En su discurso, Bolsonaro defendió que desde el primer momento buscó cuidar tanto de la salud, como de la economía, y que su Gobierno intentó evitar la interrupción de flujos de comercio.
"Aunque lejos de lo ideal, estoy convencido de que estamos obteniendo éxito en esas iniciativas", dijo, al agregar que "juntos, estamos superando una de las más graves crisis sanitarias de la historia reciente; estamos venciendo las incertidumbres, las dificultades logísticas e incluso la desinformación".
"La pandemia no puede servir para justificar ataques a las libertades individuales", defendió el presidente brasileño.
Ante el resto de presidentes del G20, Bolsonaro explicó que su gobierno atendió a más de 65 millones de brasileños con una ayuda de emergencia mensual y que también se ayudó a más de 400.000 pequeñas y medias empresas, lo que ayudó a salvar casi 12 millones de puestos de trabajo.
Bolsonaro hizo una lectura optimista sobre el futuro de la pandemia a medio plazo, a pesar de que cada vez son más los indicadores que apuntan a la posibilidad de una segunda ola de casos en el país.
"A medida que la pandemia es superada en Brasil, la vida de las personas vuelve a la normalidad y las perspectivas para la recuperación económica se vuelven más positivas y concretas", remarcó.
En este sentido, afirmó que para estimular el crecimiento se hace necesario más que nunca la reforma de la Organización Mundial del Comercio.
Bolsonaro pidió más voluntad para reducir los subsidios para los bienes agrícolas y pidió que los ministros de Economía de los países del G20 debatan sobre mejores prácticas evitando caer en "la trampa de los subsidios y en políticas que distorsionen el comercio internacional".
El presidente brasileño finalizó su discurso diciendo que la actitud coordinada de los países para hacer frente a los desafíos de la pandemia será fundamental para la recuperación económica mundial.
Este año la cúpula del G20 iba a celebrarse en Arabia Saudí, pero debido a la pandemia del nuevo coronavirus se realizó de forma virtual.