Robert Yolken, de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, afirma que desde el comienzo de la pandemia los síntomas psiquiátricos han complicado la atención médica y han contribuido a la morbilidad y la mortalidad. Además, las personas con enfermedades mentales graves tienen una alta prevalencia de enfermedades concomitantes asociadas con el COVID-19, como obesidad, hipertensión, tabaquismo y diabetes, señala el especialista.
Muchas personas con trastornos psiquiátricos también viven en condiciones sociales que dan como resultado una alta exposición a virus respiratorios, incluidos los coronavirus estacionales.
En su estudio, publicado en la revista The Lancet, el científico traza un paralelismo con la pandemia de gripe española, ocurrida hace unos cien años, que también provocó un notable aumento del número de trastornos neurológicos y psiquiátricos. En el contexto de COVID-19, los registros médicos electrónicos pueden proporcionar información importante necesaria para comprender el impacto de la pandemia en la psique humana, concluye Yolken.
Al mismo tiempo, el especialista admite que para obtener información más precisa los datos de los mapas electrónicos deben estar respaldados por estudios de cohortes que involucren la recolección de muestras biológicas.