Ya no alcanzan los proyectos ambientales que cuidan de la reinserción a la naturaleza de los yaguaretés, nombre guaraní para el jaguar americano (Panthera onca) en los Esteros del Iberá, en la provincia de Corrientes, noreste de Argentina. La vulnerabilidad de estos felinos autóctonos llevó a un equipo legal en conjunto con la organización ambientalista internacional Greenpeace a reclamar sus derechos ante la Justicia. Así como los humanos.
En Argentina, ya se han presentado defensas similares en representación de animales puntuales. Fueron los casos de la orangutana Sandra del zoológico de Buenos Aires —considerada por un juzgado como "persona no humana"—, y la chimpancé Cecilia del zoológico de Mendoza, que obtuvo un habeas corpus. Sin embargo, nunca antes se adjudicaron derechos a una especie en su conjunto.

El yaguareté ocupaba casi todo el territorio argentino, con excepción de la Patagonia, al extremo sur. Actualmente, quedan 250 ejemplares y solo 20 en el Gran Chaco, que incluye las provincias norteñas de Salta, Santiago del Estero, Formosa y Chaco, especificó el abogado ambientalista. En Iberá, donde se busca reintroducirlo, están extintos hace medio siglo.
"Como escribió [el escritor uruguayo Eduardo] Galeano en sus libros y yo siempre recuerdo, si el ordenamiento jurídico ha reconocido que las empresas tengan derechos, cómo no los van a tener la naturaleza", replicó Viale.
El jaguar contra el Estado

El equipo legal busca actuar en representación directa de la especie, es decir, piden que la causa se caratule "Yaguareté vs. Estado nacional" y las provincias mencionadas, y además la demanda reclama una política de deforestación cero en esa zona para evitar la extinción.
"Argentina ha perdido, desde la llegada del agronegocio en la década de los 90, casi ocho millones de hectáreas de bosques nativos en todo el país, y se ubica entre los 10 países que más deforestan en el mundo a una tasa anual de entre 200.000 y 300.000 hectáreas", dijo Viale.
Noemí Cruz, coordinadora de la campaña de bosques de Greenpeace, explicó a Sputnik que las cuatro provincias del Gran Chaco concentran el 80 % de la deforestación del todo el país.
"El yaguareté tiene la máxima categoría de protección que en Argentina se le puede dar a una especie. El Estado nacional, a través de la administración de Parques Nacionales, tiene la obligación de velar por la conservación efectiva ya que desde el año 2001 se declaró Monumento Nacional por ley,", dijo la ambientalista.
Cruz contó que la Justicia provincial en Chaco, a través de un amparo que presentó la Defensoría del Pueblo, logró detener algunos desmontes ilegales en zonas que forman parte del corredor en el que habita este felino, el tercero de mayor tamaño en el mundo después del tigre asiático y el león africano.
"El yaguareté se considera especie 'paraguas': al ser depredador tope de la cadena alimenticia, no solo tiene su rol clave en el ambiente que habita sino que asegura que también están presentes otras especies. Es un animal muy sensible a la perturbación humana, por eso se lo considera también especie indicadora de la calidad de conservación del hábitat", explicó Cruz.