Directo de Cuba, en exclusiva: conversando con Buena Vista Social Club | Vídeos
22:07 GMT 05.05.2021 (actualizado: 20:51 GMT 06.05.2021)
© AP Photo / Sandro CampardoOmara Portuondo, cantante cubana
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Hubo una época en la que el Buena Vista Social Club era la definición propia de la música cubana en el mundo. Sería un grupo, un proyecto o una marca, pero efectivamente rescató del olvido a artistas referentes de otrora en la isla; amplificó voces y ritmos de Cuba que jamás hubieras conocido de otra forma.
También conocida como novia del filin —versión españolizada del término inglés feeling—, la icónica cantante Omara Portuondo ha conquistado escenarios dentro y fuera de la isla, siempre recibida por públicos expresivos en su admiración: "Me acogen con mucho cariño", cuenta.
A su juicio, "los artistas somos como los periodistas, tenemos que conocer y relacionarnos con todo". Y así es como la diva del Buena Vista Social Club explica el significado de la música: "Es cielo, tierra, mar, sol, alegría y razón".
"Nací para cantar y la vida me premió con la condición natural para hacerlo", expresa la cubana, a sus 90 años, en diálogo con Sputnik.
¿Cómo surge el Buena Vista Social Club?
Cuando el músico y compositor estadounidense Ry Cooder arribó a La Habana en 1996, tenía la idea de grabar un disco de son cubano. De ahí que Juan de Marcos González, fundador y por entonces director del grupo Sierra Maestra, reuniera en los estudios de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales a cantantes e instrumentistas del país.
Dentro de los escogidos estaban Francisco Repilado (1907-2003) —conocido por el seudónimo de Compay Segundo y el tema Chan Chan—, Eliades Ochoa (1946), Ibrahim Ferrer (1927-2005), Rubén González (1919-2003), Omara Portuondo (1930), Manuel Licea (1927-2000), Manuel Mirabal (1933) y Orlando López (1933-2009).
En menos de una semana salieron 14 canciones y la concepción del nombre del álbum resultó también una alegoría al pasado musical de la isla. El Buena Vista Social Club, ubicado en el entonces municipio de Marianao, era uno de los lugares más visitados en La Habana durante las décadas de 1930 y 1940.
Tras el éxito de ese material discográfico, Cooder retornó a la urbe capitalina con el propósito de producir un segundo fonograma. El proceso de grabación, el testimonio de los músicos y las presentaciones en vivo en Ámsterdam, Países Bajos, y el Carnegie Hall de Nueva York, en Estados Unidos, conformaron un documental del cineasta alemán Wim Wenders.
Esa obra audiovisual mereció una nominación a los Premios Oscar y un Oso en el Festival de Cine de Berlín, en Alemania. Luego del reconocimiento internacional, editaron otros discos como Buena Vista Social Club presenta a Ibrahim Ferrer, Omara Portuondo, Rubén González y Manuel Mirabal.
Omara Portuondo y su historia en detalle
En la década de 1930, la entonces niña deseó ser pianista, sin embargo, "no lo pude lograr porque no teníamos dinero para pagar las clases. Las cosas pasan por algún motivo y por suerte lo que ha sucedido para mí es magnífico". Por aquella época, en su barrio habanero de Cayo Hueso, se escuchaba La bayamesa de Ernesto Grenet (1893-1950) y Sindo Garay (1867-1968), una de sus canciones preferidas, interpretada más tarde por Compay Segundo en el Buena Vista.
Antes de alcanzar la mayoría de edad, ya Omara bailaba en el Cabaret Tropicana, tras seguir los pasos de su hermana Haydée. Luego formó una pareja bastante reconocida junto con el bailarín Rolando Espinosa y, en ese simbólico espacio capitalino conoció, entre otros, al compositor César Portillo de la Luz, autor del clásico Contigo en la distancia.
De aquella época resultan memorables las noches cuando presentaba a los artistas estadounidenses Nat King Cole y Josephine Baker, como parte del grupo femenino D'Aida. Integró, cerca de 15 años, ese cuarteto vocal, conformado, además, por Haydée Portuondo, Elena Burke, Moraima Secada y su directora, la pianista Aida Diestro.
“Una se retira cuando la vida te dice: acabaste ya. Mientras tenga salud sigo trabajando. La música me hace inmensamente feliz. Es el alma de los pueblos, cura tristezas, ayuda a sobrepasar los obstáculos e inspira”, asegura la artista cubana quien compartió, en aquellos años, con figuras internacionales como la francesa Édith Piaf (1915-1963).
La reina del bolero, otro de los calificativos merecidos en su prolífera carrera, transita con suntuosidad por todos los géneros: el son, la rumba, la guaracha y el mambo. "He tenido la oportunidad de experimentar varios ritmos. Me gusta también el ballet, pero Alicia Alonso lo hizo muy bien", confiesa.
Posee más de cuarenta álbumes propios y otros con cantantes internacionales como los brasileños Chico Buarque y María Bethania o el uruguayo Jorge Drexler y con músicos nacionales como Adalberto Álvarez y Chucho Valdés.
A finales de los años 90, mientras ensayaba para la gira de uno de sus discos en solitario, la llamaron para cantar Veinte años junto a Compay Segundo y, luego, Silencio, a dúo con Ibrahim Ferrer. Esas presentaciones y lanzamientos se incluyeron bajo el sello Buena Vista Social Club que involucró también a otros artistas cubanos como Eliades Ochoa y Pío Leyva.
En 2009, Omara Portuondo recibió un Grammy en la categoría de mejor álbum tropical contemporáneo por su disco Gracias. "Los cubanos somos tremendos, siempre estamos preguntando, queremos saberlo todo. A los jóvenes les indico: si te gusta la música, empieza, y por el camino vemos lo que sucederá", aconseja.
Califica de momentos entrañables todas las oportunidades en las cuales representó a la nación caribeña fuera del contexto nacional. "Soy muy cubana, me siento honrada y satisfecha de serlo. No creo que pudiera haber nacido en otro lugar. Este es para mí el país más entrañable. De Cuba me gusta su gente, su historia, la simpatía y alegría de quienes la habitan", concluye.
¿Quién es Roberto Fonseca?
© Sputnik / Danay GallettiPianista cubano Roberto Fonseca
Pianista cubano Roberto Fonseca
© Sputnik / Danay Galletti
De Omara y de Ibrahim, el pianista Roberto Fonseca aprendió valores como la sinceridad: "Ellos siempre fueron sinceros y todos los artistas con los cuales tuve la bendición de tocar también lo eran, por eso es que su música sonaba así. Advirtieron que estaba en el Buena Vista tratando de aprender y dominar los estilos tradicionales", asegura a Sputnik.
Recuerda a Ferrer cuando le decía: "Yo sé que te gusta el jazz, pero tú eres cubano, trata siempre de que la gente lo sienta". De ahí que, sea hoy uno de los que aboga por separar términos como jazz latino y jazz cubano, porque este último incorpora ritmos autóctonos como el son, la contradanza, el danzón y la rumba, en su caso, aprendidos durante su paso por la agrupación.
"El tiempo que compartí con esas figuras me impulsó a defender y a creer que la cultura nuestra es lo más grande y no lo digo porque estamos en una entrevista y deba repetir un cliché, es que realmente es así. La música cubana es inmensa, rica, fuerte y sensible y por eso debemos cuidarla", advierte.
Antes de entrar al Buena Vista, Fonseca recibió influencias del hip hop, trap y rock y, a su juicio, "estar ahí, en la meca de la música tradicional cubana es lo que me dijo: sí he escuchado todas esas cosas anteriores, pero este realmente soy yo, de aquí es de donde vengo y esto es lo que voy a representar de la mejor manera"
Confiesa que también resultó un periodo difícil porque tenía mucha presión. Algunos músicos no entendían su presencia, "temían que yo, como director musical, transformara las sonoridades tradicionales del grupo en una jazz band o en un club de jazz. Y para nada esa fue mi idea. El apoyo de Ibrahim, de Manuel Guajiro Mirabal, de Omara, de Cachaíto López, entre otros, define en parte el músico que soy".
Más allá del Buena Vista, con Idania Valdés
© Foto : Gentileza Idania ValdésIdania Valdés
Idania Valdés
© Foto : Gentileza Idania Valdés
Ese es, precisamente, el título de la más reciente producción discográfica de la cantante cubana, definida por ella como ecléctica y diversa en estilos y géneros de la música de la nación caribeña. En su consideración, esa variedad de formatos, sonoridades, arreglos y ritmos enriquecen mi voz, trabajo y proyección.
"El proyecto muestra una arista diferente a mi paso durante 15 años por esa agrupación insigne de la música cubana. Al tiempo, visibiliza nuestras raíces culturales desde toques más modernos y contemporáneos y realiza un recorrido por autores de varias generaciones", asegura Valdés a Sputnik.
La cantante Idania Valdés recuerda sus 15 años como integrante de Buena Vista Social Club, la insigne agrupación de música cubana, de la cual su padre, Amadito Valdés, fue fundador y parte: pic.twitter.com/rImoFybPh0
— Sputnik Reporteros (@Sputnik_Report) May 5, 2021
El fonograma compila 15 sencillos y reúne, entre otros, a los músicos Eliades Ochoa, Amadito Valdés, Barbarito Torres, Haila María Mompie, Leo Garrido, Haydee Milanés y Alain Pérez, y contiene composiciones de César Portillo de la Luz, Marta Valdés, Polito Ibáñez, Jorge Drexler, entre otros.
La artista llegó al Buena Vista por su padre, Amadito Valdés, fundador del proyecto, a quien siempre acompañaba a ensayos y grabaciones durante su adolescencia. "Cuando grabaron el disco Buena Vista Social Club presenta a Omara Portuondo, se les ocurrió incorporar una voz femenina joven y enseguida pensaron en mí pues me conocían perfectamente".
Luego, la convocaron al disco Flor de Amor, también de Omara y, finalmente, le propusieron formar parte como corista del primer tour de promoción del fonograma de Ibrahim Ferrer Buenos Hermanos. Desde enero de 2003, con 20 años, y hasta la última gira en mayo de 2018, Idania Valdés permaneció con ellos.
"Un privilegio enorme poder compartir escena con mi papá y con todas las estrellas que conforman ese grupo, bandera de la música cubana. No todos tienen la posibilidad de interactuar con sus ídolos, yo pude y me siento bendecida por ello. Ha sido un largo camino de aprendizaje y experiencias acumuladas ", revela la artista.
© Foto : Gentileza Idania ValdésIdania Valdés
Idania Valdés
© Foto : Gentileza Idania Valdés
Comenta, asimismo, que el rigor de un proyecto de tal magnitud la obligó a madurar, tanto en el nivel artístico como personal. "Absolutamente todo lo que soy hoy como cantante e intérprete se lo debo a mi esfuerzo, perseverancia y al conocimiento que pude absorber de cada uno de ellos".
Al principio no fue un proceso complejo, pues casi todos los músicos eran muy allegados a su familia y tenían la costumbre de reunirse. No obstante, tras el fallecimiento de Ibrahim Ferrer la dinámica de la orquesta varió. "Surgieron algunos obstáculos, pero con respeto y profesionalismo logré vencerlos y hoy me doy cuenta que aprendí mucho de esos momentos difíciles así que agradezco haber pasado por ellos".
De su paso por el Buena Vista atesora las presentaciones en los teatros y festivales más reconocidos del mundo; asimismo, el intercambio con figuras internacionales como el músico estadounidense Jon Bon Jovi, el artista británico Sting, la cantante norteamericana Gwen Stefani o el cantautor canadiense Paul Anka.