El presidente no consiguió que ninguno de los candidatos a alcalde que apoyaba fueran elegidos, y recibió derrotas importantes, sobre todo en Sao Paulo: su candidato, Celso Russomanno (Republicanos) quedó en un discreto cuarto lugar, con poco más de 10% de los votos.
Los candidatos por los que Bolsonaro apostó tuvieron resultados mediocres en la mayoría de ciudades. El mandatario pidió el voto para 13 alcaldes, de los cuales apenas dos fueron elegidos, y no en las capitales, sino en ciudades de interior: El curandero conocido como "Mão Santa" será alcalde en Parnaíba (estado de Piauí, noreste) y el primerizo Gustavo Nunes en Ipatinga (Minas Gerais, sureste).
Analistas coinciden en que en estas elecciones, quizá guiados por la incertidumbre de la pandemia y la crisis económica, los votantes optaron por no arriesgar. Votaron mayoritariamente en alcaldes que ya están al mando o en viejas caras conocidas. Atrás queda la ola de la "anti política" y "anti establishment" de las presidenciales de 2018 que aupó a Bolsonaro hasta la presidencia.
Vuelve la derecha tradicional
Los partidos de centro y centro-derecha son los grandes vencedores de estas elecciones, como reconocía el propio vicepresidente Antônio Hamilton Mourão este lunes 16. Un claro ejemplo es el buen desempeño del partido Demócratas (Dem), al que pertenece el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, que durante meses actuó como freno a las propuestas más radicales de Bolsonaro.
El Dem es un partido muy importante para la gobernabilidad porque históricamente hizo de bisagra, y la reconstrucción de ésta y otras fuerzas de la derecha tradicional será clave para que surja una alternativa a Bolsonaro en las elecciones de 2022. En los bastidores de este partido ya se trabaja para una candidatura conjunta entre el presentador de televisión Luciano Huck y el exjuez Sérgio Moro. Contar con la capilaridad de alcaldías importantes será básico para reforzar a un eventual candidato presidencial.
La izquierda se renueva
Además de una apuesta por candidatos más moderados, las elecciones municipales también evidenciaron una renovación en la izquierda. El caso de Boulos en Sao Paulo es el más paradigmático. La izquierda del PSOL, que surgió hace años como una escisión del Partido de los Trabajadores (PT) confirmó el "sorpasso" a la izquierda tradicional que representa el partido al que pertenece el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011). Es la primera vez que el PT de Lula se queda fuera del balotaje en São Paulo desde 1988.
La izquierda más joven también avanzó en Porto Alegre (sur), donde Manuela d"Avila, del Partido Comunista de Brasil podría ser la primera alcaldesa de la ciudad, y en Recife (noreste). Además, fueron elegidos decenas de concejales ecologistas e indígenas, y hubo un récord de votos para candidatos del colectivo LGTBI, con hitos históricos como la elección de un total de 13 mujeres trans como concejalas.