La organización investigó las redes delictivas que estuvieron detrás de este comercio ilegal de fauna silvestre entre 2018 y 2020 y reveló el mecanismo y los métodos de transporte, las rutas y los puntos geográficos clave de los traficantes.
"El jaguar es una especie muy importante para proteger. Es clave dentro de los ecosistemas en los que vive, es una especie que regula a las otras especies que viven a su lado", explica la consultora independiente en Bolivia y una de las autoras del informe, Ángela Núñez, citada por Reuters.
Según revela el informe, encargado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza en los Países Bajos (IUCN NL) a la Liga Internacional de la Tierra (ELI, por sus siglas de inglés), que rastrea los delitos contra la vida silvestre, gran parte del comercio ilícito de jaguares está organizado por residentes chinos de América del Sur que en su mayoría suministran a vendedores o tienen vínculos con mayoristas y almacenistas de ese país. Si bien los clientes son todos asiáticos, los habitantes de Bolivia suelen actuar como cazadores o realizar actividades de aprovisionamiento.
Los felinos son el objeto de los traficantes que buscan vender su carne, dientes, huesos y piel a clientes en Asia, donde tienen una gran demanda en el mercado negro.
"Los chinos le atribuyen un poder medicinal a las partes del jaguar y a menudo usan los colmillos del jaguar en las joyas para simbolizar el estatus social", explica Andrea Crosta, cofundadora del ELI.
A menudo, las partes de jaguares se hacen pasar por las de tigres. Por ejemplo, los colmillos, que también se venden como dientes de tigre, valen hasta 10 veces su valor en Sudamérica, según el reporte.
La menor disponibilidad de piezas de tigre en Asia, combinada con la creciente demanda en el este y sudeste asiático y el aumento de la presencia china en América Latina, puede haberse unido para crear una "tormenta perfecta", lo que ha dado lugar al aumento del tráfico de pedazos de jaguar a China, alerta el informe.
La investigación identificó al menos tres grupos criminales que operan en Bolivia involucrados en el tráfico de partes de jaguar, incluyendo la llamada Putian, la rama sudamericana del grupo de crimen organizado chino de Fujian.
Hasta ahora se desconoce el paradero actual de cientos de colmillos incautados en Bolivia entre 2014 y 2019, resaltan los investigadores. Además, desde enero de 2019 no se han incautado piezas de jaguar y es probable que las nuevas rutas y metodologías de tráfico desempeñen un papel importante, asegura el informe.