Su novio de Tinder le estafó 83.000 euros: los ciberdelitos en España se disparan por la pandemia
Su novio de Tinder le estafó 83.000 euros: los ciberdelitos en España se disparan por la pandemia
Sputnik Mundo
Los ciberdelitos se han disparado en España durante la pandemia un 300% y los ladrones digitales ya mueven más dinero que el narcotráfico. Los expertos... 12.05.2021, Sputnik Mundo
A María del Carmen, de 63 años, auxiliar de enfermería y divorciada, el amor ciego le costó 83.000 euros. Los ahorros de toda la vida. Se los regaló a su novio de Tinder sin hacer demasiadas preguntas. Confiaba en él. Estaba enamorada. Era un viudo de 58 años con buena presencia, ingeniero naval, canadiense y que supuestamente vivía en un barco, por trabajo, transportando mercancías por el mundo para la empresa COSCO.Su enamorado, después de prometerle que se mudaría a Madrid para comprarse un piso con ella, no era una sola persona. Detrás de las fotos falsas de Tinder (la app no se hace cargo de estos crímenes) había una mafia organizada que aprovecha situaciones vulnerables como la de María del Carmen para robar todo lo que pueden.Este tipo de delitos, los denominados ciberdelitos, delitos online o cibernéticos, han crecido un 300% durante la pandemia en España, y en el mundo ya mueven más dinero que el narcotráfico y suponen pérdidas de 800.000 millones de euros a la economía global.No te creas invencible: tú también puedes caer"Cualquiera puede ser víctima de un ciberdelito", afirma a esta agencia Juango Ospina, abogado penalista especializado en crímenes en la red. En su despacho no dan abasto los últimos meses. Los que más llaman a su puerta son víctimas de estafas, que pueden ser de cualquier tipo. Desde las conocidas como "estafas del amor", como la que sufrió María del Carmen, hasta los que reclaman compras que resultaron ser de bienes fantasma, desde un móvil hasta un coche o una vivienda.El coronavirus también ha propiciado un desarrollo exponencial de la "ingeniería social" de los delincuentes, como denominan los expertos a la inventiva de estos grupos para engañar a la gente. Los correos electrónicos o mensajes de texto con links o publicidad donde se venden o promocionan mascarillas o material necesario para la pandemia están a la orden del día, y aunque parezca mentira, no son pocos los que se resisten a pinchar en el enlace que robará su intimidad.Las mafias están cada vez más y mejor organizadas y el confinamiento ha contribuido a su expansión, porque el teletrabajo y las horas en casa han provocado una mayor exposición de los consumidores a internet; y cualquier conexión a la red es una puerta abierta, advierten los expertos. Ya no hace falta que el ladrón entre en casa. Puede robar cualquier cosa desde cualquier parte del mundo, y según advierte Juango Ospina, solo con algo tan sencillo como tener acceso a un DNI, que pueden utilizar o bien para acceder a las claves y datos personales de la persona estafada, o bien para usurpar su personalidad para realizar la estafa utilizándole como cabeza de turco.La facilidad con la que un delincuente puede hackear la información personal de cualquier individuo, la corrobora a Sputnik el experto en ciberinteligencia en Internet Security Auditors, Carlos Seisdedos.Por su parte, para el abogado Juango Ospina, el problema del auge de los delitos online es que "cuando se profesionaliza la estafa es imposible seguir el rastro de los malos", y añade que lo más grave es "el nivel de impunidad del que disfrutan". Según datos de la Policía Nacional, solo el 3% de los delincuentes son condenados.La justicia es lenta (solo el proceso de admitir a trámite la denuncia se demora entre dos y seis meses, y de seis meses a un año hasta que se practican las primeras diligencias) y la policía no tiene la capacidad, a su juicio, para atender un tipo de crimen que avanza demasiado rápido, o al menos, más rápido que la Administración, que cuenta con una ley criminal obsoleta de 1982, "que no está acostumbrada a los delitos online y a la fuga de dinero en minutos", explica el experto, que advierte de que cuando la justicia comienza a funcionar "el ladrón ya está en Punta Cana y las víctimas no vuelven a ver su dinero".La venta de criptomonedas, continúa el letrado, suponen hoy por hoy una de las maneras preferidas de los estafadores para llevar a cabo sus delitos, así que, ojo "con la moda bitcoin".A María del Carmen, su novio no le pedía monedas virtuales, sino transferencias de las de toda la vida que hacía a través de su banco habitual, en este caso a Turquía, que suele ser un destino preferente de estas mafias para enviar el botín. La excusa para pedirle dinero era el pago de las aduanas de mercancías y equipajes, y todo lo justificaba con un sinfín de documentos que la enviaba religiosamente.Comenzó a sospechar el día que murió su madre y mientras estaba en el hospital él le pidió 3.000 euros y la amenazó con suicidarse con una cuchilla de afeitar si no se los mandaba. Eran sus últimos ahorros y se los envió. La que intentó suicidarse después, cuando se dio cuenta de que todo era una mentira y de que había perdido todo su dinero, fue ella. Todavía está en terapia psicológica tratando de superar lo ocurrido. Sus hijos le retiraron el habla y le prohibieron ver a sus nietos; y ahora vive con su hermana.El 2020 ha batido récord en ciberataques en España, y eso que el país ocupa el séptimo puesto del mundo en cuanto a compromiso con la seguridad. Las empresas Adif, Mapfre, Endesa y más recientemente el Sepe (Servicio Público de Empleo Estatal) han sufrido ataques de piratas informáticos que han puesto patas arribas su sistema interno, provocando pérdidas millonarias y el robo de datos personales de trabajadores y usuarios. En el caso del Sepe, al menos 90.000 españoles se vieron afectados por el retraso en el pago de sus prestaciones por desempleo.¿Cómo evitar caer en la trampa?Según la Policía, el 90% de estos delitos se podrían evitar si la gente supiera detectar el timo. Fraudes como por ejemplo los denominados "troyanos", que están a la orden del día, y que llegan en forma de SMS. Mensajes con remitente de un particular o incluso de empresas privadas conocidas o públicas como Correos, donde indican al usuario que hay un paquete a su nombre en un punto de recogida y que lo devolverán si no va a recogerlo. "Para más información sobre su paquete pinche en este link".Y en la era de las compras online, ¿quién no ha dudado sobre si se referirá a esa compra reciente? Pinchar en el link de la desgracia es más fácil de lo que parece y apenas cuestión de medio segundo para perderlo todo.Marcos Gómez Hidalgo, subdirector de Servicios de Ciberseguridad del Incibe, explica a este medio cuáles son los consejos básicos que todos deben saber para no picar el anzuelo."En primer lugar actualizar siempre el equipo o dispositivo desde el que se trabaje o se navegue por internet. No podemos saltarnos esas actualizaciones y hay que protegerlo con medidas mínimas de seguridad como un antivirus o un cortafuegos"."En segundo lugar", continúa, "usar lo que llamamos el cibersentido común. Si nunca nuestra empresa de luz, gas o telefónica nos han pedido nuestros datos personales, ¿por qué lo van a hacer ahora?". Y, por último, el experto pide a la sociedad que se mantenga informada y que en caso de duda "llamen al 017". Un número de teléfono del Incibe que arrancó hace poco más de un año y que informa a los ciudadanos del tipo de delitos cibernéticos que existen y ayuda a identificarlos. Solo en el 2020 han recibido 47.000 llamadas de personas al borde de la estafa. Comprobar que todo lo que compramos online existe a través de otras plataformas y utilizar el doble factor de autenticación para entrar en nuestras redes sociales y correos electrónicos, son otros de los consejos básicos para no picar el anzuelo de los hackers de sombrero negro.
Los ciberdelitos se han disparado en España durante la pandemia un 300% y los ladrones digitales ya mueven más dinero que el narcotráfico. Los expertos advierten de que nadie es inmune a este tipo de estafas y se muestran preocupados ante su auge y la impunidad de la que gozan las mafias que los llevan a cabo.
A María del Carmen, de 63 años, auxiliar de enfermería y divorciada, el amor ciego le costó 83.000 euros. Los ahorros de toda la vida. Se los regaló a su novio de Tinder sin hacer demasiadas preguntas. Confiaba en él. Estaba enamorada. Era un viudo de 58 años con buena presencia, ingeniero naval, canadiense y que supuestamente vivía en un barco, por trabajo, transportando mercancías por el mundo para la empresa COSCO.
"Caí como una tontorrona, porque cuando te sientes sola y has tenido malas experiencias te aferras al primero que te dice que te quiere, que eres buena persona y que eres inteligente", explica en entrevista con Sputnik.
Su enamorado, después de prometerle que se mudaría a Madrid para comprarse un piso con ella, no era una sola persona. Detrás de las fotos falsas de Tinder (la app no se hace cargo de estos crímenes) había una mafia organizada que aprovecha situaciones vulnerables como la de María del Carmen para robar todo lo que pueden.
Este tipo de delitos, los denominados ciberdelitos, delitos online o cibernéticos, han crecido un 300% durante la pandemia en España, y en el mundo ya mueven más dinero que el narcotráfico y suponen pérdidas de 800.000 millones de euros a la economía global.
No te creas invencible: tú también puedes caer
"Cualquiera puede ser víctima de un ciberdelito", afirma a esta agencia Juango Ospina, abogado penalista especializado en crímenes en la red. En su despacho no dan abasto los últimos meses. Los que más llaman a su puerta son víctimas de estafas, que pueden ser de cualquier tipo. Desde las conocidas como "estafas del amor", como la que sufrió María del Carmen, hasta los que reclaman compras que resultaron ser de bienes fantasma, desde un móvil hasta un coche o una vivienda.
Las mafias están cada vez más y mejor organizadas y el confinamiento ha contribuido a su expansión, porque el teletrabajo y las horas en casa han provocado una mayor exposición de los consumidores a internet; y cualquier conexión a la red es una puerta abierta, advierten los expertos. Ya no hace falta que el ladrón entre en casa. Puede robar cualquier cosa desde cualquier parte del mundo, y según advierte Juango Ospina, solo con algo tan sencillo como tener acceso a un DNI, que pueden utilizar o bien para acceder a las claves y datos personales de la persona estafada, o bien para usurpar su personalidad para realizar la estafa utilizándole como cabeza de turco.
Denuncia por intento de estafa y usurpación de identidad a través de internet
La facilidad con la que un delincuente puede hackear la información personal de cualquier individuo, la corrobora a Sputnik el experto en ciberinteligencia en Internet Security Auditors, Carlos Seisdedos.
"Solo con el nombre y el apellido de una persona y haciendo un breve rastreo a través de sus redes sociales, se puede adquirir información valiosa para entrar en su correo electrónico y a partir de ahí comenzar con la estrategia para conseguir el objetivo del delito. Es pura psicología. Con lo que descubren sobre nosotros en la red consiguen que terminemos cediendo sin darnos cuenta, y entregando nuestra privacidad. La gente termina haciendo cosas que pensaba que nunca haría, por eso nadie es inmune de ser víctima de estos crímenes", sostiene.
Por su parte, para el abogado Juango Ospina, el problema del auge de los delitos online es que "cuando se profesionaliza la estafa es imposible seguir el rastro de los malos", y añade que lo más grave es "el nivel de impunidad del que disfrutan". Según datos de la Policía Nacional, solo el 3% de los delincuentes son condenados.
La justicia es lenta (solo el proceso de admitir a trámite la denuncia se demora entre dos y seis meses, y de seis meses a un año hasta que se practican las primeras diligencias) y la policía no tiene la capacidad, a su juicio, para atender un tipo de crimen que avanza demasiado rápido, o al menos, más rápido que la Administración, que cuenta con una ley criminal obsoleta de 1982, "que no está acostumbrada a los delitos online y a la fuga de dinero en minutos", explica el experto, que advierte de que cuando la justicia comienza a funcionar "el ladrón ya está en Punta Cana y las víctimas no vuelven a ver su dinero".
La venta de criptomonedas, continúa el letrado, suponen hoy por hoy una de las maneras preferidas de los estafadores para llevar a cabo sus delitos, así que, ojo "con la moda bitcoin".
A María del Carmen, su novio no le pedía monedas virtuales, sino transferencias de las de toda la vida que hacía a través de su banco habitual, en este caso a Turquía, que suele ser un destino preferente de estas mafias para enviar el botín. La excusa para pedirle dinero era el pago de las aduanas de mercancías y equipajes, y todo lo justificaba con un sinfín de documentos que la enviaba religiosamente.
Comenzó a sospechar el día que murió su madre y mientras estaba en el hospital él le pidió 3.000 euros y la amenazó con suicidarse con una cuchilla de afeitar si no se los mandaba. Eran sus últimos ahorros y se los envió.
La que intentó suicidarse después, cuando se dio cuenta de que todo era una mentira y de que había perdido todo su dinero, fue ella. Todavía está en terapia psicológica tratando de superar lo ocurrido. Sus hijos le retiraron el habla y le prohibieron ver a sus nietos; y ahora vive con su hermana.
El 2020 ha batido récord en ciberataques en España, y eso que el país ocupa el séptimo puesto del mundo en cuanto a compromiso con la seguridad. Las empresas Adif, Mapfre, Endesa y más recientemente el Sepe (Servicio Público de Empleo Estatal) han sufrido ataques de piratas informáticos que han puesto patas arribas su sistema interno, provocando pérdidas millonarias y el robo de datos personales de trabajadores y usuarios. En el caso del Sepe, al menos 90.000 españoles se vieron afectados por el retraso en el pago de sus prestaciones por desempleo.
¿Cómo evitar caer en la trampa?
Según la Policía, el 90% de estos delitos se podrían evitar si la gente supiera detectar el timo. Fraudes como por ejemplo los denominados "troyanos", que están a la orden del día, y que llegan en forma de SMS. Mensajes con remitente de un particular o incluso de empresas privadas conocidas o públicas como Correos, donde indican al usuario que hay un paquete a su nombre en un punto de recogida y que lo devolverán si no va a recogerlo. "Para más información sobre su paquete pinche en este link".
"Tu reserva caduca hoy y el paquete será devuelto en 24 horas" ¿¿En serio?? 🤨
Y en la era de las compras online, ¿quién no ha dudado sobre si se referirá a esa compra reciente? Pinchar en el link de la desgracia es más fácil de lo que parece y apenas cuestión de medio segundo para perderlo todo.
Marcos Gómez Hidalgo, subdirector de Servicios de Ciberseguridad del Incibe, explica a este medio cuáles son los consejos básicos que todos deben saber para no picar el anzuelo.
"En primer lugar actualizar siempre el equipo o dispositivo desde el que se trabaje o se navegue por internet. No podemos saltarnos esas actualizaciones y hay que protegerlo con medidas mínimas de seguridad como un antivirus o un cortafuegos".
Lee este post de @incibe_cert en el que se presentan algunas líneas de actuación que deben seguirse para hacer frente a un #ciberataque#DrDoS basado en el protocolo #DNS, describiendo detalladamente las fases de prevención, identificación y respuesta.https://t.co/m9IWPhKgyn
"En segundo lugar", continúa, "usar lo que llamamos el cibersentido común. Si nunca nuestra empresa de luz, gas o telefónica nos han pedido nuestros datos personales, ¿por qué lo van a hacer ahora?". Y, por último, el experto pide a la sociedad que se mantenga informada y que en caso de duda "llamen al 017". Un número de teléfono del Incibe que arrancó hace poco más de un año y que informa a los ciudadanos del tipo de delitos cibernéticos que existen y ayuda a identificarlos. Solo en el 2020 han recibido 47.000 llamadas de personas al borde de la estafa.
Comprobar que todo lo que compramos online existe a través de otras plataformas y utilizar el doble factor de autenticación para entrar en nuestras redes sociales y correos electrónicos, son otros de los consejos básicos para no picar el anzuelo de los hackers de sombrero negro.
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