En Medellín se "ha hecho un esfuerzo muy grande" para instalar más bicisendas, indicó a Sputnik Pablo Albarenga, integrante del colectivo uruguayo 'Liberá tu bicicleta', que busca fomentar el uso de este medio de transporte, que considera una solución para poder descongestionar las calles y tener "un transporte público más eficiente y más económico".
"Tiene que haber un cambio de conciencia. Hay que dejar de ver al automóvil como una comodidad y verlo como una herramienta para usarlo cuando realmente se necesita. Hay mucha gente que utiliza el auto para hacer recorridos de dos o tres kilómetros. Es mucho más eficiente y rápido hacerlo en bici", valoró Albarenga.
Entre las ciudades con mayor uso de bicicletas también se encuentra Buenos Aires. La capital argentina tiene 130 kilómetros de sendas, sobre las cuales se realiza el 3% de los viajes urbanos. Para Albarenga, Buenos Aires es una ciudad ejemplar, ya que la infraestructura está bien conectada y conforma "una red súper eficiente y que brinda mucha seguridad". Además, la condición del terreno es ideal, por no tener pendientes.
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"Buenos Aires es totalmente plano. Andar en bicicleta ahí es un placer. Tenés mucho tráfico, pero hay una red de ciclovías que permite salir de la calle en un 60 o 70% de tu trayecto", comentó el ciclista.
El sistema de transporte público de Curitiba, la capital del Estado brasileño de Paraná, es comúnmente citado como un modelo. Además de la racionalización de los recorridos de los buses, la ciudad ha incorporado a la bicicleta como una alternativa más.
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Para Albarenga, la red de ciclovías de la urbe brasileña es "incluso mejor que la de Buenos Aires". El informe del BID revela que en Curitiba hay 127 kilómetros de carriles de bicicleta y un 1% de viajes a bordo este medio de transporte.
A pesar de que Santiago es una de las ciudades con más ciclovías y mayor uso de bicicletas de la región (tiene 236 kilómetros de carriles y una cuota del 3% de viajes), Albarenga la identificó en su experiencia como una de las más hostiles para pedalear, principalmente por la actitud de conductores y taxistas, que a criterio del entrevistado dan "el mensaje que la calle no está pensada ni hecha para el ciclista".
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Una mejora en la capital chilena implicaría "un cambio cultural, sobre todo pero también un cambio en la infraestructura". "La realidad es que las calles están pensadas para automóviles y no para bicicletas", añadió. La tasa de accidentes es la segunda más alta de la región, con 18 ciclistas heridos cada 100.000 habitantes.