaño que tiene el mundo y unos delirios de grandeza que a estas alturas son francamente ridículos"."No puede ser que la corona española crea que las naciones latinoamericanas le deban algún tipo de pleitesía 200 años después o que deben estar subordinadas", señala Federico Navarrete.En esta misma línea, el periodista y ensayista español Pascual Serrano comenta para Sputnik que la actitud de Felipe VI es un desplante y "es un comportamiento que no corresponde porque han pasado dos siglos", y si se consideran países hermanos, no se debe seguir "recurriendo a tics de que un libertador no se merezca el reconocimiento y el respeto que debería".El autor de Prohibido dudar señala que, si bien es "un desplante de la monarquía", se debe recordar que ésta actúa conforme al gobierno en turno, dado que "la corona española forma parte de una institución del Estado que es la Casa Real", por lo que "no existe una postura oficial autónoma", ni siquiera desde el punto de vista administrativo."Mi percepción es que, en el gobierno español, en este momento, no está la intención de hacer este acto de no consideración, de desprecio, de falta de respeto a Colombia, pero probablemente sí lo esté en la Casa Real que nunca se ha caracterizado ni por su sensatez ni por su diplomacia", critica el escritor.Un debate histórico que podría escalarSi bien el gesto del rey Felipe VI reavivó el debate sobre la postura de España ante a Conquista, para Pascual Serrano este tipo de discusiones pueden ser usadas como una cortina de humo, tanto en España como en América Latina.Por su parte, Federico Navarrete considera que el actual discurso de gobiernos de izquierda latinoamericanos contra el imperialismo "es una cuestión retórica", toda vez que no se busca un aislamiento de las economías o algún tipo de confrontación diplomática.No obstante, el historiador también advierte que, en un gobierno de ultraderecha español, donde se impulse un discurso en favor de la hispanidad, este tipo de gestos sí podrían escalar."Este tipo de gestos gratuitos y ofensivos como el del rey sí pueden tener la capacidad de transformar lo que había sido un diferendo histórico y simbólico en un disgusto y conflicto mayor, pero eso se debería sobre todo a la arrogancia y la torpeza del rey", opina.Incluso, el historiador mexicano considera que, más allá de las consecuencias inmediatas, esto podría alentar a los sectores de ultraderecha latinoamericanos, enraizados en la tradición católica, y que sí apoyan un discurso en favor de la corona.En sintonía, Pascual Serrano advierte que un gobierno de ultraderecha español sí "intentaría rentabilizar" desplantes así, como ya lo hizo, a pesar de que, en general, en España no se percibe un ambiente hostil hacia Latinoamérica comparable al que surgió en Estados Unidos con Donald Trump y que se materializó en la campaña "Make America great again".Por ello, el periodista español considera que una solución en el corto plazo es revisar la participación del Gobierno español en estos casos, si es prudente que sea el presidente del gobierno en turno quien acuda como representa a este tipo de eventos, o incluso valorar futuras invitaciones al monarca."¿Por qué América Latina tendría que invitar a un individuo que no ha sabido comportarse a la altura que se debía?", cuestiona el escritor.
Una de las imágenes que más trascendió de la toma de protesta del nuevo presidente de Colombia, Gustavo Petro, fue la actitud de rey Felipe VI cuando se mostró la espada del libertador americano Simón Bolívar.
A diferencia del resto de representantes de Estado que acudieron a la ceremonia, el monarca europeo fue el único que no se paró cuando la reliquia histórica fue mostrada al público, lo que se consideró como una falta de respeto.
La actitud abonó aún más a la polarización que existe debido a la corriente revisionista que se impulsa desde América para que España pida una disculpa por la Conquista, ocurrido hace más de 500 años.
Llega la espada de Simon Bolívar a la ceremonia de toma de posesión de Gustavo Petro porque el nuevo presidente quería tenerla en el escenario (algo que ocasionó retraso).
En entrevista para Sputnik, el historiador mexicano Federico Navarrete considera que la actitud de Felipe VI evidencia una falta de sensibilidad hacia Latinoamérica, pues si bien el acto no estaba dentro del programa oficial, "llama la atención que los otros jefes de Estado sí se pararon".
Marca una profunda insensibilidad para su relación con Latinoamérica, si lo tomamos como que él es un rey, el acto es como decir que es ilegítima la independencia de América porque él no respeta la figura simbólica de la independencia de América, que es Simón Bolívar", comenta Navarrete Linares.
En este sentido, el autor de Hacia otra historia de América considera que el desplante "sí habla de un distanciamiento, pero sobre todo habla de una torpeza absoluta" de los monarcas españoles que son incapaces de "concebir el verdadero tamaño que tiene el mundo y unos delirios de grandeza que a estas alturas son francamente ridículos".
"No puede ser que la corona española crea que las naciones latinoamericanas le deban algún tipo de pleitesía 200 años después o que deben estar subordinadas", señala Federico Navarrete.
En esta misma línea, el periodista y ensayista español Pascual Serrano comenta para Sputnik que la actitud de Felipe VI es un desplante y "es un comportamiento que no corresponde porque han pasado dos siglos", y si se consideran países hermanos, no se debe seguir "recurriendo a tics de que un libertador no se merezca el reconocimiento y el respeto que debería".
En teoría, en la cultura diplomática y en la cultura de España se tiene considerado, respetado y aceptado el reconocimiento que merecen los libertadores americanos, sólo hace falta que los borbones estén a la altura de los tiempos y no permanezcan sentados en el siglo XIX", comenta Serrano.
El autor de Prohibido dudar señala que, si bien es "un desplante de la monarquía", se debe recordar que ésta actúa conforme al gobierno en turno, dado que "la corona española forma parte de una institución del Estado que es la Casa Real", por lo que "no existe una postura oficial autónoma", ni siquiera desde el punto de vista administrativo.
"Mi percepción es que, en el gobierno español, en este momento, no está la intención de hacer este acto de no consideración, de desprecio, de falta de respeto a Colombia, pero probablemente sí lo esté en la Casa Real que nunca se ha caracterizado ni por su sensatez ni por su diplomacia", critica el escritor.
Un debate histórico que podría escalar
Si bien el gesto del rey Felipe VI reavivó el debate sobre la postura de España ante a Conquista, para Pascual Serrano este tipo de discusiones pueden ser usadas como una cortina de humo, tanto en España como en América Latina.
Los debates sobre la historia de España con América latina pueden ser un desvío de atención peligroso por parte de españoles reaccionarios que quieren confirmar las reminiscencias de un imperio español que ya no existe, pero también muchas veces de gobiernos latinoamericanos que quieren desviar la atención de los abusos y colonialismos actuales, y quieren desviarlos hacia a colonialismos antiguos", advierte Serrano.
Por su parte, Federico Navarrete considera que el actual discurso de gobiernos de izquierda latinoamericanos contra el imperialismo "es una cuestión retórica", toda vez que no se busca un aislamiento de las economías o algún tipo de confrontación diplomática.
No obstante, el historiador también advierte que, en un gobierno de ultraderecha español, donde se impulse un discurso en favor de la hispanidad, este tipo de gestos sí podrían escalar.
"Este tipo de gestos gratuitos y ofensivos como el del rey sí pueden tener la capacidad de transformar lo que había sido un diferendo histórico y simbólico en un disgusto y conflicto mayor, pero eso se debería sobre todo a la arrogancia y la torpeza del rey", opina.
Incluso, el historiador mexicano considera que, más allá de las consecuencias inmediatas, esto podría alentar a los sectores de ultraderecha latinoamericanos, enraizados en la tradición católica, y que sí apoyan un discurso en favor de la corona.
Si algo caracteriza a la ultraderecha española es su profundísima necedad. Lo que a mí me preocupa son los sectores de ultraderecha de América Latina que lo están apoyando", señala Navarrete Linares.
En sintonía, Pascual Serrano advierte que un gobierno de ultraderecha español sí "intentaría rentabilizar" desplantes así, como ya lo hizo, a pesar de que, en general, en España no se percibe un ambiente hostil hacia Latinoamérica comparable al que surgió en Estados Unidos con Donald Trump y que se materializó en la campaña "Make America great again".
Por ello, el periodista español considera que una solución en el corto plazo es revisar la participación del Gobierno español en estos casos, si es prudente que sea el presidente del gobierno en turno quien acuda como representa a este tipo de eventos, o incluso valorar futuras invitaciones al monarca.
"¿Por qué América Latina tendría que invitar a un individuo que no ha sabido comportarse a la altura que se debía?", cuestiona el escritor.
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