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Una jueza española veta la boda entre el capitán Jack Sparrow y su novia
Una jueza española veta la boda entre el capitán Jack Sparrow y su novia
Sputnik Mundo
Una jueza del Registro Civil de Vigo impidió la boda de una pareja por su indumentaria. Él iba vestido como el capitán Jack Sparrow y ella lucía el traje... 27.04.2021, Sputnik Mundo
2021-04-27T14:05+0000
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El 23 de abril era la fecha elegida por Berto y María para darse el "sí, quiero". No era su primer intento. El coronavirus había provocado un retraso en la ceremonia, en un principio programada para el 26 de junio de 2020. Sin embargo, la pareja no pudo formalizar su relación. Esta vez no fue la pandemia, segadora de centenares de bodas. Fue la justicia por un tema de imagen.Como marcaba el calendario, la pareja se presentó a su hora en las puertas de los juzgados de Vigo. Su deseo era contraer nupcias de una manera original. Una boda para sentirse libres y no atados a las convenciones del vestido blanco y el esmoquin. Así, María apareció con el traje tradicional gallego. Un vestido que contaba con accesorios de más de 150 años, heredados de su abuela. Mientras, Berto acudió caracterizado del capitán Jack Sparrow, el célebre personaje de Piratas del Caribe. Sombrero, peluca, botas y ojos pintados formaban parte de su atuendo."No es un disfraz", comenta el novio a Sputnik Mundo. Su DNI pone Juan Alberto, pero él es Berto Pirata. Es más, casi nadie sabe cuál es su nombre de nacimiento. Sus hijos lo llaman papá pirata. Activista desde hace años, el atavío de filibustero es su uniforme en centros de mayores o en los campos de refugiados del Mar Egeo. Allí, también responde bajo el título de bucanero. En Lesbos es el capitán Jack Sparrow. Así lo bautizó un niño del campamento de refugiados de Idomeni en 2016. "Me conocen como capitán pirata. Es algo propio de mí. No es como el traje de mi primera boda, que me lo puse una vez y nunca más", recuerda. El personaje ficticio forma parte de su esencia. Motivo por el que quería que figurase el día de su boda. Sin embargo, no todo el mundo llegó a entenderlo. Y es que Berto y María se quedaron plantados frente a la entrada de los juzgados. La jueza del Registro Civil se negó a casarlos por su indumentaria. "Salió una funcionaria del edificio y nos dio la noticia. Entramos en estado de shock", explica el activista.Berto tiene varios trajes del afamado pirata. No obstante, el que portaba lo había manufacturado una modista tiempo antes de la ceremonia. Por temor a lo que le dijesen en el edificio público, decidió dejar todo el armamento que lleva Sparrow. "No fui con espada o trabucos, porque no te permiten entrar con armas. Incluso no me puse los siete anillos que lleva para no perder tiempo en el arco de seguridad. No quería fastidiar el día", señala. Según la funcionaria, el problema era la peluca. El novio accedió a quitársela. Después, el sombrero y los cinturones. También aceptó. Pero, el guardia de seguridad siguió sin dejarles entrar por orden de la funcionaria que les había dado la noticia.La pareja intentó hablar con la magistrada. En ese mismo organismo, habían contraído matrimonio personas vestidas de los Cazafantasmas o de Caperucita Roja y el Lobo. Querían explicarle la situación. Pero, ella se negó a recibirlos o escucharlos. "La mujer que había mandado en su nombre iba como una paloma mensajera entre la jueza y nosotros. Hasta le pedimos un documento explicativo. Obviamente, no nos lo dio", afirma Berto. Ante la negativa, demandaron la hoja de reclamaciones. El guardia de seguridad se la trajo, ya que no admitían que tan siquiera cruzase el umbral de la puerta. La tuvieron que rellenar fuera. "Nos trataron como un despojo", sentencia. Denuncia y nueva fechaUn asunto que queda en manos de los tribunales. Berto y María han denunciado por lo penal a la jueza y su abogada ha redactado una demanda por lo civil. "Se han puesto en contacto con nosotros jueces y notarios. Nos han recomendado que vayamos hasta el final. Dicen que la magistrada ha cometido un delito gravísimo. No existe ninguna ley en la que se indique que por ir una persona disfrazada se le puede impedir la entrada en un edificio público. Tan solo existen normas de decoro para los funcionarios. No hemos cometido ninguna irregularidad", subraya el implicado.Varios ayuntamientos de España se han ofrecido a casar a los novios. En uno de ellos, incluso el alcalde se vestía con ellos para la ocasión. Sin embargo, han rechazado las propuestas. Ellos quieren formalizar su relación en Vigo. "La que se ha saltado la ley es ella, no nosotros. Si nos casamos en otro sitio sería como darle la razón", recalca Berto.De momento, han vuelto a solicitar fecha en la ciudad gallega. El 26 de mayo a las 12:30 tienen cita en la sede de la justicia de Vigo. La persona que les dio día les recomendó que no fuesen disfrazados. "Por supuesto que voy a ir con el traje de pirata", confirma Berto. "Más cuando no hay ninguna ley que lo impide. Y mi mujer con el vestido típico. Considerarlo un disfraz es una falta de respeto", continua.Esperan poder celebrarla sin ningún problema. La cancelación ya les ha generado varios inconvenientes. Por ejemplo, María ha perdido los días de vacaciones que le corresponden como profesora. La cara positiva se la lleva su libro Elefantes de papel. Un proyecto solidario con el que ayudan a los sectores más desfavorecidos. La última edición estaba destinada a las víctimas de violencia de género. "Han aumentado las donaciones con la polémica de la boda. Es lo único bueno", reconoce Berto, quien confiesa que pidieron a los invitados que, en vez de darles dinero o regalos, hiciesen una contribución en alguna de las tres ONG con las que colaboran. "Me he pasado toda la vida defendiendo la sanidad pública o los derechos LGTB. Como no me voy a enfrentar contra una jueza que no está cumpliendo la ley", admite el activista. O, mejor dicho, el capitán Jack Sparrow.
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Una jueza española veta la boda entre el capitán Jack Sparrow y su novia
Alejandro Cuevas Vidal
Corresponsal en España
Una jueza del Registro Civil de Vigo impidió la boda de una pareja por su indumentaria. Él iba vestido como el capitán Jack Sparrow y ella lucía el traje tradicional de Galicia. La pareja no pudo tan siquiera reunirse con la magistrada. Los novios han denunciado a la funcionaria por incumplimiento de ley al impedirles entrar en un edificio público.
El 23 de abril era la fecha elegida por Berto y María para darse el "sí, quiero". No era su primer intento. El coronavirus había provocado un retraso en la ceremonia, en un principio programada para el 26 de junio de 2020. Sin embargo, la pareja no pudo formalizar su relación. Esta vez no fue la pandemia, segadora de centenares de bodas. Fue la justicia por un tema de imagen.
Como marcaba el calendario, la pareja se presentó a su hora en las puertas de los juzgados de Vigo. Su deseo era contraer nupcias de una manera original. Una boda para sentirse libres y no atados a las convenciones del vestido blanco y el esmoquin. Así, María apareció con el traje tradicional gallego. Un vestido que contaba con accesorios de más de 150 años, heredados de su abuela. Mientras, Berto acudió caracterizado del capitán Jack Sparrow, el célebre personaje de Piratas del Caribe. Sombrero, peluca, botas y ojos pintados formaban parte de su atuendo.
"No es un disfraz", comenta el novio a Sputnik Mundo. Su DNI pone Juan Alberto, pero él es Berto Pirata. Es más, casi nadie sabe cuál es su nombre de nacimiento. Sus hijos lo llaman
papá pirata. Activista desde hace años, el atavío de filibustero es su uniforme en centros de mayores o en los campos de refugiados del Mar Egeo. Allí, también responde bajo el título de bucanero. En Lesbos es el capitán
Jack Sparrow. Así lo bautizó un niño del campamento de refugiados de Idomeni en 2016. "Me conocen como capitán pirata. Es algo propio de mí. No es como el traje de mi primera boda, que me lo puse una vez y nunca más", recuerda.
El personaje ficticio forma parte de su esencia. Motivo por el que quería que figurase el día de su boda. Sin embargo, no todo el mundo llegó a entenderlo. Y es que Berto y María se quedaron plantados frente a la entrada de los juzgados. La jueza del Registro Civil se negó a casarlos por su indumentaria. "Salió una funcionaria del edificio y nos dio la noticia. Entramos en estado de shock", explica el activista.
Berto tiene varios trajes del afamado pirata. No obstante, el que portaba lo había manufacturado una modista tiempo antes de la ceremonia. Por temor a lo que le dijesen en el edificio público, decidió dejar todo el armamento que lleva Sparrow. "No fui con espada o trabucos, porque no te permiten entrar con armas. Incluso no me puse los siete anillos que lleva para no perder tiempo en el arco de seguridad. No quería fastidiar el día", señala. Según la funcionaria, el problema era la peluca. El novio accedió a quitársela. Después, el sombrero y los cinturones. También aceptó. Pero, el guardia de seguridad siguió sin dejarles entrar por orden de la funcionaria que les había dado la noticia.
La pareja intentó hablar con la magistrada. En ese mismo organismo, habían contraído matrimonio personas vestidas de los Cazafantasmas o de Caperucita Roja y el Lobo. Querían explicarle la situación. Pero, ella se negó a recibirlos o escucharlos. "La mujer que había mandado en su nombre iba como una paloma mensajera entre la jueza y nosotros. Hasta le pedimos un documento explicativo. Obviamente, no nos lo dio", afirma Berto.
Ante la negativa, demandaron la hoja de reclamaciones. El guardia de seguridad se la trajo, ya que no admitían que tan siquiera cruzase el umbral de la puerta. La tuvieron que rellenar fuera. "Nos trataron como un despojo", sentencia.
Un asunto que queda en manos de los tribunales. Berto y María han denunciado por lo penal a la jueza y su abogada ha redactado una demanda por lo civil. "Se han puesto en contacto con nosotros jueces y notarios. Nos han recomendado que vayamos hasta el final. Dicen que la magistrada ha cometido un delito gravísimo. No existe ninguna ley en la que se indique que por ir una persona disfrazada se le puede impedir la entrada en un edificio público. Tan solo existen normas de decoro para los funcionarios. No hemos cometido ninguna irregularidad", subraya el implicado.
Varios ayuntamientos de España se han ofrecido a casar a
los novios. En uno de ellos, incluso el alcalde se vestía con ellos para la ocasión. Sin embargo, han rechazado las propuestas. Ellos
quieren formalizar su relación en Vigo. "La que se ha saltado la ley es ella, no nosotros. Si nos casamos en otro sitio sería como darle la razón", recalca Berto.
De momento, han vuelto a solicitar fecha en la ciudad gallega. El 26 de mayo a las 12:30 tienen cita en la sede de la justicia de Vigo. La persona que les dio día les recomendó que no fuesen disfrazados. "Por supuesto que voy a ir con el traje de pirata", confirma Berto. "Más cuando no hay ninguna ley que lo impide. Y mi mujer con el vestido típico. Considerarlo un disfraz es una falta de respeto", continua.
Esperan poder celebrarla sin ningún problema. La cancelación ya les ha generado varios inconvenientes. Por ejemplo, María ha perdido los días de vacaciones que le corresponden como profesora. La cara positiva se la lleva su libro Elefantes de papel. Un proyecto solidario con el que ayudan a los sectores más desfavorecidos. La última edición estaba destinada a las víctimas de violencia de género. "Han aumentado las donaciones con la polémica de la boda. Es lo único bueno", reconoce Berto, quien confiesa que pidieron a los invitados que, en vez de darles dinero o regalos, hiciesen una contribución en alguna de las tres ONG con las que colaboran.
"Me he pasado toda la vida defendiendo la sanidad pública o los derechos LGTB. Como no me voy a enfrentar contra una jueza que no está cumpliendo la ley", admite el activista. O, mejor dicho, el capitán Jack Sparrow.