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¿Cierre de un albergue femenino o cruzada de Madrid contra mujeres y comunidad LGTBI?
¿Cierre de un albergue femenino o cruzada de Madrid contra mujeres y comunidad LGTBI?
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El Ayuntamiento, capitaneado por el PP y Cs con el apoyo de Vox, recorta el presupuesto para organizaciones que tratan a víctimas de violencia de género o... 28.05.2021, Sputnik Mundo
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María Ángeles toma un café con varios pitillos en la puerta del albergue Los Geranios. "Es en el que más tiempo he estado. Ocho meses. Si nos dejaran un poco más, sería como un embarazo. Y le pondría al niño Geranito o Geranillo, en su honor", bromea. El centro cierra sus puertas el 31 de mayo. Es el único de la ciudad que trata exclusivamente a mujeres sin hogar. Muchas arrastran episodios de maltrato o de adicción. Ahora, las 35 que pernoctaban en este inmueble del barrio de Tetuán, al norte de Madrid, se dispersarán por pensiones u hoteles de la ciudad hasta que se inaugure otro de nueva construcción. "A mí me toca con las dos compañeras con las que mejor me llevo", sonríe María Ángeles. Enseña un papel con el nombre y la dirección de su destino, al lado de la Plaza de España. En una esquina, quien se lo anotó ha dejado un mensaje con una sonrisa: "Siempre para arriba, mi aries". Va a necesitar los ánimos: a esta mujer, de 44 años, la violó su padre con 13, se empezó a enganchar a las drogas con 16, cuando probó el primer porro y fue ampliando el relicario con cocaína o heroína, y atravesó una temporada de agresiones por parte de un "novio" de la calle. Ahora asegura que lleva dos años limpia y que solo le da miedo cruzarse con alguien que la pueda herir, como tantas personas y sustancias a lo largo de su vida: "¡No tomo ni metadona, que era mi fuerte!", exclama.En el albergue tiene a su "segunda familia". La más "buena". La que ha hecho que se aleje de sus tinieblas. Y la que más la ha cuidado en todo este tiempo. En total, ha pasado tres temporadas desde 2017. A la primera llegó "enganchadísima" y la terminó yéndose a un centro para toxicómanos. A la segunda ya venía con tratamiento. Y esta última la ha disfrutado "con las venas quemadas, pero sin probar nada", según asegura, señalándose varias partes del cuerpo. Fuera se enfrenta de nuevo al "caramelo" del enganche o a la incertidumbre de lo cotidiano. Aquí ya tenía su rutina de higiene, de ir a un curso, de volver a charlar con el resto o incluso de saludar a los vecinos, que le chocan en confianza el puño. "Podría ir a donde mi madre. Me dijo que podía entrar y salir como si no estuviera ella, pero no quiero fastidiarla", arguye María Ángeles, que tiene tres hijas de 22, 23 y 25 años. "Me quitaron la tutela y solo me habla una", apunta, mostrando el último whatsapp de la mayor, que acaba de pasar una temporada en Londres: "Cuídate. Yo ya he vuelto y voy a estar contigo". Desde la acera, frente a la puerta, observa la fachada de este lugar de acogida: ya no tiene ni placas ni pintura ni ningún distintivo. En el interior, las seis mujeres sin hogar que quedan y tres trabajadoras apilan sillas en el pasillo y recogen lo que hacía de sala común: ninguna quiere dar declaraciones, pero entre la plantilla, perteneciente a Accem, se ha adueñado el desánimo: "Nos vamos al paro y no confiamos mucho en que nos llamen. A ver qué pasa", dice una educadora social.Otro de los problemas del cierre de Los Geranios es ese: al futuro ignoto de las residentes se junta el de los 50 trabajadores de esta ONG. Según señalaron los sindicatos, Accem procederá a un ERTE hasta que pueda reubicarles. Quizás en el otro centro de mujeres proyectado por el consistorio. Si no, han advertido, se procederá a un ERE. Es decir, al despido. Y eso intranquiliza a las empleadas que esta mañana intercambian impresiones con María Ángeles: protestan por la falta de protección a la que se van a enfrentar las internas y el trastorno que sufrirán por tanto cambio. "Hay miedo de dormir entre hombres. Pueden estar sus agresores", desliza una de ellas. Los grupos de la oposición y los sindicatos han criticado la decisión del Ayuntamiento. La clausura del espacio se produce por un fin de contrato que ya no asumía más prórrogas, pero habría una fórmula con la etiqueta de "convalidación" que permitía estirar sus funciones hasta que el otro anunciado se abriera. Comisiones Obreras hizo un comunicado en que achacaba de "irónico maltrato" a una plantilla que ha luchado por el cuidado: "Son quienes en los momentos más duros de la crisis sanitaria estuvieron en primera línea, poniendo en riesgo su salud, quienes durante todo este año han sido considerados esenciales, y ahora y de un día a otro son vilipendiados de esta manera"."Se podía hacer de otra forma, pero les ha dado igual", lamenta Javier Barbero, concejal de Más Madrid, a Sputnik. Psicólogo de formación, Barbero cuenta que, en casos de vulnerabilidad como los de las mujeres que residían allí, "todo tiene que ser más cuidado, más lento, porque cuantos más cambios, peor". El portavoz de la comisión de Familias, Igualdad y Bienestar Social apunta que no es solo la indiferencia hacia estas mujeres, sino la "política foto" de los líderes municipales: "Lo que buscan es más sacarse la foto con el nuevo edificio que preocuparse por los problemas de la gente", protesta.Ciudadanos, el grupo que está al cargo del área de Familias, Igualdad y Bienestar Social, asegura que la cuestión es meramente contractual. "Se cierra por la sencilla razón de que es un fin de contrato", arguyen a Sputnik. Defienden que el reparto por hostales es un trámite "temporal" hasta que "a finales de 2021" se abra el planificado para Hortaleza, otro barrio de la capital. "Supondrá una mejora radical", esgrimen, "porque tendrá habitaciones para 40 mujeres, con una atención más digna y con una metodología novedosa". "Durante estos meses, se seguirá trabajando con estas mujeres para adaptar su perfil a los servicios individualizados del nuevo centro relativos a la violencia de género y se valorará si en estos meses es necesaria la derivación a algún centro de la red frente a la violencia de género", sostienen con respecto a la agitación de las internas, igual que remarcan cómo los trabajadores seguirán en ese centro. "La subrogación se ha contemplado en los pliegos del nuevo contrato para cualquier empresa o entidad que consiga la adjudicación", conceden, excluyéndose de las decisiones que tome Accem a modo empresarial. "Lo importante es que ninguna mujer se va a quedar en la calle", anotan.Punta del icebergEste embrollo de Los Geranios, que tiene a María Ángeles y a sus compañeras alborotadas, es, quizás, la punta del iceberg de una batalla mayor. El Ayuntamiento libra subterráneamente una cruzada contra las mujeres u otros colectivos denostados, como el LGTBI. Se hizo latente en enero, cuando los dos grupos en el poder, PP y Cs, acordaron junto al de ultraderecha retirar un mural de 60 metros en un polideportivo municipal. La pintada, a su juicio, contenía un "mensaje político" que era "Sectario e inadecuado" para estar en unas instalaciones públicas.Vox fue más allá y solicitaba la eliminación de un mural "femimarxista radical" que, en realidad, solo reúne 15 rostros de personajes célebres femeninos como la pintora Frida Kahlo, la cantante Nina Simone, la escritora Chimamanda Ngozi Adichie o la activista Rosa Parks. Al final, la propuesta no salió adelante y Cs votó con la oposición para que se quedase (después de varias protestas callejeras y de una tremenda repercusión en redes). Pero, el 8-M, día de la Mujer, apareció cubierto de pintura negra.Y esa es, según advierten desde la oposición, la consecuencia de "seguir el dictado de la ultraderecha", que suele calificar a organizaciones feministas o LGTBI como "chiringuitos". Y que ha conseguido negociar unos presupuestos para 2021 con menos partidas para asociaciones históricas por la igualdad y ha incluido a otras religiosas o antiabortistas. Vox, por ejemplo, ha firmado un pago de 200.000 euros a la Fundación Madrina, un colectivo con programas de ayuda a madres sin recursos y con el que colabora desde hace más de dos décadas Rocío Monasterio, líder del partido en Madrid. Otra de 100.000 euros para que las Hermanitas de los Pobres de la calle Zurbarán puedan reparar el "muro del asilo" y una de 90.000 euros dirigida al Arzobispado de Madrid para rehabilitar la parroquia Virgen de la Paloma.Mientras, agrupaciones Cogam, Felgtb, Arcópoli o Aegal han quedado excluidas en el reparto. Esta última, la Asociación de Empresas y Profesionales para Gays y Lesbianas de Madrid, ha perdido los 18.000 euros adjudicados en ejercicios anteriores. Felgtb, 50.000. Arcópoli, 81.000. Y Cogam, 80.000. Ya habían sufrido anteriormente un recorte económico y este año ha sido la estocada final. Pepe Aniorte, responsable de la concejalía que se encarga del albergue Los Geranios y distribuye las subvenciones, alegó que no se suprimían sino que saldrían a "concurrencia pública para que puedan presentarse también otras entidades". Una de las que optó a ese concurso y que recibe 41.321 euros anuales es Transexualia, que ha premiado en dos ocasiones a cargos madrileños de Cs."Hemos pasado a cero", confirma Carmen García, presidenta de Cogam, a Sputnik. "No sabemos si ha sido un reparto de cromos, pero el caso es que nosotros estábamos en uno y nos han dejado sin nada", cuenta esta funcionaria que lleva casi tres décadas asesorando y visibilizando al colectivo. Ahora tienen a cuatro asalariados y a un centenar de voluntarios, pero esa cantidad servía para los gastos del local o los materiales de oficina. "Necesitamos la sede para que los abogados o psicólogos atiendan y asesoren", lamenta. Además, una de sus mayores bazas es la de acudir a institutos y tratar temas de homosexualidad en adolescentes, algo que últimamente escuece. "En el Ayuntamiento están con los del pin parental. Y está claro que si vas con ellos sabes quiénes estamos en la diana: mujeres, migrantes y LGTBI".Con el Observatorio LGTBI, gestionado por Arcópoli, ha ocurrido lo mismo. El consistorio quiere asumir directamente sus funciones, como la del conteo y análisis de delitos de odio por razón de orientación o identidad sexual. Esta atención directa a personas LGTBI cuando son agredidas, que requieren acompañamiento para denunciar o asesoramiento legal, aún no se ha puesto en marcha. Emma Solano, coordinadora de Arcópoli, responde a Sputnik que justo andan tratando de solucionar esa laguna."Hemos atendido a más de mil víctimas desde 2017, y hemos estado en contacto con el Ayuntamiento siempre, independientemente del color", comenta Solano, explicando que en este caso ha sido un poco extraño el procedimiento. "Nos enteramos por la prensa", dice Soriano en referencia a la pérdida de dotación, añadiendo que, "para intentar subsanarlo", ha puesto en marcha un "programa piloto de atención a víctimas de lgtbifobia". "Es lo que estaba haciendo la asociación, pero quitándole autonomía. Es cambiar el nombre para vaciarle el sentido a las ONG que trabajaban en ese sentido", cavila la integrante de Arcópoli, "y vamos a tender la mano, porque lo que nos preocupa es que llegue la atención, pero el enfoque no nos parece apropiado, quita poder a las ONG y a las activistas; es tratarlas como una empresa externa, prestadora de servicios".El Ayuntamiento "empezó el año eliminando la Dirección General de Igualdad y ha seguido suprimiendo espacios donde se hacía barrio y feminismo", recuerda Gemma Candela, de Feminismos Tetuán, una agrupación de vecinos del barrio donde se encuentra Los Geranios y que ha convocado varias manifestaciones de apoyo. "Esto muestra el desconocimiento de las necesidades de esas mujeres", zanja. La contienda contra ellas y contra el colectivo LGTBI en el consistorio se hace en los despachos y en la calle. Los Geranios ya está de mudanza y se despide con un grito de María Ángeles: "No nos queremos ir".
https://noticiaslatam.lat/20210403/familias-sin-recursos-de-espana-que-encuentran-su-futuro-en-el-campo-1110553844.html
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María Ángeles toma un café con varios pitillos en la puerta del albergue Los Geranios. "Es en el que más tiempo he estado. Ocho meses. Si nos dejaran un poco más, sería como un embarazo. Y le pondría al niño Geranito o Geranillo, en su honor", bromea. El centro cierra sus puertas el 31 de mayo. Es el único de la ciudad que trata exclusivamente a mujeres sin hogar. Muchas arrastran episodios de maltrato o de adicción. Ahora, las 35 que pernoctaban en este inmueble del barrio de Tetuán, al norte de Madrid, se dispersarán por pensiones u hoteles de la ciudad hasta que se inaugure otro de nueva construcción.
"A mí me toca con las dos compañeras con las que mejor me llevo", sonríe María Ángeles. Enseña un papel con el nombre y la dirección de su destino, al lado de la Plaza de España. En una esquina, quien se lo anotó ha dejado un mensaje con una sonrisa: "Siempre para arriba, mi aries". Va a necesitar los ánimos: a esta mujer, de 44 años, la violó su padre con 13, se empezó a enganchar a las drogas con 16, cuando probó el primer porro y fue ampliando el relicario con cocaína o heroína, y atravesó una temporada de agresiones por parte de un "novio" de la calle. Ahora asegura que lleva dos años limpia y que solo le da miedo cruzarse con alguien que la pueda herir, como tantas personas y sustancias a lo largo de su vida: "¡No tomo ni metadona, que era mi fuerte!", exclama.
En el albergue tiene a su "segunda familia". La más "buena". La que ha hecho que se aleje de sus tinieblas. Y la que más la ha cuidado en todo este tiempo. En total, ha pasado tres temporadas desde 2017. A la primera llegó "enganchadísima" y la terminó yéndose a un centro para toxicómanos. A la segunda ya venía con tratamiento. Y esta última la ha disfrutado "con las venas quemadas, pero sin probar nada", según asegura, señalándose varias partes del cuerpo. Fuera se enfrenta de nuevo al "caramelo" del enganche o a la incertidumbre de lo cotidiano. Aquí ya tenía su rutina de higiene, de ir a un curso, de volver a charlar con el resto o incluso de saludar a los vecinos, que le chocan en confianza el puño.
"Podría ir a donde mi madre. Me dijo que podía entrar y salir como si no estuviera ella, pero no quiero fastidiarla", arguye María Ángeles, que tiene tres hijas de 22, 23 y 25 años. "Me quitaron la tutela y solo me habla una", apunta, mostrando el último whatsapp de la mayor, que acaba de pasar una temporada en Londres: "Cuídate. Yo ya he vuelto y voy a estar contigo". Desde la acera, frente a la puerta, observa la fachada de este lugar de acogida: ya no tiene ni placas ni pintura ni ningún distintivo. En el interior, las seis mujeres sin hogar que quedan y tres trabajadoras apilan sillas en el pasillo y recogen lo que hacía de sala común: ninguna quiere dar declaraciones, pero entre la plantilla, perteneciente a Accem, se ha adueñado el desánimo: "Nos vamos al paro y no confiamos mucho en que nos llamen. A ver qué pasa", dice una educadora social.
Otro de los problemas del cierre de Los Geranios es ese: al futuro ignoto de las residentes se junta el de los 50 trabajadores de esta ONG. Según señalaron los sindicatos, Accem procederá a un ERTE hasta que pueda reubicarles. Quizás en el otro centro de mujeres proyectado por el consistorio. Si no, han advertido, se procederá a un ERE. Es decir, al despido. Y eso intranquiliza a las empleadas que esta mañana intercambian impresiones con María Ángeles: protestan por la falta de protección a la que se van a enfrentar las internas y el trastorno que sufrirán por tanto cambio. "Hay miedo de dormir entre hombres. Pueden estar sus agresores", desliza una de ellas.
Los grupos de la oposición y los sindicatos han criticado la decisión del Ayuntamiento. La clausura del espacio se produce por un fin de contrato que ya no asumía más prórrogas, pero habría una fórmula con la etiqueta de "convalidación" que permitía estirar sus funciones hasta que el otro anunciado se abriera. Comisiones Obreras hizo un comunicado en que achacaba de "irónico maltrato" a una plantilla que ha luchado por el cuidado: "Son quienes en los momentos más duros de la crisis sanitaria estuvieron en primera línea, poniendo en riesgo su salud, quienes durante todo este año han sido considerados esenciales, y ahora y de un día a otro son vilipendiados de esta manera".
"Se podía hacer de otra forma, pero les ha dado igual", lamenta Javier Barbero, concejal de Más Madrid, a Sputnik. Psicólogo de formación, Barbero cuenta que, en casos de vulnerabilidad como los de las mujeres que residían allí, "todo tiene que ser más cuidado, más lento, porque cuantos más cambios, peor". El portavoz de la comisión de Familias, Igualdad y Bienestar Social apunta que no es solo la indiferencia hacia estas mujeres, sino la "política foto" de los líderes municipales: "Lo que buscan es más sacarse la foto con el nuevo edificio que preocuparse por los problemas de la gente", protesta.
Ciudadanos, el grupo que está al cargo del área de Familias, Igualdad y Bienestar Social, asegura que la cuestión es meramente contractual. "Se cierra por la sencilla razón de que es un fin de contrato", arguyen a Sputnik. Defienden que el reparto por hostales es un trámite "temporal" hasta que "a finales de 2021" se abra el planificado para Hortaleza, otro barrio de la capital. "Supondrá una mejora radical", esgrimen, "porque tendrá habitaciones para 40 mujeres, con una atención más digna y con una metodología novedosa".
3 de abril 2021, 10:00 GMT
"Durante estos meses, se seguirá trabajando con estas mujeres para adaptar su perfil a los servicios individualizados del nuevo centro relativos a la violencia de género y se valorará si en estos meses es necesaria la derivación a algún centro de la red frente a la violencia de género", sostienen con respecto a la agitación de las internas, igual que remarcan cómo los trabajadores seguirán en ese centro. "La subrogación se ha contemplado en los pliegos del nuevo contrato para cualquier empresa o entidad que consiga la adjudicación", conceden, excluyéndose de las decisiones que tome Accem a modo empresarial. "Lo importante es que ninguna mujer se va a quedar en la calle", anotan.
Este embrollo de Los Geranios, que tiene a María Ángeles y a sus compañeras alborotadas, es, quizás, la punta del iceberg de una batalla mayor. El Ayuntamiento
libra subterráneamente una cruzada contra las mujeres u otros colectivos denostados, como el LGTBI. Se hizo latente en enero, cuando los dos grupos en el poder, PP y Cs, acordaron junto al de ultraderecha
retirar un mural de 60 metros en un polideportivo municipal. La pintada, a su juicio, contenía un "mensaje político" que era "Sectario e inadecuado" para estar en unas instalaciones públicas.
Vox fue más allá y solicitaba la eliminación de un mural "femimarxista radical" que, en realidad, solo
reúne 15 rostros de personajes célebres femeninos como la pintora Frida Kahlo, la cantante Nina Simone, la escritora Chimamanda Ngozi Adichie o la activista Rosa Parks. Al final, la propuesta no salió adelante y Cs votó con la oposición para que se quedase (después de varias protestas callejeras y de una tremenda repercusión en redes). Pero, el 8-M, día de la Mujer,
apareció cubierto de pintura negra.
Y esa es, según advierten desde la oposición, la consecuencia de "seguir el dictado de la ultraderecha", que suele calificar a organizaciones feministas o LGTBI como "chiringuitos". Y que ha conseguido negociar unos presupuestos para 2021 con menos partidas para asociaciones históricas por la igualdad y ha incluido a otras religiosas o antiabortistas. Vox, por ejemplo, ha firmado un pago de 200.000 euros a la Fundación Madrina, un colectivo con programas de ayuda a madres sin recursos y con el que colabora desde hace más de dos décadas Rocío Monasterio, líder del partido en Madrid. Otra de 100.000 euros para que las Hermanitas de los Pobres de la calle Zurbarán puedan reparar el "muro del asilo" y una de 90.000 euros dirigida al Arzobispado de Madrid para rehabilitar la parroquia Virgen de la Paloma.
Mientras, agrupaciones Cogam, Felgtb, Arcópoli o Aegal han quedado excluidas en el reparto. Esta última, la Asociación de Empresas y Profesionales para Gays y Lesbianas de Madrid, ha perdido los 18.000 euros adjudicados en ejercicios anteriores. Felgtb, 50.000. Arcópoli, 81.000. Y Cogam, 80.000. Ya habían sufrido anteriormente un recorte económico y este año ha sido la estocada final. Pepe Aniorte, responsable de la concejalía que se encarga del albergue Los Geranios y distribuye las subvenciones, alegó que no se suprimían sino que saldrían a "concurrencia pública para que puedan presentarse también otras entidades". Una de las que optó a ese concurso y que recibe 41.321 euros anuales es Transexualia, que ha premiado en dos ocasiones a cargos madrileños de Cs.
5 de junio 2020, 17:43 GMT
"Hemos pasado a cero", confirma Carmen García, presidenta de Cogam, a Sputnik. "No sabemos si ha sido un reparto de cromos, pero el caso es que nosotros estábamos en uno y nos han dejado sin nada", cuenta esta funcionaria que lleva casi tres décadas asesorando y visibilizando al colectivo. Ahora tienen a cuatro asalariados y a un centenar de voluntarios, pero esa cantidad servía para los gastos del local o los materiales de oficina. "Necesitamos la sede para que los abogados o psicólogos atiendan y asesoren", lamenta. Además, una de sus mayores bazas es la de
acudir a institutos y tratar temas de homosexualidad en adolescentes, algo que últimamente escuece. "En el Ayuntamiento
están con los del pin parental. Y está claro que si vas con ellos sabes quiénes estamos en la diana: mujeres, migrantes y LGTBI".
Con el Observatorio LGTBI, gestionado por Arcópoli, ha ocurrido lo mismo. El consistorio quiere asumir directamente sus funciones, como la del conteo y análisis de delitos de odio por razón de orientación o identidad sexual. Esta atención directa a personas LGTBI cuando son agredidas, que requieren acompañamiento para denunciar o asesoramiento legal, aún no se ha puesto en marcha. Emma Solano, coordinadora de Arcópoli, responde a Sputnik que justo andan tratando de solucionar esa laguna.
"Hemos atendido a más de mil víctimas desde 2017, y hemos estado en contacto con el Ayuntamiento siempre, independientemente del color", comenta Solano, explicando que en este caso ha sido un poco extraño el procedimiento. "Nos enteramos por la prensa", dice Soriano en referencia a la pérdida de dotación, añadiendo que, "para intentar subsanarlo", ha puesto en marcha un "programa piloto de atención a víctimas de lgtbifobia". "Es lo que estaba haciendo la asociación, pero quitándole autonomía. Es cambiar el nombre para vaciarle el sentido a las ONG que trabajaban en ese sentido", cavila la integrante de Arcópoli, "y vamos a tender la mano, porque lo que nos preocupa es que llegue la atención, pero el enfoque no nos parece apropiado, quita poder a las ONG y a las activistas; es tratarlas como una empresa externa, prestadora de servicios".
"Nos dijeron que habían pactado el presupuesto con Vox y, efectivamente, se nota. Aquí están los resultados: tres de las organizaciones LGTBI más relevantes de nuestra ciudad se quedan sin subvención porque así lo ordena la extrema derecha. Es muy grave democráticamente", se quejaba Rita Maestre, portavoz de Más Madrid, en un artículo de elDiario.es.
El Ayuntamiento "empezó el año eliminando la Dirección General de Igualdad y ha seguido suprimiendo espacios donde se hacía barrio y feminismo", recuerda Gemma Candela, de Feminismos Tetuán, una agrupación de vecinos del barrio donde se encuentra Los Geranios y que ha convocado varias manifestaciones de apoyo. "Esto muestra el desconocimiento de las necesidades de esas mujeres", zanja. La contienda contra ellas y contra el colectivo LGTBI en el consistorio se hace en los despachos y en la calle. Los Geranios ya está de mudanza y se despide con un grito de María Ángeles: "No nos queremos ir".