La Ucrania orientral contra la occidental: historia de una división

Antes del siglo XX las regiones occidentales y orientales de la Ucrania contemporánea formaron parte de diferentes países. El centro, el sur y elestedel país fueron partes del Imperio ruso. Entretanto, las tierras occidentales de Ucrania en diferentes períodos pertenecieron a Polonia y a Austria-Hungría. En 1945 el territorio de Transcarpatia ingresó en el seno de la Ucrania socialista. Solo en la etapa final de la Segunda Guerra Mundial todos estos territorios pasaron a formar parte del Estado unido ucraniano. En 1954 la Rusia socialista entregó la región de Crimea a la Ucrania socialista.

El mismo hecho de que durante mucho tiempo los territorios de Ucrania pertenecieran a diferentes países ha tenido su influencia en la cultura y los valores de la población. De ahí proviene la diferencia en sus afiliaciones: el este elige a Rusia, mientras que el oeste prefiere Europa.

Las elecciones de 2004 demostraron que la población de Ucrania tiene diferentes percepciones sobre el futuro de su Estado. La segunda ronda de las presidenciales de aquel año resultó en la llamada Revolución Naranja y en la eventual victoria del candidato proeuropeo Víktor Yúschenko. Las protestas que comenzaron en noviembre de 2013, conocidas como Euromaidán, y la guerra civil que les siguió, confirmaron otra vez más que había un conflicto de intereses entre las regiones orientales y occidentales de Ucrania.

Una de las principales razones detrás de la división que se produjo en la década de los 2000 fue el problema del idioma ruso. A lo largo de toda la historia contemporánea de Ucrania la cuestión del uso del ruso era una herramienta que los políticos usaban para influir sobre su electorado. Donbás ha sido una región mayormente rusohablante, mientras que en las zonas rurales de esta zona el súrzhik era y sigue siendo muy común. Es una variedad mixta que se deriva del contacto entre las lenguas rusa y ucraniana.

El 8 de agosto de 2012 una ley que permitía usar un idioma regional —el ruso recibió este estatus en toda la parte este del país— junto con el idioma estatal del país, el ucraniano, entró en vigor.

El 23 de febrero de 2014, justo después del cambio de poder, la Rada Suprema de Ucrania —el Parlamento— derogó la ley sobre el estatus del idioma ruso. Esta noticia resultó en una fuerte ola de disturbios en todas las regiones del sur y del este de Ucrania. Los habitantes locales consideraron que la derogación de la ley constituía una violación de su derecho a hablar en su lengua materna. En ese momento la población de estas regiones ya expresaba su desacuerdo con los sucesos y los procesos políticos que tenían lugar en Kiev.

Una razón más detrás de la brecha en los puntos de vista de los habitantes de las regiones orientales y occidentales de Ucrania ha sido la rusofobia de los activistas proeuropeos. La rusofobia abierta se manifestaba en los eslóganes de los activistas del llamado Euromaidán: "Quien no salta, es moskal —nombre peyorativo que se usa en Ucrania para referirse a los rusos—", "Los moskales a la horca", "Acuchillar a los moskales". Las personas que difundían estos eslóganes son miembros de la ultraderecha.

Los habitantes de las regiones orientales, que son rusohablantes, no apoyaron a estos sentimientos tan radicales. Después de un tiempo, los activistas que estuvieron detrás de la autoproclamación de la independencia de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk se sinceraron diciendo que habían visto la creciente rusofobia como una amenaza para su propia existencia. Según el censo de 2001, en la región de Donetsk el 57% de la población se consideraba ucraniana, mientras que el 38% era rusa; en la región de Lugansk, el 58% de la población afirmaba que pertenecían a la etnia ucraniana, mientras que el 39%, a la rusa. Aún así, la mayoría en estos territorios habla el idioma ruso. La rusofobia, junto con las tendencias de 'ucranización', tan temida por los habitantes de Donbás, pudo privarlos de sus valores culturales fundamentales.

La política encaminada a legalizar las agrupaciones neonazis hunde sus raíces en la época previa a los sucesos del llamado Euromaidán. Por ejemplo, en 2010 el entonces presidente Víktor Yúschenko otorgó el título honorífico de Héroe de Ucrania al principal ideólogo del nacionalismo ucraniano y líder del radical Ejército Insurgente Ucraniano (UPA, por sus siglas en ucraniano), Stepán Bandera.

La primera en protestar contra esta decisión fue la Corte del Distrito de Donetsk. Víktor Yanukóvich, quien pasó a ocupar el lugar de Yúschenko como presidente y de hecho provenía de Donbás, anuló en 2011 la decisión de otorgar el título de Héroe de Ucrania a Bandera.

Se considera que los principales activistas del llamado Euromaidán fueron el líder de la organización radical —proscrita en Rusia— Pravi Sektor —o Sector Derecho, en español—, Dmitri Yárosh, y el líder del partido Svoboda, Oleg Tiagnibok. Tras el Euromaidán varias agrupaciones y partidos de derecha empezaron a funcionar abiertamente en Ucrania.

Desde 2014 en Leópolis y Kiev se celebran marchas de neonazis para conmemorar el día de nacimiento de Stepán Bandera. El 28 de abril de 2021 en Kiev por primera vez tuvo lugar una marcha dedicada al día de la creación de la división ucraniana Galizien —Galicia de los Cárpatos— de la SS alemana nazi.

Otro lado de la división en la sociedad ucraniana es la brecha eclesiástica. En 1992, pese a las protestas de la Iglesia Ortodoxa Rusa, el metropolitano Filareto proclamó unilateralmente la creación de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana del Patriarcado de Kiev, separado completamente del Patriarcado de Moscú. La cuestión de la separación del Patriarcado de Kiev del moscovita empezó a tener un aspecto claramente político. A los feligreses de la iglesia del Patriarcado de Moscú les acusaron de ser cómplices del Kremlin. Entretanto, los partidarios de la división tomaron por la fuerza catedrales e iglesias del Patriarcado de Moscú, ubicadas en el territorio ucraniano.

En abril de 2018 el entonces presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, envió al patriarca de Constantinopla, la autoridad suprema de toda la Iglesia ortodoxa, Bartolomé I, una solicitud de otorgar la autocefalia a la Iglesia ucraniana, es decir, darle el estatus totalmente independiente dentro del sistema de las iglesias ortodoxas. Esta solicitud fue firmada por los jefes religiosos de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana del Patriarcado de Kiev.

El 5 de enero de 2019 el patriarca Bartolomé firmó un tomos —decreto— sobre la autocefalia de la nueva Iglesia Ortodoxa de Ucrania, que había sido creada en diciembre de 2018. El tomos fue transferido de manera oficial al metropolitano Epifanio, jefe de la nueva iglesia, el 6 de enero de 2019.

Además, hay que tener en cuenta que en Ucrania la mayor parte de la población de sus regiones occidentales no profesan el cristianismo ortodoxo, como en el centro, el este y el sur, sino el catolicismo.

Ninguna de estas razones en particular por sí sola pudo ser el pretexto para la guerra. Pero, incluso si tomamos en consideración todas estos factores en su conjunto, surge la pregunta: ¿de verdad el grado de la intransigencia de los ciudadanos de ese país era tan alto que fue suficiente para derramar sangre? O ¿tal vez crear dicha brecha en la sociedad fue parte de una operación deliberada? En cualquier caso, lo que pasó entre 2014 y 2022 solo amplió aún más el abismo entre los diferentes grupos de la población. Y todavía nadie sabe si estos grupos lograrán algún día perdonarse y vivir en paz.