Lima, la desatenta ciudad a la que le aguarda un sismo de gran magnitud
22:40 GMT 21.01.2022 (actualizado: 11:42 GMT 22.01.2022)
© AFP 2023 / Ernesto BenavidesLima, la capital de Perú
© AFP 2023 / Ernesto Benavides
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LIMA (Sputnik) — En la madrugada del 7 de enero, un sismo de magnitud 5,6 sacudió Lima, la capital de Perú, ciudad que alberga cerca de 10 millones de habitantes. El temor de un gran terremoto se reavivó como una deuda mortal que no salda aún la urbe.
Consideremos esto. El último sismo de consideración en Lima ocurrió en 1974, alcanzó los seis grados de magnitud y ocasionó daños en viviendas y decenas de muertos y heridos. Si bien estos últimos no fueron una cifra gravísima, lograron colapsar el sistema sanitario de entonces.
Visto así, Lima lleva 47 años en silencio sísmico, lo que de tanto en tanto y solo porque la tierra tiembla más o menos fuerte, hace que una población quizá muy confiada en su buena suerte, hable con efímero y pasajero temor del próximo gran sismo que debería castigar a la capital peruana.
Tensa quietud
¿En verdad a Lima le espera un sismo fatal o hay una posibilidad de que la ciudad se salve de eso? Hernando Tavera es sismólogo y presidente ejecutivo del Instituto Geofísico del Perú (IGP), oficina adscrita al Ministerio del Ambiente. En diálogo con la Agencia Sputnik, responde:
"Los sismos son cíclicos, es decir que siempre van a volver a ocurrir. Determinar un tiempo evidentemente no es posible, pero es cíclico y por lo tanto va a volver, puede ser mañana, puede ser en un año, pero de todas maneras va a ocurrir", dice Tavera.
Sin embargo, el especialista no refiere al sismo de 1974 como el último de gran magnitud en Lima, sino al ocurrido en 1746 que, según testimonios y registros de la época, se calcula que tuvo su epicentro frente a las costas de la capital y alcanzó una magnitud de 8,8. En ese sentido estaríamos hablando de un silencio sísmico de 276 años para un evento realmente catastrófico, aunque Tavera hace una salvedad en la terminología.
"Cuando hablamos de 'silencio sísmico' entendemos que se refiere a un área en la que no ocurre un movimiento fuerte desde hace tiempo, pero ese término ya dejó de utilizarse en los años 80. Ahora se habla de zonas de acoplamiento máximo de placas, y con eso estamos diciendo que hay zonas en que las placas [tectónicas] están en constante movimiento, pero otras en las que las placas están tan adheridas, acopladas, que evitan el desplazamiento", afirma el sismólogo.
Visto así, el presidente del IGP dice que en las costas del departamento de Lima, cuya capital es la ciudad homónima, se ha detectado un "área acoplada" (zona donde las placas están adheridas sin moverse) de 400 kilómetros de largo, y que esa área, cuando se mueva, es la que más probablemente vaya a generar un sismo como el de 1746, porque a pesar de la quietud, es imposible que vaya a permanecer así por siempre.
Pronóstico pesimista
La urbe de 10 millones de habitantes que es Lima está ubicada principalmente en un desierto, además de estar caracterizada por una casi inexistente planificación en su diseño y construcción. Lima ha ido creciendo de manera informal, como ha podido y según lo han hecho sus habitantes, mayormente personas de bajos recursos.
"La pregunta que uno tiene que hacerse es si las casas en Lima soportarán un sacudimiento fuerte. Uno mira Lima y ve que hay casas o edificios de concreto construidos fuera de la norma, gran cantidad de viviendas autoconstruidas con materiales no adecuados, gran cantidad de viviendas antiguas de la época de la colonia (...) Creo que no se necesita ser un geofísico o un científico para darse cuenta de que el panorama es desalentador", afirma Tavera.
Por otro lado, el sismólogo habla sobre la desidia de la población y se refiere a la hace poco estrenada película Don't Look Up (Mo Miren Arriba) para graficar la situación de la comunidad científica en Perú.
En Don't Look Up, un grupo de científicos busca advertir a la humanidad de la inminencia de un gran desastre, y lo mismo, afirma Tavera, parece suceder con el IGP y la población de Lima.
Para el especialista, da la sensación de que se espera la llegada de algún experto extranjero para que se tomen en cuenta sus advertencias: no hay forma de que un sismo grave no suceda, tarde o temprano, en Lima. Y hay que tratar de estar preparados.