Un juez de Canarias a Sputnik: "Los inmigrantes no se van a quedar, serán deportados"
05:40 GMT 26.02.2021 (actualizado: 23:52 GMT 10.06.2022)
© Sputnik / Esther Yáñez IllescasDos inmigrantes marroquíes frente al campamento de acogida Canarias 50 de Gran Canarias
© Sputnik / Esther Yáñez Illescas
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La tensión en los campamentos de acogida de inmigrantes aumenta por momentos en Canarias. Han convocado una Asamblea de Apoyo a Migrantes el 27 de febrero en el campamento de Las Raíces en Tenerife y no se descartan nuevas protestas. El miedo a ser deportados les paraliza.
Se quieren ir de las islas que consideran una cárcel. Y se quieren ir ya.
La marcha prevista para el 26 de febrero en Tenerife, apoyada por algunos grupos de vecinos y organizaciones de derechos sociales, ha sido desconvocada. Algunos migrantes tienen miedo de que por participar en la protesta la policía les detenga y se produzca la devolución a su país de origen. Ese sería el peor de los escenarios y lo que quieren evitar a toda costa.
Los campamentos para inmigrantes en Canarias, que en un principio se concibieron dentro del Plan Canarias presentado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones como una medida temporal, se han instalado con retraso y con las deficiencias propias de una infraestructura improvisada. El plan incluye un total de siete asentamientos cedidos en su mayoría por el Gobierno central a instituciones privadas como Cruz Roja, Accem o la OIM (Organización Internacional para las Migraciones). Los siete deberían haber estado operativos en diciembre. En estos momentos están funcionando seis, el último, el recién estrenado de El Matorral, en Fuerteventura, con capacidad para acoger a 700 personas.
Entre los siete pueden dar cobijo a 7.000 personas.
No hay cifras oficiales de cuántos migrantes continúan de manera irregular en estos momentos en Canarias, pero portavoces de diferentes ONGs calculan que quedan entre 7.000 y 10.000 personas, de las cuales, más de 2.400 serían menores de edad no acompañados.
¿Cómo son en realidad los campamentos de inmigrantes?
El campamento Canarias 50, ubicado en un terreno perteneciente al Ministerio de Defensa y ubicado en el popular e industrial barrio de La Isleta en Las Palmas de Gran Canarias, fue uno de los primeros en abrir sus puertas con una capacidad para 444 personas. A algunos vecinos, esta concesión no les gustó, porque el terreno donde se ubica era una promesa histórica del Gobierno para ellos, para el barrio, para el uso recreativo de los vecinos que demandan espacios comunes para el ocio.
En estos momentos, según han informado a Sputnik varias personas que están viviendo en su interior, Canarias 50 ya habría sobrepasado su capacidad y el hacinamiento es notable.
🙌Muy de acuerdo con @SolidariaSomos: ¡QUE SE VAYAN! pic.twitter.com/w65ZtWJbnW
— CEAR (@CEARefugio) February 22, 2021
Por su parte, Antonio Rico, presidente autonómico de Cruz Roja, señala a esta agencia que en estos momentos solo hay 400 personas alojadas en este campamento y que hay libres 44 plazas de emergencia.
El Canarias 50 está en el centro de la polémica por las malas condiciones de vida y trato que denuncian sus residentes.
Abdala (nombre ficticio), un marroquí de 25 años que llegó hace tres meses a las islas, cuenta a Sputnik en las puertas de este acuartelamiento que lo peor es "el racismo por parte de los trabajadores de Cruz Roja".
Sin embargo, reconoce que dentro hay "gente mala y gente buena. Es verdad que muchos buscan problemas porque pelean y toman alcohol y drogas. Lo veo todos los días". Las normas son muy básicas: mal comportamiento, agresión a trabajadores, consumo de estupefacientes o peleas suponen la expulsión inmediata.
Samir, otro marroquí de 22 años interrumpe la conversación a las puertas del centro para contar que le han expulsado porque un trabajador le agredió sin motivo mientras estaba durmiendo, y que ahora está en la calle y no tiene adonde ir. Enseña el rincón donde ha decidido pernoctar y hacer vida con unas mantas, dos paquetes de galletas de chocolate y unos cartones de vino tinto. Está a veinte metros de la puerta principal de las instalaciones, junto a unos cubos de basura, y esa palabra, "basura", la pronuncia perfectamente en castellano a pesar de no hablar el idioma. De vez en cuando va a la puerta del Canarias 50 y llama, para que le dejen entrar. Un vigilante le dice que no, que está expulsado.
Unos minutos después, el mismo vigilante termina su turno y sale para coger su moto aparcada a pocos metros. Explica que se juega su puesto hablando con un medio de comunicación y pide que no aparezca su nombre, pero asegura que lo que dice el chico es mentira, que el joven agredió a una trabajadora y que le pillaron borracho y consumiendo drogas en su tienda.
A las puertas del campamento #Canarias50 en #LasPalmas, este chico marroquí se queja de que lo han expulsado y ahora tiene que dormir en la calle. Se acerca varias veces a la puerta y pide “hablar con Cruz Roja”. No le dejan pasar. Supuestamente agredió a una trabajadora. pic.twitter.com/g9peCj5IYf
— Esther Yáñez (@EstherYez) February 24, 2021
Lo cierto es que el interior del Canarias 50 se ha convertido en un misterio absoluto, con el consecuente "morbo" que eso genera alimentado por multitud de informaciones más o menos verificables sobre el lugar. Lo que sí se sabe es que está completamente prohibido entrar e incluso grabar el recinto desde los edificios privados aledaños. Anastasia es una vecina de origen ruso que lleva 18 años en Las Palmas y su vivienda está contigua al campamento. Pared con pared. Dice que la policía ha ido varias veces a su casa para explicarle que si difunde información sobre lo que pasa dentro del lugar de acogida puede tener problemas serios. Cuando las autoridades mencionaron la palabra grabar, a continuación dijeron algo de sus hijos.
Sobre la presencia de los nuevos vecinos en la zona, que parece que se prolongará en el tiempo de manera indeterminada, Anastasia dice que "el barrio ha cambiado mucho. Ahora los parques están vacíos porque los padres ya no quieren que sus hijos jueguen en la calle por el peligro. A mí lo que más me molesta es el ruido, porque a veces llegan borrachos. Ellos no tienen la culpa de estar aquí, pero no estamos acostumbrados", sostiene.
Abdala nos muestra unos vídeos del interior. El aspecto no difiere mucho de otros campamentos improvisados para inmigrantes en otros lugares del mundo como Lesbos, en Grecia o Lampedusa, en Italia. Carpas blancas sucesivas de estilo militar con capacidad para ocho, 12 o 16 personas, literas en su interior cubiertas de ropa, toallas, mantas o banderas de diferentes países; baños portátiles de dudosa limpieza, lavamanos dispersos en los pasillos de asfalto donde constantemente se ven grupos de personas matando las horas, solos o en grupos, hablando entre ellos en su idioma, porque dentro, según cuenta el joven marroquí no hay "absolutamente nada que hacer". Las horas pasan con tedio y aunque tienen libertad para salir a la calle de 8 de la mañana a 10 de la noche, también se cansan de pasear sin rumbo y sin (mucho) dinero.
Sí hay clases de español y dos abogadas, cuenta, que les dan asistencia jurídica. La información sobre su presente y su futuro llega a cuentagotas y Abdalá explica que para él, eso es lo peor, "la incertidumbre. Nunca nos dicen qué va a pasar con nosotros, cuánto tiempo vamos a estar aquí". El sueña con vivir en Madrid o Barcelona y tener su propio negocio para reparar aparatos electrónicos.
Reciben tres comidas al día y el joven dice que "son buenas". Para desayunar, por ejemplo, un vaso de leche, un zumo y pan con pavo. Si hay suerte, alguna fruta.
El 8 de febrero, tras varios días de intensas lluvias, el centro fue noticia porque sufrió una inundación de aguas fecales y los vídeos y fotos de las heces y aguas negras a lo largo del campamento y en el interior de las habitaciones circularon en internet y redes sociales ante las quejas de los usuarios.
Antonio Rico asegura que "dentro del Canarias 50, el día a día es muy bueno. Les ofrecemos actividades para que ocupen su tiempo: clases de español, les enseñamos nuestras costumbres, les explicamos sus derechos para que tengan un mayor conocimiento y puedan decidir con más elementos sobre la mesa qué hacer con su futuro".
El portavoz autonómico de Cruz Roja asegura que el Gobierno Central no les ha dado ninguna directriz política sobre cómo deben gestionar el centro de acogida, que las incidencias en este lugar "han sido mínimas" y que en su opinión, sí cree que debería darse salida a todas aquellas personas vulnerables que cumplan los requisitos para continuar el viaje migratorio, porque las infraestructuras en las islas "son limitadas". Sobre el contrato de Cruz Roja con el Gobierno central, Rico no especifica dinero. "No tengo la cifra en estos momentos", asegura.
¿Nueva política del Gobierno?
El Gobierno central parece, sin embargo, haber virado algunos grados su política respecto al embudo que tiene en Canarias y si hasta hace muy poco su directriz era la de la deportación y la permanencia en el territorio insular dotando a estos campamentos de más dinero y módulos prefabricados, el Ministerio de Migraciones acaba de anunciar que "en los próximos días" y "de manera inminente" se producirán 3.500 traslados hasta la Península.
Gemma Martínez, Viceconsejera de Derechos Sociales de Canarias, explica a Sputnik que "Canarias no puede gestionar sola este problema"y que en las islas "somos solidarios hasta cierto punto. Si la Unión Europea no toma cartas en el asunto y el Estado Español no facilita el tránsito, esto se puede convertir en un problema social muy grave en Canarias. Ya hemos visto manifestaciones xenófobas en contra de estas personas".
Y no serán las únicas. Para el 13 y el 20 de marzo una manifestación de protesta en Las Palmas y en Maspalomas bajo el eslogan Por la dignidad de los canarios y la recuperación de la economía. ¡Respeta mi niño! No es xenofobia, es civismo. En Maspalomas harán una cadena humana en la famosa y turística Playa del Inglés para decir "Basta Ya" y "Recuperar la Estabilidad".
En el centro de la polémica hay otra cuestión, y es la denuncia constante que varios abogados de estos inmigrantes están haciendo sobre la falta de asistencia letrada y jurídica, así como la ausencia de intérpretes que deberían estar presentes en los campamentos de manera continuada. Sobre ello, el juez de control del CIE (Centro de Internamiento para Extranjeros) Barranco Seco en Las Palmas, Arcadio Díaz Tejera, responde en una entrevista exclusiva con esta agencia y cuestiona la buena praxis de los abogados.
"¿Los abogados están haciendo cabalmente su trabajo? Si no les permiten hacer su trabajo entonces tienen que denunciarlo. No voy a entrar en el trivialismo sectáreo de quién es bueno y quién es malo, pero quien incurre en una inadecuada prestación de servicios es el abogado", sostiene.
Sobre el campamento Canarias 50, el juez dice que en el centro se vive en buenas condiciones porque, "aunque al principio eran deficientes han mejorado mucho. Se están acondicionando, aquello era un cuartel abandonado y ya no". Sobre cuánto tiempo permanecerán las personas extranjeras dentro, Díaz Tejera tira de sarcasmo: "no soy adivino".
— "¿Cuál es el límite legal para estar en estos asentamientos?", pregunta esta agencia.
— "No hay límite"
— "¿Entonces pueden estar años?"
— "No lo creo porque van a ser deportados".