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Rusia y el expansionismo de EEUU: cómo el Imperio dio marcha atrás en América del Norte
Rusia y el expansionismo de EEUU: cómo el Imperio dio marcha atrás en América del Norte
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El avance del Estado ruso hacia el este a partir del siglo XV hizo que sus exploradores llegaran a las costas del océano Pacífico, pero no se detuvieron allí y
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El avance del Estado ruso hacia el este a partir del siglo XV hizo que sus exploradores llegaran a las costas del océano Pacífico, pero no se detuvieron allí y al cruzar el estrecho de Bering alcanzaron América del Norte. Para finales del siglo XVIII Rusia estableció una presencia permanente en el continente. En la etapa inicial la exploración de las nuevas tierras recayó sobre los comerciantes. Sin embargo, pronto el Estado ruso también empezó a prestar mayor interés a sus nuevas posesiones. En julio de 1799 se fundó la Compañía ruso-americana, un organismo patrocinado por el Imperio ruso que se ocupaba del comercio en los nuevos territorios y de su desarrollo.Rusia fundó varios asentamientos en Alaska. Uno de los principales fue Novoarjánguelsk, hoy conocido como Sitka. La base de la economía de las posesiones rusas en América fue la caza de pieles. En aquella época, los riquísimos yacimientos de oro y petróleo todavía no habían sido descubiertos.Desde los primeros años Rusia se vio involucrada en una serie de conflictos con la población indígena. El conflicto de mayor envergadura en Alaska tuvo lugar entre 1802 y 1805 entre los rusos que llegaron a poblar esas tierras y los guerreros del pueblo tlingit. Los rusos eran minoría en Alaska. Diferentes pueblos indígenas dominaban las inmensidades del territorio y algunos de ellos se negaron a reconocer la autoridad rusa. También hubo otro peligro: justo del lado de Alaska se encontraba el dominio británico de Canadá y en San Petersburgo entendían que era difícil mantener el control y defender un territorio tan remoto. Por otra parte, cazadores británicos y estadounidenses de vez en cuando realizaban incursiones en las tierras rusas en Alaska.El negocio entre Rusia y EEUU, frente a la amenaza británicaLa idea de vender Alaska la sugirió por primera vez el entonces gobernador general de Siberia oriental, Nikolái Muraviov-Amurski, en 1853. Desde su punto de vista, esto fortalecería las posiciones de Rusia en el océano Pacífico ante el avance del imperio británico. En aquella época las relaciones entre San Petersburgo y Washington eran bastante buenas, especialmente en comparación con las que mantenían el imperio ruso y el británico. La idea de vender Alaska a Estados Unidos pareció un paso tácticamente lógico. Rusia y EEUU preveían unir sus fuerzas ante el peligro que representaba el expansionismo de los británicos. Incluso para Washington Londres era un serio adversario en aquellos tiempos. El tema de la compraventa de Alaska volvió a plantearse en 1857.Sin embargo, la decisión final y la firma del documento oficial sobre la adquisición de Alaska tuvieron lugar solo una década después, en 1867. Frente al peligro inminente que representaba la política de Londres en Asia y América del Norte, San Petersburgo y Washington sellaron el negocio por un valor de 7,2 millones de dólares, aproximadamente 132 millones de dólares actuales.Pero, al mismo tiempo, vender un territorio que tiene casi la misma superficie que Chile y que es rico en recursos naturales fue un paso ilógico. Sin embargo, entonces la oferta pareció bastante buena para San Petersburgo. En comparación, el edificio del Antiguo Palacio de Justicia del Condado de Nueva York, construido en la misma época, costó casi el doble del monto que EEUU pagó por toda Alaska. San Petersburgo gastó este dinero en el desarrollo del sistema ferroviario del imperio. Hasta el día de hoy muchos rusos creen la leyenda urbana que dice que el pago no llegó a Rusia porque la nave que transportaba el oro se hundió en el camino. También hay quienes creen que Rusia arrendó Alaska a EEUU por un período de 99 y que la URSS por ciertas razones políticas no exigió su regreso al seno de Rusia, pero esta información es incorrecta porque el tratado de 1867 tuvo un carácter definitivo.Algunos expertos norteamericanos creen que la compra de Alaska por EEUU fue desventajosa porque el capital gastado en la adquisición de estas tierras no fue recuperado pese a los inmensos recursos que poseen. Pero esta información no es cierta porque las ganancias de Washington por la venta del oro extraído en Alaska sobrepasaron desde hace mucho tiempo lo que se gastó en la compra.Rusia transfirió la soberanía sobre Alaska el 18 de octubre de 1867. Hoy en día esta fecha marca la celebración anual del Día de Alaska en Estados Unidos. Posteriormente los militares estadounidenses desembarcaron en Sitka e izaron la bandera de EEUU.La huella rusa en AméricaLa compra de Alaska fue en cierto grado la expresión del expansionismo de Estados Unidos. No fue la primera adquisición de territorio que el país norteamericano realizó en el continente. En 1803 Washington compró la Luisiana francesa: 2,1 millones de kilómetros cuadrados por un monto de 15 millones de dólares, lo que equivale a 345 millones de dólares.Para Rusia la venta de Alaska marcó el fin de su presencia permanente en América del Norte. En el pasado el Imperio ruso solía tener sus asentamientos tan lejos como el Fort Ross, un fuerte que existió entre 1812 y 1841 en el estado actual de California, a 80 kilómetros al norte de la ciudad de San Francisco. Hoy en día, el territorio del fuerte es un parque histórico de EEUU.Otras posesiones rusas se encontraban en la isla de Kauai, unas de las principales del archipiélago de Hawái. La presencia rusa en el archipiélago no duró mucho, pero dejó una huella en su historia. Los restos de uno de los tres fuertes rusos en Kauai, Fort Elizabeth, se preservaron hasta el día de hoy.Los rusos tuvieron que retirarse de Fort Elizabeth en 1817 bajo la presión de los habitantes de Hawái y de los estadounidenses, que para aquel entonces ya tenían sus propios intereses del archipiélago. El abandono de la América rusa fue una decisión bien planteada. Las autoridades rusas en San Petersburgo entendían su incapacidad de preservar la presencia permanente en territorios tan remotos y prefirió sacar al menos algún provecho de estos territorios al venderlos a EEUU. Sin duda, nadie en el Imperio ruso pudo predecir que Washington se convertiría en el adversario número uno para Rusia en el futuro ni sabía en aquella época que se despedía de unas tierras ricas en recursos naturales.
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Rusia y el expansionismo de EEUU: cómo el Imperio dio marcha atrás en América del Norte
Denis Lukyanov
Reportero internacional
El 30 de marzo de 1867 Rusia firmó un acuerdo con Estados Unidos para la venta de Alaska. Aquel día marcó el fin de la presencia permanente del Imperio ruso en América del Norte. Sputnik recuerda los hitos de la época rusa en el continente americano.
El avance del Estado ruso hacia el este a partir del siglo XV hizo que sus exploradores llegaran a las costas del océano Pacífico, pero no se detuvieron allí y al cruzar el estrecho de Bering alcanzaron América del Norte. Para finales del siglo XVIII Rusia estableció una presencia permanente en el continente.
10 de septiembre 2019, 17:44 GMT
En la etapa inicial la exploración de las nuevas tierras recayó sobre los comerciantes. Sin embargo, pronto el Estado ruso también empezó a prestar mayor interés a sus nuevas posesiones. En julio de 1799 se fundó la Compañía ruso-americana, un organismo patrocinado por el Imperio ruso que se ocupaba del comercio en los nuevos territorios y de su desarrollo.
Rusia fundó varios asentamientos en Alaska. Uno de los principales fue Novoarjánguelsk, hoy conocido como Sitka. La base de la economía de las posesiones rusas en América fue la caza de pieles. En aquella época, los riquísimos yacimientos de oro y petróleo todavía no habían sido descubiertos.
Desde los primeros años Rusia se vio involucrada en una serie de conflictos con la población indígena. El conflicto de mayor envergadura en Alaska tuvo lugar entre 1802 y 1805 entre los rusos que llegaron a poblar esas tierras y los guerreros del pueblo tlingit.
12 de marzo 2021, 17:32 GMT
Los rusos eran minoría en Alaska. Diferentes pueblos indígenas dominaban las inmensidades del territorio y algunos de ellos se negaron a reconocer la autoridad rusa.
También hubo otro peligro: justo del lado de Alaska se encontraba el dominio británico de Canadá y en San Petersburgo entendían que era difícil mantener el control y defender un territorio tan remoto. Por otra parte, cazadores británicos y estadounidenses de vez en cuando realizaban incursiones en las tierras rusas en Alaska.
El negocio entre Rusia y EEUU, frente a la amenaza británica
La idea de vender Alaska la sugirió por primera vez el entonces gobernador general de Siberia oriental, Nikolái Muraviov-Amurski, en 1853. Desde su punto de vista, esto fortalecería las posiciones de Rusia en el océano Pacífico ante el avance del imperio británico. En aquella época las relaciones entre San Petersburgo y Washington eran bastante buenas, especialmente en comparación con las que mantenían el imperio ruso y el británico.
6 de abril 2020, 17:10 GMT
La idea de vender Alaska a Estados Unidos pareció un paso tácticamente lógico. Rusia y EEUU preveían unir sus fuerzas ante el peligro que representaba el expansionismo de los británicos. Incluso para Washington Londres era un serio adversario en aquellos tiempos. El tema de la compraventa de Alaska volvió a plantearse en 1857.
Sin embargo, la decisión final y la firma del documento oficial sobre la adquisición de Alaska tuvieron lugar solo una década después, en 1867. Frente al peligro inminente que representaba la política de Londres en Asia y América del Norte, San Petersburgo y Washington sellaron el negocio por un valor de 7,2 millones de dólares, aproximadamente 132 millones de dólares actuales.
Pero, al mismo tiempo, vender un territorio que tiene casi la misma superficie que Chile y que es rico en recursos naturales fue un paso ilógico. Sin embargo, entonces la oferta pareció bastante buena para San Petersburgo.
En comparación, el edificio del Antiguo Palacio de Justicia del Condado de Nueva York, construido en la misma época, costó casi el doble del monto que EEUU pagó por toda Alaska. San Petersburgo gastó este dinero en el desarrollo del sistema ferroviario del imperio.
25 de marzo 2014, 17:20 GMT
Hasta el día de hoy muchos rusos creen la leyenda urbana que dice que el pago no llegó a Rusia porque la nave que transportaba el oro se hundió en el camino. También hay quienes creen que Rusia arrendó Alaska a EEUU por un período de 99 y que
la URSS por ciertas razones políticas no exigió su regreso al seno de Rusia, pero esta información es incorrecta porque
el tratado de 1867 tuvo un carácter definitivo.
Algunos expertos norteamericanos creen que la compra de Alaska por EEUU fue desventajosa porque el capital gastado en la adquisición de estas tierras no fue recuperado pese a los inmensos recursos que poseen. Pero esta información no es cierta porque las ganancias de Washington por la venta del oro extraído en Alaska sobrepasaron desde hace mucho tiempo lo que se gastó en la compra.
Rusia transfirió la soberanía sobre Alaska el 18 de octubre de 1867. Hoy en día esta fecha marca la celebración anual del Día de Alaska en Estados Unidos. Posteriormente los militares estadounidenses desembarcaron en Sitka e izaron la bandera de EEUU.
La huella rusa en América
La compra de Alaska fue en cierto grado la expresión del expansionismo de Estados Unidos. No fue la primera adquisición de territorio que el país norteamericano realizó en el continente. En 1803 Washington compró la Luisiana francesa: 2,1 millones de kilómetros cuadrados por un monto de 15 millones de dólares, lo que equivale a 345 millones de dólares.
Para Rusia la venta de Alaska marcó el fin de su presencia permanente en América del Norte. En el pasado el Imperio ruso solía tener sus asentamientos tan lejos como el Fort Ross, un fuerte que existió entre 1812 y 1841 en el estado actual de California, a 80 kilómetros al norte de la ciudad de San Francisco. Hoy en día, el territorio del fuerte es un parque histórico de EEUU.
30 de marzo 2017, 12:28 GMT
Otras posesiones rusas se encontraban en la isla de Kauai, unas de las principales del archipiélago de Hawái. La presencia rusa en el archipiélago no duró mucho, pero dejó una huella en su historia. Los restos de uno de los tres fuertes rusos en Kauai, Fort Elizabeth, se preservaron hasta el día de hoy.
Los rusos tuvieron que retirarse de Fort Elizabeth en 1817 bajo la presión de los habitantes de Hawái y de los estadounidenses, que para aquel entonces ya tenían sus propios intereses del archipiélago.
El abandono de la América rusa fue una decisión bien planteada. Las autoridades rusas en San Petersburgo entendían su incapacidad de preservar la presencia permanente en territorios tan remotos y prefirió sacar al menos algún provecho de estos territorios al venderlos a EEUU. Sin duda, nadie en el Imperio ruso pudo predecir que Washington se convertiría en el adversario número uno para Rusia en el futuro ni sabía en aquella época que se despedía de unas tierras ricas en recursos naturales.