Polémica en Chile por prohibición de salmonicultura en Argentina
23:49 GMT 12.07.2021 (actualizado: 00:20 GMT 13.07.2021)
© Foto : Gentileza SernapescaSalmonicultura en el fiordo Comau
© Foto : Gentileza Sernapesca
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La provincia argentina de Tierra del Fuego aprobó una legislación pionera en el mundo, que prohíbe la cría de salmones en la zona, especialmente en el Canal Beagle. Una medida considerada histórica por quienes protegen el medio ambiente marítimo y que fue celebrada en Chile haciendo un llamado urgente a seguir el ejemplo del país hermano.
En marzo de 2019 legisladores de la provincia de Tierra del Fuego presentaron una ley para prohibir la salmonicultura industrial en su territorio, por considerarla un peligro para su economía local y para el medioambiente. A poco más de dos años, el 30 de junio de 2021, se aprobó la normativa que prohíbe la cría de salmones en la zona, pero particularmente en las aguas del Canal Beagle.
La medida marca un precedente histórico no solo para sus impulsores y los medioambientalistas que protegen la Patagonia argentina, sino también para los defensores y activistas del otro lado de la cordillera.
"Desde el punto de vista de la conservación del medio ambiente, por supuesto que [la ley argentina] es un hito", señala a Sputnik Carolina Vilches, geógrafa, miembro del Movimiento de Defensa por el acceso al Agua, la Tierra y la Protección del Medioambiente (Modatima), quien también fue electa delegada a la Convención Constitucional.
"La salmonicultura se basa en sembrar y cosechar salmónidos de manera controlada para fines comerciales. Hacen engordar a los salmones en jaulas de redes que tienen el tamaño de una cancha de fútbol, lo que evidencia explotación. Llegar a leyes de este tipo significa un respaldo a nuestra comunidad, mantenimiento del ecosistema y el cuidado de territorios ancestrales", explica.
La decisión argentina es un "ejemplo de ejercicio democrático de una provincia que tiene una perspectiva estratégica de su futuro, que tiene una mirada de protección de su territorio, distinta a la que ha existido en Chile en las últimas décadas", opina Lucio Cuenca, ingeniero en Geomensura y director del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA), en conversación con Sputnik.
Para Cuenca, en Chile se vive bajo políticas y decisiones absolutamente centralizadas, "que se toman en Santiago y eso el último tiempo siempre ha sido a favor de las grandes empresas", por lo tanto, existe una distancia muy grande entre lo que pasa en Argentina y lo que eventualmente podría pasar en su país.
Una industria destructiva
© Foto : Alvaro Vidal/Gentileza GreenpeaceMortandad de salmones en el Fiordo Comau
Mortandad de salmones en el Fiordo Comau
© Foto : Alvaro Vidal/Gentileza Greenpeace
Chile lleva décadas con la industria salmonera, es el segundo país productor mundial de salmón después de Noruega, con el 38% del mercado global. El país exporta más de 5.000 millones de dólares al año, y según datos de la industria genera unos 20.000 empleos directos, lo cual impacta en su Producto Interno Bruto (PIB).
Cifras que contrastan con varios desastres ecológicos provocados por la industria del salmón como el de abril de 2021, donde 5.600 toneladas de salmones murieron por la floración de algas nocivas, que provocan la reducción del oxígeno en el agua y con ello la asfixia de los peces.
"Acá tenemos amplios antecedentes de lo que significa la salmonicultura intensiva, el costo que hemos tenido que pagar como país para que Chile se transforme en el segundo país del mundo como proveedor de este tipo de productos y el costo ambiental, el costo social, la imposición de cómo se ha transformado ciertos territorios en sus vocaciones productivas, y sobre todo cómo el país se tiene que hacer cargo de los daños que se han acumulado a lo largo de 30 años de salmonicultura", explica el ingeniero.
Por ello para Carolina Vilches es momento de hacer inversiones que cuiden al medio ambiente, que sean sostenibles y que no golpeen la economía local, ni la salud, porque "en Chile la última polémica sobre el cultivo de salmones fue cuando hubo un boom de microalgas a causa del aumento de amonio que liberan estos peces en sus excrementos, así como también que entre 2016 y 2017 se tiraron al mar 37.000 toneladas de salmones muertos a 70 km de la Isla de Chiloé, y al mes después aparecieron 342 ballenas muertas y otros animales marinos en la zona", reseña.
La recurrencia de desastres ecológicos a lo largo de las décadas, según la constituyente ambientalista, responde a razones económicas, "que prevalecen en nuestro país por sobre la vida de la población, no solo en la industria salmonera, sino que en todo lo relacionado al cultivo, como la palta en mi distrito".
Cuenca señala que hoy día a las empresas se les otorga libremente la ocupación de los territorios "sin ningún tipo de medida de protección", lo que se justifica porque estas actividades supuestamente generan beneficios económicos y sociales al país, algo que el ingeniero cuestiona.
"Es la segunda actividad exportadora en Chile y da un poco más de 20.000 empleos, o sea estamos hablando de un país que tiene un poco más de ocho millones de fuerza de trabajo, por lo tanto, una actividad que es muy importante para la exportación, pero que genera muy poco aporte social y genera extremadamente grandes impactos".
Futuro de la salmonicultura en Chile
© Foto : Gentileza GreenpeaceManifestación contra las salmoneras en Patagonia chilena
Manifestación contra las salmoneras en Patagonia chilena
© Foto : Gentileza Greenpeace
Con los antecedentes sobre el daño ambiental que la industria salmonera ha causado en el país sudamericano, lo ocurrido en la Patagonia argentina se trasforma en un importante antecedente para una posible futura normativa ambiental. Sin embargo, los activistas son aún incrédulos, frente a una industria que consideran poderosa y a la que se le permite seguir impactando al ambiente.
"En Chile hay una política que deja hacer libremente a las empresas y no considera los impactos ecosistémicos que tiene la actividad, no considera incluso las condiciones sanitarias y ambientales en que se desarrolla la actividad. Chile es el país que más antibióticos usa en el proceso de crianza intensiva de los salmones, lo que eso significa, como impacto, por un lado, a la alimentación, por lo que los residuos que genera en los propios salmones, pero también la gran carga orgánica y de antibióticos que se transfiere al medio ambiente", acusa Lucio Cuenca.
Más aún cuando se trata de especies que no existen naturalmente en Chile, "que se cultivan y se crían acá en función meramente del negocio, pero eso tiene consecuencias variadas y muy importantes", detalla Cuenca recordando que también ha habido escape de miles de salmones desde las jaulas hacia los ecosistemas.
Una opinión que comparte Carolina Vilches, quien cree que "los impactos ambientales de la introducción de una especie exótica, como es el salmón, impacta en las especies nativas y compite con ellas por alimento".
Por ello, según la constituyente electa, "es momento de decir basta a la acumulación de capital a costa de los efectos colaterales que históricamente padece la población chilena".
Una nueva Constitución
© Sputnik / Carolina TrejoInicio de la Convención Constituyente
Inicio de la Convención Constituyente
© Sputnik / Carolina Trejo
Frente al proceso abierto para escribir una nueva Constitución en Chile, tanto Lucio Cuenca como Carolina Vilches cifran sus esperanzas en que aquí se expresen las modificaciones necesarias que protejan la naturaleza y sus ecosistemas.
"Estamos en un proceso de cambio constitucional que, estamos convencidas y abogaremos por que así sea, traerá para Chile medidas en pro del medio ambiente y las economías solidarias", señala.
La nueva Constitución debe sentar las bases del Chile de los próximos años, donde se buscará "acabar con las desigualdades estructurales, se buscará terminar con el extractivismo depredador que impera en nuestro continente y que es producto del sistema neoliberal que rige en nuestro país", agrega, y comenta que van a proponer crear un Ministerio de Medioambiente.
Por su parte, Lucio Cuenca tiene la esperanza de que a partir de la nueva Constitución exista un nuevo ordenamiento territorial del país, con la participación directa de las comunidades en las decisiones de su territorio.
"Van a tener que cambiar drásticamente las formas de operar estas actividades extractivas y esperamos se puedan tomar medidas a tiempo, en lugares que pretenden intervenir o ampliarse las salmoneras", agrega.
Cuenca espera que en la nueva Constitución debe consagrar efectivamente una nueva concepción de Estado, "democrático, solidario, con garantía de derecho, plurinacional, descentralizado, con democracia directa, reconociendo los derechos de la naturaleza", lo cual "va a cambiar totalmente el escenario en que estas actividades se desenvuelven en el día de hoy donde solo prima el factor económico".