Durante la mayor parte del 2020, las condiciones no podrían haber sido mejores para el crecimiento de los precios del oro. Los siguientes son algunos de los principales factores que impulsaban su demanda:
- la imprenta más activa de dinero en efectivo;
- la debilidad del dólar estadounidense;
- la incertidumbre global.
El desplome de las tasas de interés reales de los bonos del Tesoro de EEUU empujó al alza las ganancias de los inversores, que apostaron por el metal amarillo en julio y agosto. Como resultado, la onza de oro batió su récord al cotizarse por encima de los 2,075 dólares en la bolsa, informa la agencia Bloomberg.
Los vientos de cola cambian de dirección
Si bien los precios han bajado desde agosto, los inversores han continuado su carrera por adquirir los fondos de inversión cotizados (ETF). Estos activos se venden en mercados de valores secundarios y llegaron a su punto máximo en octubre tras haber absorbido casi 900 toneladas del metal amarillo durante el año: el doble del volumen vendido a finales del 2019.
Las disputas políticas en EEUU están generando dudas sobre el futuro estímulo gubernamental que podría llegar para apoyar la economía estadounidense. Los ETF, que fueron tan cruciales para la carrera de este año, han registrado salidas de capital por lo menos durante seis días consecutivos. Mientras tanto las apuestas por lingotes realizadas por parte de los fondos de cobertura han estado acercándose a su nivel más bajo en 17 meses durante siete días hasta el 17 de noviembre.
"Las noticias tan positivas sobre la vacuna auguran, tal vez, la posibilidad real de un retorno a la normalidad", enfatizó Tai Wong, jefe de comercio de derivados de la empresa BMO Capital Markets en una conversación con el medio estadounidense.
¿Qué será de los precios cuando acabe la crisis?
Hoy en día muchos economistas coinciden en que el oro es uno de los mejores activos refugio arquetípicos, cuyo precio siempre va al alza en tiempos de crisis. Por esa lógica, el fin de la pandemia supondría un punto de inflexión en la dinámica del crecimiento de su valor. ¿Implicaría esto una reducción de su precio?
Esta no es la primera vez que la inflación desempeña un papel tan importante en la dinámica de las cotizaciones. En 2011, tras el inicio de la crisis financiera global, el oro batió su antiguo récord después de que los bancos centrales pusiesen en marcha la flexibilización cuantitativa más amplia. Esta política monetaria implica el aumento de la oferta de dinero en la circulación.
"Cuando salgamos de la pandemia habrá una gran cantidad de liquidez [en el mercado]. Las tasas de ahorro se han disparado porque la gente había estado atrapada en casa, pero seguía ganando dinero. Si la inflación sube del 3% al 3,5% en el mundo desarrollado, mucha gente lo notará", comentó Oliver Harvey, un macroestratega del Deutsche Bank.
"Es poco probable ahora con un Senado dividido que el serio nivel de gasto fiscal continúe", advirtió Darius Tabatabai, jefe de comercio de la empresa Arion Investment Management.
La onza también puede desplomarse debido a que los inversores optarán por adquirir otros activos que se benefician de la recuperación económica. Además, en un escenario en el que el dólar siga debilitándose o la inflación aumente, el oro podría correr el riesgo de perder su valor si los inversores prefieren el bitcoin como principal activo refugio, destacan en Bloomberg.
A medida que se controle la pandemia y vuelva la confianza, los gestores de finanzas probablemente tiendan a comprar más activos de riesgo, lo que implica que "el rally alcista del metal amarrillo llegará a su fin", advirtió al medio Rhona O'Connell, responsable de análisis de mercado en la empresa StoneX Group. Aunque también agregó que la vacuna no será la cura y habrá "un largo camino por recorrer antes de que estemos fuera de peligro".