¿Por qué la OEA no participará como observador en las elecciones de Nicaragua?
© Sputnik / Danay GallettiConsejo Supremo Electoral de Nicaragua
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Las elecciones generales de Nicaragua, previstas para este 7 de noviembre, contarán con la presencia de más de 200 acompañantes internacionales, en sustitución de observadores tradicionales de los procesos en la región como la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea y el Centro Carter, de Estados Unidos.
El 19 de octubre último, durante una visita a Turquía, el ministro de Relaciones Exteriores de la nación centroamericana, Denis Moncada, aseguraba que "la posición de nuestro Gobierno es no invitar a la OEA después de su participación en un golpe de Estado en Bolivia", tras los comicios presidenciales de 2019 en el país sudamericano y con el pretexto de supuestas irregularidades en esa actividad cívica.
En aquella oportunidad, el bloque regional asumió el mismo discurso de las fuerzas opositoras al entonces mandatario Evo Morales (2006-2019), causantes de las protestas sociales con un saldo de más de 30 muertos, la renuncia del líder indígena y la asunción al poder de la senadora de derecha Jeanine Áñez, encarcelada desde marzo último por varios procesos en su contra.
Incluso, la Cancillería boliviana en agosto de este año respondió a otro ataque de la OEA —que había refutado la validez del peritaje realizado por expertos de la universidad española de Salamanca, el cual concluyó que era improbable el fraude electoral en 2019—, y advirtió a su secretario general, Luis Almagro, que "no se permitirá un nuevo intento de acciones desestabilizadoras y se pone en alerta a la comunidad internacional (…) sus palabras y agresiones constituyen un acto de injerencia en asuntos internos".
Ese capítulo de la historia reciente, aún no sanado en su totalidad y que pudo costarle la vida a Morales —asilado tras el golpe en Argentina y México—, constituye el argumento anunciado por Nicaragua para frenar la "observación" de la OEA en el venidero proceso electoral, con un número de votantes superior a los 4 millones.
"En teoría esa organización debería ser legítima, respetuosa del derecho internacional, un espacio de diálogo y concertación, sin embargo, desde hace décadas y con énfasis especial en los últimos años resulta una herramienta de intromisión, alteración y crisis para los países del área, en consonancia con los intereses de Estados Unidos", aseguró a Sputnik el economista nicaragüense Francisco Lara.
Las #elecciones de #Nicaragua, previstas para este 7 de noviembre, contarán con la presencia de más de 200 acompañantes internacionales, en sustitución de observadores tradicionales de los procesos en la región como la Organización de Estados Americanos (#OEA). pic.twitter.com/tYYRgFTBkI
— Sputnik Reporteros (@Sputnik_Report) November 5, 2021
La OEA y los líderes de ficción
Lara, también escritor y fundador de la Policía Nacional en 1979, calificó de desafortunadas las posiciones asumidas por el foro respecto a decisiones soberanas de sus países miembros y, a su juicio, sufre un proceso histórico de desnaturalización y se consolida como un instrumento imperialista de control.
"Desde su postura, obstaculiza y desconoce la emergencia de modelos progresistas y de izquierda y voces propias en la gestión política, económica y social a lo interno de las naciones y apoya a los sectores tradicionales de la oposición oligarca, en su papel de agentes extranjeros o líderes de ficción que reciben financiamiento y órdenes para generar subversión interna", indicó.
29 de octubre 2021, 22:31 GMT
Como parte de esa estrategia, apuntó Lara, impulsan candidatos electorales o figuras que asumen determinados poderes, entre ellos destaca el caso de Juan Guaidó, autoproclamado presidente de Venezuela en 2019, consolidado hoy como la piedra en el zapato de los partidos opositores que una vez lo respaldaron, y apoyado por la OEA para "redemocratizar y reinstitucionalizar" el país.
En Nicaragua también hubo intentos este año de construir un mecanismo Guaidó, personaje ya desgastado y descalificado, mediante figuras o grupos mediáticos, cuya intención no era la de participar de manera legítima en las elecciones generales para la selección del presidente, vicemandatario y diputados a la Asamblea Nacional y el Parlamento Centroamericano.
"El propósito era intervenir como candidatos y, de resultar perdedores, desconocer los resultados y colocar al vencido en el máximo cargo. ¿Estados Unidos permite que una potencia externa cree dentro de su territorio una organización, promueva liderazgos, impulse una plataforma política y postule aspirantes a la presidencia? No lo permite, ¿y por qué lo vamos a hacer nosotros?", apuntó.
Para el analista político uruguayo Jorge Capelán la OEA es genéticamente incapaz de desarrollar la democracia en América Latina porque, a su juicio, es el ministerio de colonias de Estados Unidos en el área. En los primeros momentos del intento de golpe en abril de 2018, la postura de Almagro reflejó una imparcialidad aparente.
Sin embargo, en la medida que avanzó la crisis, el organismo aprobó resoluciones en las cuales exhortaban al Gobierno a establecer un calendario electoral, y crearon una comisión, en apariencia, para "realizar gestiones diplomáticas a fin de procurar una solución pacífica y efectiva a la crisis política y social que prevalece en Nicaragua", según refleja la página de ese foro regional.
"El brazo más beligerante fue la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que llegó al país invitada por el Gobierno de Daniel Ortega el 17 de mayo de 2018 y con el propósito de reunir las denuncias de todas las partes. Los funcionarios en el terreno pertenecían a las ONG golpistas y si había acusaciones de sandinistas, no las recibían", recordó Capelán.
Capelán aseguró que enviaron pruebas, entre ellas, fotos y videos de torturas cometidas contra representantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y la conclusión de ese grupo de observadores solo fue la condena a las acciones del Gobierno vinculadas con una supuesta discrepancia con los derechos y garantías protegidas por la Constitución de 1987.
"Ellos se convirtieron en operadores directos del golpe. Luego Donald Trump, entonces presidente de Estados Unidos, entra en la retórica contra el ejecutivo nicaragüense, y Almagro aumentó su discurso de agresividad. Con esos antecedentes, el país centroamericano no tiene por qué conceder credibilidad a la OEA y a sus misiones de observación, cuyo propósito es el de subvertir y deslegitimar el proceso electoral", explicó.
¿Acompañantes u observadores?
© Sputnik / Danay GallettiBoleta única para elecciones de Nicaragua
Boleta única para elecciones de Nicaragua
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La reforma a la Ley 331 o Ley Electoral, aprobada el 4 de mayo último, sustituyó la observación electoral por la figura de "acompañante" y de acuerdo con la magistrada del Consejo Supremo Electoral (CSE), Mayra Salinas, "es como el amigo que llega a tu casa y puede compartir, ver, disfrutar, conocer y recomendar".
Pedro García, perteneciente al Partido Comunista de España, aseguró a Sputnik que el embajador de Managua en Madrid, Carlos Antonio Midence, fue quien los contactó para ejercer como acompañantes el venidero domingo 7.
"Espero encontrar un proceso democrático, independiente y sin injerencias de ningún territorio extranjero. También a un pueblo que elija su propio camino, aunque este no le guste ni al imperio, ni al capitalismo. Hasta el momento he encontrado un país seguro, tranquilo y que lleva el proceso electoral con muchísima normalidad", aseveró.
De acuerdo con el inciso 9 de la mencionada legislación, el Consejo Supremo Electoral reglamentará la acreditación y participación correspondiente a los acompañantes del proceso electoral, lista difundida el pasado mes de septiembre y que incluye, entre otros, a Gregorio Luis Mondaca, del Movimiento del Socialismo Allendista en Chile.
Otros invitados son: José Luis Centella y Miguel Ángel Bustamante, ambos también del Partido Comunista de España; Gerry Condon, expresidente de Veteranos por la Paz de Estados Unidos, organización fundada en 1895 y Jorge Alberto Kreyness, secretario de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de Argentina.