Es el plan recientemente anunciado en rueda de prensa por la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, que busca transformar 21 calles del distrito del Ensanche en un gran bloque blindado a la circulación de vehículos con el fin de "reducir el tráfico y la contaminación a la vez que se gana espacio público.
"Es un salto de escala", celebró la alcaldesa de la segunda ciudad española, conjurada a hacer de las calles que gobierna un espacio más "próximo, saludable, sostenible y seguro" para los ciudadanos.
Antecedentes y claves del proyecto
Cuatro años pasaron desde la presentación de la primera "supermanzana" de Barcelona, inaugurada en 2016 en el barrio del Poblenou como un proyecto experimental que iba a ser el punto de partida para un nuevo modelo de ciudad.
El concepto fue creado por el arquitecto catalán Salvador Rueda a finales del siglo XX, hace más de 30 años, pero ninguna administración quiso ponerlo en marcha hasta que Colau entró en el consistorio y lo desempolvó.
La zona elegida para la primera "supermanzana" ganó poco con los cambios, ya que era una área con un número muy reducido de residentes y un tráfico residual.
Pese al debate generado en torno a su despliegue, desde entonces hubo nuevas "supermanzanas" en paralelo a otros cambios como la zona de bajas emisiones, la masiva ampliación de los carriles bici o la reestructuración del plan de autobuses urbanos.
Cada uno de estos grandes bloques está pensado para agrupar nueve manzanas de edificios, en un conjunto de calles donde se limita al máximo el paso de vehículos gracias a la instalación de asientos, zonas de paseo y juego infantil, jardines y carriles de bici.
Con el nuevo proyecto, el Gobierno barcelonés abandona la idea inicial de ejecutarlo a pequeña escala y apunta a objetivos mayores: 21 ejes verdes de 33 kilómetros a los que se sumarán 21 plazas, para formar un total de 33,4 hectáreas de "nuevo espacio ciudadano" y 6,6 hectáreas de jardines y parques.
La primera fase, que comenzará en 2022, prevé obras por valor de 38 millones de euros en cuatro de los principales ejes urbanos: las calles Consell de Cent, Rocafort, Borrell y Girona.
Una transformación necesaria pero sin consenso
Para ilustrar estos cambios en el entramado urbano, el Ayuntamiento explica que cada uno de los vecinos y vecinas del Ensanche tendrá una zona verde o plaza a un máximo de 200 metros de su casa, en vías donde ahora circulan principalmente vehículos.
Sin embargo, el anuncio del Gobierno de Colau no llegó exento de críticas de los representantes políticos de la ciudad, como el grupo municipal del conservador Partido Popular, que pidió que este tipo de actuación se someta a consulta entre los ciudadanos.
También se pronunció al respecto el Gremio del Motor de la ciudad, que en un comunicado tachó de "fracaso" el proyecto y advirtió de sus "consecuencias perjudiciales" al limitar el paso de vehículos en arterias de la ciudad.
Mayor congestión de coches y motos, derivación del grueso del tráfico a las calles no pacificadas y molestias a los vecinos de estas son algunos de los inconvenientes citados por las empresas de automoción, a las que se suman asociaciones de comerciantes y vecinos de la ciudad.
También hay dudas entre los expertos
"Esta proyección de futuro está a la par con lo que necesita Barcelona, pero la actual administración lo ha hecho fatal a la hora de aunar sus planes con empresarios y comerciantes", explica a Sputnik el experto en urbanismo e innovación urbana y profesor de la universidad Esade de Barcelona, Esteve Almirall.
El plan de transformación de Barcelona lleva años forjándose, y ahora ya cuenta con calendario y presupuesto, pero no es el primer proyecto de este tipo que queda a medias en la ciudad.
Por su parte, Almirall considera que el anuncio de Colau se limita a justificar las acciones de urbanismo táctico —pintura de colores y elementos provisionales para crear espacio público— que se pusieron en marcha durante la pandemia y que llevan años siendo tanteadas.
"Todos queremos el salto de Barcelona a una ciudad más verde y limpia, pero más que una cuestión de cómo se implementan estas medidas, de sí se hacen ejes verdes, o 'supermanzanas', o se pintan las calles de colores, es que finalmente estas se pongan en marcha", opina Almirall.
El Ayuntamiento ya convocó dos concursos públicos en el Diario Oficial de la Unión Europea, uno destinado a la estructuración de las zonas verdes y el segundo para seleccionar a los redactores del nuevo patrón de calles.
El calendario prevé que las ofertas se adjudiquen en marzo de 2021, que los proyectos se redacten en los siguientes meses y que las obras comiencen a principios de 2022.