Según se desprende un estudio publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), las consecuencias del virus sobre la salud son lo que más inquieta a un 29% de los ciudadanos de España en el actual contexto de crisis sanitaria.
Un 21% de la población, en cambio, muestra mayor alarma ante el impacto de la pandemia sobre la economía y el empleo, mientras que a otro 17% le preocupan más las secuelas en la salud mental y el bienestar emocional.
La encuesta revela, por ejemplo, que un 57% de los españoles tiene miedo de contraer el COVID-19, y que casi el mismo porcentaje pensó en los últimos meses que podría convertirse en víctima mortal de la pandemia.
Un 59% de los ciudadanos teme no poder recuperar la vida anterior al COVID, mientras que la amplia mayoría (78%) manifiesta inquietud ante el futuro o cree que la crisis va a durar mucho tiempo (85%).
Preguntados por su estado de ánimo durante estos meses, el 12% de los encuestados aseguró vivir en constante preocupación y un 7,5% en tensión o ansiedad.
El COVID-19 no solo afectó la salud mental y física de los españoles, sino también tuvo un importante impacto en sus hábitos y costumbres, especialmente durante el confinamiento que se prolongó de marzo a junio.
Aprovechar el tiempo, sentirse útil o mantener la mente ocupada fueron algunas de las razones que motivaron estos cambios, según el sondeo.
El miedo a enfermar y la situación de confinamiento también provocaron que cuatro de cada diez encuestados pensaran en cambiar su alimentación y más de la mitad se propusieran aumentar su nivel de actividad física.