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Cómo la pandemia cambió el crimen organizado en América Latina, el otro virus mutante
Cómo la pandemia cambió el crimen organizado en América Latina, el otro virus mutante
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Durante la pandemia, en siete países de América Latina las organizaciones criminales se fortalecieron y expandieron sus delitos. Según el análisis de expertos... 17.08.2021, Sputnik Mundo
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Las economías latinoamericanas han sido de las más golpeadas en el mundo por la pandemia. Menos dinero en los bolsillos y más hambre, obligó a los Gobiernos a movilizar fondos y personal para hacer frente a la crisis. Sin embargo, no todos invirtieron de igual manera ni se pudieron hacer cargo de todos los desafíos. En ese contexto, se crearon nuevas oportunidades económicas para las organizaciones criminales transnacionales (OCT).Expertos de la Universidad Internacional de Florida —FIU, por sus siglas en inglés—, advierten que las OCT se fortalecieron en algunas zonas de América Latina y el Caribe."La capacidad operacional, la adaptabilidad, las redes expansivas y los bolsillos profundos de las OCT les han proporcionado oportunidades para explotar los vacíos dejados por las desbordadas instituciones y por las estresadas cadenas de mercado en toda la región" durante la pandemia, advierten los autores del informe La Mutación del Crimen Organizado en la Era de COVID-19 en América Latina, José Miguel Cruz y Brian Fonseca, de la FIU.La pandemia de COVID-19 "puede ser a la larga un punto de inflexión por el cual se aceleren aún más las desafortunadas tendencias delictivas y de seguridad de los últimos tres decenios", aseguran.¿Cómo funcionan las organizaciones criminales en América Latina?Incluso desde antes de la pandemia, la región alberga a algunos de los "grupos criminales más dominantes, adaptables y violentos del mundo", asegura Cruz y Fonseca. Los análisis de Insight Crime —una organización que estudia y reportea sobre el crimen organizado en la región— indican que desde la década de 1990 estas bandas criminales han evolucionado de estructuras organizativas altamente centralizadas y jerárquicas, a redes criminales trasnacionales "expansivas y ágiles".Según los expertos de la FIU, gestionan diversos "portafolios ilícitos":Ahora, debido a la pandemia, las OCT "se están expandiendo a otros sectores, incluyendo aquellos que el Estado está simplemente demasiado abrumado para manejar".Ya a finales del 2020, el secretario general de la Interpol, Jürgen Stock, alertó que "mientras los Gobiernos se preparan para implementar vacunas, las organizaciones criminales planean infiltrarse o interrumpir las cadenas de suministro. Es fundamental que las fuerzas del orden estén lo más preparadas posible para lo que será una avalancha de todo tipo de actividad delictiva relacionada con la vacuna COVID-19".El 24 de marzo de 2021, las autoridades mexicanas decomisaron 5.700 dosis de la vacuna rusa Sputnik V en una aeronave privada en el Aeropuerto Internacional de Campeche, con destino a Honduras, informó en su web el Gobierno de México.Según describen, "en el interior dos hieleras con 1.155 frascos con lo equivalente a 5.775 dosis de la vacuna rusa contra COVID-19, ocultas entre refrescos y golosinas".Crimen organizado en NorteaméricaDurante la pandemia, los investigadores comprobaron que varios grupos criminales mexicanos —entre ellos la organización del Chapo Guzmán y el Cartel Jalisco Nueva Generación— han estado repartiendo alimentos a las comunidades que controlan, "como una manera de ganar legitimidad pública".Sin embargo, estas OCT están junto al Cartel de Sinaloa, el Cartel del Golfo y el Cartel de Los Zetas, entre las más "penetrantes y poderosas del mundo". En conjunto, son responsables de más de 61.000 desapariciones forzadas y muchas más muertes desde la década de 1960, según datos del informe.Para finales de 2020, México iba camino de tener el año más violento de su historia, con más de 40.000 asesinatos y una tasa prevista de homicidios superior a 27 por cada 100.000 habitantes.A su vez, los expertos de la FIU recuerdan que el reciente arresto y posterior liberación del exsecretario de la defensa del país, el general Salvador Cienfuegos Zepeda, "pone de manifiesto lo arraigadas que están las organizaciones criminales dentro del Estado mexicano".Las maras de Centroamérica y el CaribeLas organizaciones criminales centroamericanas y caribeñas, en general operan con el apoyo de políticos y agentes estatales corruptos. Así aseguran su estatus, "controlando los centros de transbordo y proporcionando puestos de trabajo a las poblaciones necesitadas", indican Cruz y Fonseca.Las pandillas vieron en la crisis una oportunidad para mostrar poder llenando el vacío estatal y se encargaron de hacer efectivos los confinamientos gubernamentales, e incluso de distribuir suministros de alimentos a las personas en sus comunidades. Entre ellas bandas como la MS-13 (Mara Salvatrucha) y Barrio 18 (La Pandilla Callejera 18), que se consolidaron en la década de 1990 en El Salvador, y hoy cuentan con más de 50.000 miembros a lo largo del país, Honduras y Guatemala.Además, Centroamérica atrae a otras organizaciones delictivas transnacionales que se reubican en la región "para aprovechar las terribles condiciones económicas, la debilidad de los Gobiernos, la disminución del estado de Derecho y la proximidad a importantes mercados", como el de Estados Unidos.Por su parte, el Caribe está proporcionando "rutas de contrabando vitales", que conectan a los productores con los consumidores.La cocaína de SudaméricaLas antiguas insurgencias colombianas y peruanas resistieron a las fuerzas de seguridad de los Gobiernos y "se convirtieron en OCT con alcance mundial y amplios portafolios ilícitos". Bolivia, Colombia y Perú siguen siendo importantes productores de cocaína, e incluso, Cruz y Fonseca consideran que "es posible que en los Andes aumenten los cultivos ilícitos, ya que se convertirán en una de las fuentes de ingresos más seguras para los campesinos y agricultores locales".Tras el cierre de fronteras con Venezuela para contener el brote de COVID-19, algunos informes mostraron que "miles de migrantes venezolanos desesperados terminaron cayendo en las garras de las organizaciones criminales que operan en la zona".En Colombia, tras la desmovilización de paramilitares en 2006, surgieron bandas criminales como parte de una "tercera evolución de las organizaciones de tráfico ilícito", según InSight Crime, "mucho más expansivas y diversas que sus predecesoras". Hoy, Colombia está experimentando una cuarta generación de empresas criminales "que poseen una enorme perspicacia empresarial, una mayor sofisticación tecnológica y son mejores tanto para mezclarse con la sociedad, como para fusionar los negocios legítimos con actividades ilícitas".Durante la pandemia, Venezuela se ha convertido en "un importante centro de distribución de drogas que salen de la región con destino a Estados Unidos, África occidental y Europa", aseguran Cruz y Fonseca. Según su informe, Venezuela también actúa como una importante fuente de tráfico sexual en el hemisferio.Las pandillas de varias favelas de Río de Janeiro aprovecharon la crisis de COVID-19 e impusieron toques de queda y distanciamiento social a los residentes y a las tiendas locales, a la vez que repartían artículos sanitarios, suministros médicos y alimentos.También estiman que Brasil podría convertirse en un nuevo actor transnacional "decisivo en la circulación de productos ilícitos, dada la interrupción de las actuales vías de circulación y la nueva demanda en lugares como Europa".Por ejemplo, el Primer Comando de la Capital (PCC), con sede en Sao Paulo, ha ampliado su huella más allá de las fronteras de Brasil para participar en mayor medida en el movimiento internacional de estupefacientes ilícitos que salen del Cono Sur.
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Cómo la pandemia cambió el crimen organizado en América Latina, el otro virus mutante
21:34 GMT 17.08.2021 (actualizado: 21:47 GMT 17.08.2021) Durante la pandemia, en siete países de América Latina las organizaciones criminales se fortalecieron y expandieron sus delitos. Según el análisis de expertos, aprovecharon el hambre y la falta de respuesta estatal para hacer frente a la crisis. ¿Qué métodos utilizaron y qué pueden hacer los Gobiernos para detenerlos?
Las
economías latinoamericanas han sido de las más golpeadas en el mundo por la pandemia. Menos dinero en los bolsillos y más hambre, obligó a los Gobiernos a movilizar fondos y personal para hacer frente a la crisis. Sin embargo, no todos invirtieron de igual manera ni se pudieron hacer cargo de todos los desafíos. En ese contexto, se crearon nuevas oportunidades económicas para las organizaciones criminales transnacionales (OCT).
Expertos de la Universidad Internacional de Florida —FIU, por sus siglas en inglés—, advierten que las OCT se fortalecieron en algunas zonas de América Latina y el Caribe.
"La capacidad operacional, la adaptabilidad, las redes expansivas y los bolsillos profundos de las OCT les han proporcionado oportunidades para explotar los vacíos dejados por las desbordadas instituciones y por las estresadas cadenas de mercado en toda la región" durante la pandemia, advierten los autores del
informe La Mutación del Crimen Organizado en la Era de COVID-19 en América Latina, José Miguel Cruz y Brian Fonseca, de la FIU.
12 de enero 2021, 22:03 GMT
La
pandemia de COVID-19 "puede ser a la larga un punto de inflexión por el cual se aceleren aún más las desafortunadas tendencias delictivas y de seguridad de los últimos tres decenios", aseguran.
¿Cómo funcionan las organizaciones criminales en América Latina?
Incluso desde antes de la pandemia, la región alberga a algunos de los "
grupos criminales más dominantes, adaptables y violentos del mundo", asegura Cruz y Fonseca. Los análisis de Insight Crime —una organización que estudia y reportea sobre el crimen organizado en la región— indican que desde la década de 1990 estas bandas criminales han evolucionado de estructuras organizativas altamente centralizadas y jerárquicas, a redes criminales trasnacionales "expansivas y ágiles".
Han pasado de ser empresas criminales enfocadas principalmente en el hemisferio y que funcionaban con dinero en efectivo, a redes delictivas mundiales que están profundamente vinculadas a los sectores público y privado a lo largo y ancho de la región", señalan los investigadores en el informe.
Según los expertos de la FIU, gestionan diversos "portafolios ilícitos":
Tráfico de drogas, seres humanos, armas, minerales y otros productos ilegales.
Secuestro con fines de obtener un rescate.
Ahora, debido a la pandemia, las OCT "se están expandiendo a otros sectores, incluyendo aquellos que el Estado está simplemente demasiado abrumado para manejar".
Ya a finales del 2020, el secretario general de la Interpol, Jürgen Stock,
alertó que "mientras los Gobiernos se preparan para implementar vacunas, las organizaciones criminales planean infiltrarse o interrumpir las cadenas de suministro. Es fundamental que las fuerzas del orden estén lo más preparadas posible para lo que será una avalancha de todo tipo de actividad delictiva relacionada con la vacuna COVID-19".
El 24 de marzo de 2021, las autoridades mexicanas decomisaron 5.700 dosis de la vacuna rusa Sputnik V en una aeronave privada en el Aeropuerto Internacional de Campeche, con destino a Honduras,
informó en su web el Gobierno de México.
Según describen, "en el interior dos hieleras con 1.155 frascos con lo equivalente a 5.775 dosis de la vacuna rusa contra COVID-19, ocultas entre refrescos y golosinas".
Crimen organizado en Norteamérica
Durante la pandemia, los investigadores comprobaron que varios grupos criminales mexicanos —entre ellos la
organización del Chapo Guzmán y el
Cartel Jalisco Nueva Generación— han estado repartiendo alimentos a las comunidades que controlan, "como una manera de ganar legitimidad pública".
Sin embargo, estas OCT están junto al Cartel de Sinaloa, el Cartel del Golfo y el
Cartel de Los Zetas, entre las más "penetrantes y poderosas del mundo". En conjunto, son responsables de más de 61.000 desapariciones forzadas y muchas más muertes desde la década de 1960, según datos del informe.
13 de mayo 2021, 22:05 GMT
Para finales de 2020, México iba camino de tener el año más violento de su historia, con más de 40.000 asesinatos y una tasa prevista de homicidios superior a 27 por cada 100.000 habitantes.
A su vez, los expertos de la FIU recuerdan que el reciente arresto y posterior liberación del exsecretario de la defensa del país, el general
Salvador Cienfuegos Zepeda, "pone de manifiesto lo arraigadas que están las organizaciones criminales dentro del Estado mexicano".
Las maras de Centroamérica y el Caribe
Las
organizaciones criminales centroamericanas y caribeñas, en general operan con el apoyo de políticos y agentes estatales corruptos. Así aseguran su estatus, "controlando los centros de transbordo y proporcionando puestos de trabajo a las poblaciones necesitadas", indican Cruz y Fonseca.
Las pandillas vieron en la crisis una oportunidad para mostrar poder llenando el vacío estatal y se encargaron de hacer efectivos los confinamientos gubernamentales, e incluso de distribuir suministros de alimentos a las personas en sus comunidades. Entre ellas bandas como la
MS-13 (Mara Salvatrucha) y Barrio 18 (La Pandilla Callejera 18), que se consolidaron en la década de 1990 en El Salvador, y hoy cuentan con más de 50.000 miembros a lo largo del país, Honduras y Guatemala.
Además, Centroamérica atrae a otras organizaciones delictivas transnacionales que se reubican en la región "para aprovechar las terribles condiciones económicas, la debilidad de los Gobiernos, la disminución del estado de Derecho y la proximidad a importantes mercados", como el de Estados Unidos.
Por su parte, el Caribe está proporcionando "rutas de contrabando vitales", que conectan a los productores con los consumidores.
Las
antiguas insurgencias colombianas y peruanas resistieron a las fuerzas de seguridad de los Gobiernos y "se convirtieron en OCT con alcance mundial y amplios portafolios ilícitos". Bolivia, Colombia y Perú siguen siendo importantes
productores de cocaína, e incluso, Cruz y Fonseca consideran que "es posible que en los Andes aumenten los
cultivos ilícitos, ya que se convertirán en una de las fuentes de ingresos más seguras para los campesinos y agricultores locales".
Tras el
cierre de fronteras con Venezuela para contener el brote de COVID-19, algunos informes mostraron que "miles de migrantes venezolanos desesperados terminaron cayendo en las garras de las organizaciones criminales que operan en la zona".
2 de marzo 2021, 00:10 GMT
En Colombia, tras la
desmovilización de paramilitares en 2006, surgieron bandas criminales como parte de una "tercera evolución de las organizaciones de tráfico ilícito", según InSight Crime, "mucho más expansivas y diversas que sus predecesoras". Hoy, Colombia está experimentando una
cuarta generación de empresas criminales "que poseen una enorme perspicacia empresarial, una mayor sofisticación tecnológica y son mejores tanto para mezclarse con la sociedad, como para fusionar los negocios legítimos con actividades ilícitas".
Durante la pandemia, Venezuela se ha convertido en "un importante centro de distribución de drogas que salen de la región con destino a Estados Unidos, África occidental y Europa", aseguran Cruz y Fonseca. Según su informe, Venezuela también actúa como una importante fuente de tráfico sexual en el hemisferio.
2 de marzo 2021, 23:56 GMT
Las pandillas de varias favelas de Río de Janeiro aprovecharon la crisis de COVID-19 e impusieron toques de queda y distanciamiento social a los residentes y a las tiendas locales, a la vez que repartían artículos sanitarios, suministros médicos y alimentos.
"Si los ciudadanos siguen recurriendo a los grupos delictivos para la prestación de servicios, los Gobiernos se verán obligados a pagar un alto precio para desalojar a estos grupos una vez que la pandemia haya desaparecido", advierten Cruz y Fonseca.
También estiman que Brasil podría convertirse en un nuevo actor transnacional "decisivo en la circulación de productos ilícitos, dada la interrupción de las actuales vías de circulación y la nueva demanda en lugares como Europa".
Por ejemplo, el
Primer Comando de la Capital (PCC), con sede en Sao Paulo, ha ampliado su huella más allá de las fronteras de Brasil para participar en mayor medida en el movimiento internacional de estupefacientes ilícitos que salen del Cono Sur.