Este mes se publicó en Australia el informe del Inspector General de la Fuerza de Defensa Australiana (ADF, por sus siglas en inglés). El documento indica que los miembros de un grupo de operaciones especiales cometieron 39 homicidios civiles.
Puede que estas muertes estén relacionadas con el revuelo mediático en torno a la investigación o incluso con el trastorno por estrés postraumático (TEPT). O con ambas cosas. Es difícil saber qué motivó a estas personas.
La triste realidad es que algunos soldados de la coalición internacional son culpables de actos de violencia cometidos durante su presencia en Afganistán. En este artículo hablaremos de algunos crímenes de la coalición que son conocidos. Las investigaciones continúan en diferentes países. Algunos de estos delitos destacan por su inmensa brutalidad.
Esto hace que la situación sea incluso más indignante para los familiares de las víctimas. Todavía no se sabe cuál será el castigo para los soldados australianos que cometieron los crímenes investigados por el reciente informe. En cualquier caso, el desenlace del juicio sobre los criminales de guerra mostrará cuánto valen las vidas de los civiles afganos para la justicia australiana.
La lista de los crímenes de la coalición internacional incluye los delitos cometidos por soldados estadounidenses, canadienses, británicos y de otras nacionalidades. Algunos son más atroces que otros. Varios fueron resultado de errores, mientras que los más indignantes son los casos de violencia deliberada contra los habitantes del país asiático.
Los crímenes cometidos por los soldados de EEUU
Uno de los casos más controvertidos y más emblemáticos fue perpetrado por un grupo de soldados estadounidenses conocidos como Kill Team —Equipo de Asesinato, en inglés—. Los delitos tuvieron lugar en el distrito de Maiwand, de la provincia afgana de Kandahar, entre junio de 2009 y junio de 2010 en plena guerra de Afganistán. Como consecuencia de esos actos de violencia al menos tres civiles afganos perdieron la vida.
El cabecilla del Equipo de Asesinato, sargento del estado mayor Calvin Gibbs, proveniente del estado de Montana, fue el militar de mayor rango en ese caso concreto. Fue acusado de haber planeado el asesinato premeditado de tres civiles afganos y de haberlos matado. A finales de 2011 Gibbs fue condenado a cadena perpetua, pero con la posibilidad de ser liberado después 10 años en prisión.
El criminal lamentó haber coleccionado partes de los cuerpos de las víctimas como trofeo, pero no presentó excusas por los propios asesinatos, alegando que estuvieron justificados. Sus cómplices fueron sentenciados a diferentes cantidades de años en la cárcel. La condena más dura fue 22 años de prisión con la posibilidad de ser liberado después de siete años en cárcel.
Bales se declaró culpable el 5 de junio de 2013 de 16 casos de asesinato premeditado. Lo hizo para que la fiscalía no buscase una pena de muerte para él. Un comandante general quien supervisa la corte marcial tiene la opción de reducir la sentencia a la cadena perpetua con la posibilidad de libertad condicional.
Por ahora está previsto que pase toda su vida en la cárcel. Sin embargo, los familiares de las víctimas no están de acuerdo con la condena y dicen que merece la pena de muerte.
Otros crímenes cometidos por países de la coalición
El 22 de junio de 2007 la OTAN realizó un bombardeo en la provincia afgana de Helmand. Esta operación causó un gran revuelo porque resultó en la muerte de 45 civiles afganos, una cifra sin precedentes desde 2001 cuando la coalición internacional liderada por Estados Unidos realizó bombardeos masivos para erradicar a los talibanes en diferentes partes de Afganistán.
El entonces presidente de Afganistán, Hamid Karzai, repudió y criticó fuertemente el ataque. Acusó a las fuerzas de la coalición de indiferencia hacia la población local y declaró que los militares extranjeros veían las vidas de los afganos como "baratas". Asimismo, criticó a los talibanes por el uso de los civiles como escudos humanos y a la OTAN por haber realizado una operación tan descuidada.
Un problema importante de la presencia de la coalición fue el tratamiento de los prisioneros de guerra. Por ejemplo, el 15 de septiembre de 2011 el efectivo del Cuerpo de Marines Reales Alexander Blackman mató a sangre fría a un combatiente del Talibán no armado. Blackman ordenó dejar de dar primeros auxilios al hombre herido y luego le disparó en el pecho. Como resultado, el prisionero falleció.
El 8 de noviembre de 2013 Blackman fue declarado culpable del asesinato de un combatiente talibán. El 6 de diciembre de 2013 Alexander Blackman fue condenado a cadena perpetua y debía pasar al menos diez años antes de que le concediera la posibilidad de obtener la libertad condicional.
Otro escándalo fue provocado por el tratamiento que recibió un grupo de afganos detenidos por los uniformados canadienses. El Gobierno de Canadá o las fuerzas canadienses estaban al tanto de que sus militares trataron de manera violenta a los prisioneros en Afganistán. Los actos de violencia respecto a los ciudadanos afganos ocurrieron cuando estos últimos fueron detenidos y luego transferidos al Ejército Nacional Afgano.
Este escándalo provocó un acalorado debate en Canadá. El problema en este caso particular está vinculado con el Artículo 12 del Tercer Convenio de Ginebra —Ottawa es uno de los participantes de este tratado— que estipula que el país que detuvo al prisionero es responsable de su tratamiento. Si las acusaciones de torturas contra dichos prisioneros afganos son ciertas, esto significa que Canadá es culpable de crímenes de guerra.