"Esperamos que los sucesos en Armenia no desestabilicen la situación, lo que representaría una amenaza, en particular, para la declaración firmada", dijo Rudenko.
El 9 de noviembre pasado el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, y los presidentes de Azerbaiyán y Rusia, Ilham Aliyev y Vladímir Putin, emitieron una declaración conjunta sobre el cese de hostilidades en Nagorno Karabaj a partir del 10 de noviembre.
Tras la firma del convenio se informó que la capital armenia, Ereván, vivió una serie de protestas promovidas por la oposición, en las que se exigió la dimisión de Pashinián.
Según explicó el diplomático, nadie puede precisar el plazo para resolver la cuestión relacionada con el estatus de ese territorio.
Al referirse a la cifra de militares rusos que permanecerán en la zona, Rudenko recordó que el convenio firmado por los líderes de Armenia, Azerbaiyán y Rusia incluye la cantidad de efectivos rusos que participará en la operación.
En el marco del acuerdo con Bakú y Ereván, Moscú ya procedió al envío de fuerzas de paz —1.960 militares, 90 transportes blindados y 380 medios técnicos— que se desplegarán en la línea de separación entre las partes beligerantes y a lo largo del llamado corredor de Lachín, que conecta Nagorno Karabaj con Armenia.
Pashinián reconoció hace unos días que le costó mucho aceptar el nuevo acuerdo del cese del fuego, pues supone la pérdida de una parte considerable en Nagorno Karabaj, incluida la localidad de Shusha, centro estratégico en la república autoproclamada, por el cual pasa una carretera que conecta la región con Armenia.