"Usted ha promovido una serie de iniciativas muy importantes, a mi juicio, para la sociedad bielorrusa. Según subrayó en varias ocasiones el presidente [de Rusia, Vladímir] Putin, nosotros estamos interesados en su puesta en práctica. Siempre estamos abiertos para hacer algo en apoyo a estas iniciativas", dijo Lavrov al dirigirse a Lukashenko.
Además, el canciller ruso declaró que las declaraciones de Pavel Latushko, miembro de la cúpula del Consejo de Coordinación de la oposición bielorrusa, sobre los contactos informales de Moscú con la oposición bielorrusa son una mentira absoluta.
El líder bielorruso reconoció en varias ocasiones que el sistema de poder existente en el país tiene en parte un carácter autoritario y confirmó la disposición de ceder algunas de las competencias presidenciales en el marco de una reforma constitucional.
Según Lukashenko, las nuevas elecciones pueden celebrarse en Bielorrusia solo después de que quede aprobada una nueva Constitución.
Reunido con Lavrov, Lukashenko dijo que "no se debe hablar del reinicio de las relaciones entre Minsk y Moscú, sino de su intensificación" y agregó que la parte bielorrusa está preparada para proceder así.
"Quisiéramos tener con la Federación de Rusia no simplemente relaciones de buena vecindad, sino de fraternidad ", subrayó.
El líder bielorruso afirmó que en esta declaración suya no hay nada nuevo, que él siempre lo decía, aunque "en Rusia no siempre querían acentuarlo".
"El tiempo ha demostrado que nosotros estamos obligados a tener estrechas relaciones de amistad, y creo que los actuales dirigentes de Rusia también quieren que así sea", dijo.
En Bielorrusia continúan las protestas desde las elecciones presidenciales del pasado 9 de agosto, que otorgaron el sexto mandato a Alexandr Lukashenko, en el poder desde 1994.
La oposición bielorrusa denunció numerosas irregularidades electorales y exigió una repetición de los comicios, opción que Lukashenko descartó.