Nicaragua: ¿en qué consiste la campaña de deslegitimación contra las elecciones de noviembre?
© AP Photo / Esteban FelixPartidarios del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)
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El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) enfrenta, durante los procesos electorales en Nicaragua, no solo a una oposición local, sino también a los intereses extranjeros representados por la Embajada de Estados Unidos, la Unión Europea y mecanismos regionales como la Organización de Estados Americanos (OEA).
Así expresó a Sputnik el académico Leonardo González, para quien el triunfo del FSLN en los comicios presidenciales de 2006 —en los cuales ganó Daniel Ortega—, demostró, frente a la sistemática campaña antisandinista y de terror mediada por la injerencia foránea, que sí podían volver al poder, transformar la realidad y asumir iniciativas públicas en tiempos de paz.
Este domingo 7 de noviembre, los nicaragüenses elegirán al presidente, vicepresidente, 90 diputados a la Asamblea Nacional y a 20 del Parlamento Centroamericano. Ortega, en el poder desde 2007, espera renovar su mandato en esta oportunidad, mientras que solo participan candidatos de seis partidos de la oposición.
Además del FSLN, participan en las elecciones el Partido Liberal Constitucional (PLC) —en el poder desde 1996 hasta 2006, con los presidentes Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños—; Camino Cristiano Nicaragüense (CCN); Partido Alianza Liberal Nicaragüense (ALN); Partido Alianza por la República (APRE) y Partido Liberal Independiente (PLI).
Para González docente de la Facultad de Humanidades y Ciencias Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), en 2006 el FSLN llegó al poder por la vía comicial con las "reglas de juego" establecidas por la derecha, sus magistrados, leyes y reformas electorales tras 16 años de gobiernos neoliberales, y ahora trata de revalidar sus credenciales.
"El FSLN ha transformado la realidad política, social, económica e histórica de todos los nicaragüenses", mientras que "los partidos de derecha en Nicaragua no representan los intereses de la mayoría", analiza Leonardo González sobre las venideras elecciones en #Nicaragua. pic.twitter.com/57oMbP68ca
— Sputnik Reporteros (@Sputnik_Report) October 29, 2021
Triunfo del sandinismo
La Revolución Sandinista triunfó el 19 de julio de 1979, tras varios años de lucha armada protagonizada por el FSLN. El frente, surgido en 1961, puso fin a una historia de terror de más de cuatro décadas protagonizada por la dinastía Somoza que arrancó con el padre Anastasio y continuó con sus hijos Luis y Anastasio.
Refieren testimonios de la época que la última figura de esa casta no solo extendió el periodo dictatorial, también le recordó a diario a los ciudadanos, con mano de hierro, sometimiento y torturas, quien ostentaba el poder, de ahí la significación histórica que para el pueblo representa el sandinismo.
En 1981, la administración estadounidense presidida por Ronald Reagan comenzó la guerra contra el movimiento de izquierda y autorizó a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) cerca de 20 millones de dólares para la conformación de una fuerza paramilitar contrarrevolucionaria, conocida como los Contras, compuesta por antiguos miembros de la Guardia Nacional.
La CIA, de conjunto con elementos vinculados a la dictadura argentina de Jorge Rafael Videla, estableció campos de adiestramiento para la Contra en territorio hondureño, suministró insumos necesarios para su supervivencia, y para el año fiscal 1984 el Congreso de EEUU cedió a esa organización un monto de 24 millones de dólares en su cruzada contra el Gobierno de Nicaragua.
El conflicto bélico entre los Contras y el sandinismo dejó un saldo de entre 30.000 y 50.000 muertos, y el 25 de febrero de 1990, fecha de los comicios presidenciales, la victoria de Violeta Barrios de Chamorro —la primera mujer en América Latina elegida en las urnas— al frente del partido Unión Nacional Opositora (UNO) marcó el comienzo de 16 años de gobiernos neoliberales.
Los dos sectores de la oposición
El investigador mencionó la existencia de dos tipos de oposición: una que mantiene el cauce jurídico-institucional, con el respeto al resultado de los comicios, y otra abocada a desvirtuarlo desde mecanismos globales y que estará ausente de las elecciones de 2021, como sucede con las agrupaciones Restauración Democrática (RD), Partido Conservador (PC) y Ciudadanos por la Libertad (CXL)
A ello hay que agregar la presión desde el exterior: "Nosotros sabemos cómo actúan los observadores internacionales, con la imposición de sus criterios y el irrespeto a la soberanía. Ningún ciudadano nicaragüense puede ceder su autonomía al servicio de una potencia extranjera, eso es calificado en el país como traición, sancionado y juzgado por el Estado", explicó.
Carlos Manuel García, técnico electrónico y militante del FSLN desde 1977, advirtió a Sputnik sobre los intentos desestabilizadores de la administración norteamericana y sus aliados nacionales y foráneos: "Al no contar con candidatos para un posible triunfo electoral, asumieron una táctica similar a la de Bolivia, pero no cuentan aquí con el respaldo de las fuerzas armadas y la policía".
García se refirió al golpe orquestado en noviembre de 2019, tras la reelección del mandatario indígena Evo Morales, y la llegada al frente del gobierno de facto de Jeanine Añez. Apuntó que esas maniobras comprenden la creación de grupos subversivos bajo la fachada de la democracia y destinados a la organización de actos como las manifestaciones del 18 de abril de 2018.
"El propósito fue estimular un estallido social mediante el uso de algunas debilidades administrativas, el descontento y la violencia y protagonizar un golpe de estado, no obstante, el pueblo descubrió a tiempo la manipulación y las fake news difundidas en contra del Gobierno del compañero Daniel Ortega", recordó.
¿Qué caracteriza a la cruzada comunicacional antisandinista?
Según González, los medios y partidos contrarios al Gobierno de Ortega utilizan el encarcelamiento de, al menos, una treintena de líderes opositores para ensombrecer o desconocer el calendario electoral, si bien su reclusión responde a la Ley de Defensa de los Derechos del Pueblo a la Independencia, Soberanía y Autodeterminación para la Paz, o Ley 1055, aprobada el 21 de diciembre de 2020 por el parlamento nicaragüense.
"Las agrupaciones políticas incluidas, intervienen no para acompañar la esperanza, reorganización y fortalecimiento del poder ejecutivo y legislativo, sino con el propósito de mantener jurídicamente su organización partidista, tras la obtención de un porcentaje en el proceso comicial. Resulta más un mecanismo administrativo que una estrategia política opositora", opinó el estudioso.
En su consideración, esos grupos no representan los intereses de la mayoría pues, según encuestas aplicadas en los 16 departamentos del territorio centroamericano, el FSLN ostenta más del 70% de aceptación, legitimidad y apoyo, "para los nicaragüenses esa es la única opción que mantendría la dignidad, libertad, paz y desarrollo", señaló.
Para González "ninguno de los partidos de derecha ofrece programas reales". El experto recordó que, con la reforma constitucional de 2014, la democracia, además de representativa, incorporó los términos de directa y participativa, aplicada para todos los ciudadanos, sin distinción de ideología política, en los 153 municipios.
A su juicio, la campaña de deslegitimación comenzó en 2006 con el desconocimiento del resultado electoral que le dio el triunfo a Ortega y siguió en 2011, cuando ni la OEA ni la Unión Europea reconocieron los votos con los cuales el dirigente sandinista fue reelegido.
Victoria electoral del sandinismo
© Sputnik / Danay GallettiBandera del Frente Sandinista de Liberación Nacional
© Sputnik / Danay Galletti
Una vez asumió la presidencia el 10 de enero de 2007, Ortega retomó las posturas históricas del Frente, asumió la Constitución de 1987 y restituyó a la sociedad nicaragüense los derechos constitucionales a la salud y la enseñanza universales y gratuitas.
Desde que el FSLN dejó el poder en 1990, ocuparon la dirección del país una serie de gobiernos neoliberales, cuya mala gestión resultó evidenciada por la miseria y pobreza, la ausencia de carreteras, escuelas y hospitales y, sumado a ello, la educación pública superior carecía de presupuesto y los estudiantes continuamente reclamaban ese financiamiento en las calles.
Esa realidad cambió a partir de 2007 con el triunfo del sandinismo y, en los últimos 14 años, Nicaragua corrigió el rumbo y afianzó su inserción en organismo regionales, pues esa victoria aconteció en paralelo al advenimiento de gobiernos progresistas en América Latina encabezados por Hugo Chávez, de Venezuela; Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasil; Néstor Kirchner en Argentina; Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador.
Los logros de más de una década han sido notables. González mencionó algunos cambios sociales de este periodo, por ejemplo, el incremento en el acceso al servicio eléctrico y agua potable de un 60% a un 98% de la población tanto urbana como rural, el incremento de centros hospitalarios de 12 a 50 y la proyección de construir 17 más y una adecuada ejecución en préstamos internacionales respecto al impulso de políticas públicas.
En 2018 hubo significativas protestas en Nicaragua y, a juicio del académico de la UNAN "Nicaragua siempre ha estado en el centro de las disputas regionales por la geografía y recursos del país. En abril de ese año, la extrema derecha con el respaldo de Estados Unidos vino por el estado y el poder y encontraron al pueblo en defensa de su soberanía. Este 7 de noviembre ratificaremos un modelo económico exitoso, impulsado por el FSLN y todos los sectores sociales", concluyó.
El frente, encabezado por el presidente Ortega y la vicemandataria Rosario Murillo, apuesta en su gestión por un Plan Nacional de lucha contra la pobreza y a favor del Desarrollo Humano entre los años 2022 y 2026, así como, un nuevo ciclo de crecimiento económico, a partir de las proyecciones de este año de un Producto Interno Bruto de 8%.