"Se trata de un centro construido en tiempo récord, diseñado para gestionar pandemias pero que también ayudará con la gripe, complementará nuestra red hospitalaria y aliviará las listas de esperas", aseguró la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

"No hay nadie que haya certificado que un hospital de estas características vaya a mejorar la salud de la población. Desde un punto de vista teórico no es la respuesta que se necesita en una situación de pandemia", explica a Sputnik el experto en sistemas sanitarios Javier Rey del Castillo, exsecretario del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (SNS) y analista de la Fundación Alternativas.
"Una caja hueca"
El hospital Isabel Zendal —bautizado así en honor de la enfermera que se embarcó en la Expedición Balmis contra la viruela en 1803— está diseñado como un espacio de 40.000 metros cuadrados con cuatro pabellones capacitados para el ingreso de 1.000 pacientes del COVID-19.
La inauguración será el 1 de diciembre pese a que, tras cortar la cinta, habrá un único pabellón operativo con capacidad para 240 camas (solo 16 para UCI) y sin personal para funcionar a pleno rendimiento, todo ello tras unas obras que ya costaron más de 100 millones de euros, el doble de lo presupuestado inicialmente.
"Es un centro sin personal propio, sin quirófanos, sin urgencias y sin consultas. Estamos ante algo absolutamente innecesario que no responde más que a hacer propaganda política. No es un hospital; es otra cosa", señala a Sputnik Julián Ezquerra, secretario general de AMYTS, el mayor sindicato médico de la Comunidad de Madrid.
Para atender el único pabellón operativo hacen falta 669 profesionales, pero solo 111 integrantes de la red madrileña se ofrecieron voluntarios y no se harán nuevas contrataciones, por lo que las más de 558 plazas restantes se cubrirán a contrarreloj mediante el traslado forzoso de sanitarios que fueron contratados como parte del refuerzo por la pandemia en otros centros.
Además, el secretario general de AMYTS recuerda que "la Comunidad de Madrid tiene una diferencia de 2.000 entre las camas instaladas y las que se utilizan" por lo que "no tiene sentido" derivar los recursos a un hospital con 1.000 plazas cuando se podrían activar el doble a un coste menor.
Éxito asegurado
Otra de las controversias del proyecto es que la admisión de pacientes pretende replicar el modelo del hospital de campaña levantado en la Feria de Madrid (Ifema) durante la primera oleada del virus: acoger el traslado de personas con pronóstico favorable es decir, jóvenes o pacientes leves sin patologías previas— para aliviar la presión en otros centros.
"El virus desencadena una serie de mecanismos con complicaciones todavía imprevisibles, por lo que para combatirlo es necesario recurrir a multitud de especialidades de distintas ramas. Este es un hospital con un personal de tipo general, por lo que solo servirá para evacuar pacientes en los que haya seguridad de que no se van a producir complicaciones", expone Javier Rey del Castillo.
La menor presión asistencial de las últimas semanas, unida al horizonte cada vez más cercano de la vacunación, conduce a una de las grandes polémicas que acompaña el proyecto desde el primer día: ¿de qué sirve un hospital presuntamente especializado en pandemias una vez termine la pandemia?
Sin planes de futuro
"No hay ninguna perspectiva de futuro para saber qué se quiere hacer con este centro", señala Javier del Rey del Castillo, mientras apunta como posible solución su reconversión para "solventar el déficit de camas para pacientes crónicos, que son quienes saturan los hospitales en condiciones normales".
No obstante, este experto se muestra pesimista y pronostica que el Isabel Zendal tendrá el mismo efecto que los centros construidos en la última década en Madrid: drenar recursos de otros hospitales después de que la inversión en ladrillo no sea continuada por contrataciones acordes.
"Es un resultado absolutamente inédito que se ha dado en la Comunidad de Madrid donde la construcción de hospitales al final reduce el número de camas, y es lo que cabe temer que ocurra ahora de nuevo", concluye el exsecretario del Consejo Interterritorial del SNS.
Moncloa se desentiende
A los factores sanitarios que deslucen la inminente inauguración del hospital de pandemias se unió el rechazo del ministro de Sanidad, Salvador Illa, a desplazarse hasta Valdebebas —al norte de Madrid— para asistir a la ceremonia de apertura.
El alcalde de Madrid, el conservador Martínez-Almeida, restó hierro al asunto y dijo estar convencido de que el ministro "se alegrará de que haya un nuevo hospital en Madrid", aunque la ausencia de Illa más bien parece un intento del Gobierno por desmarcarse de un proyecto que acumula más sombras que luces incluso antes de haber empezado a rodar.