La brecha cambiaria entre el dólar oficial, reconocido a 83,5 pesos argentinos, y el informal, a 182 unidades para la venta, ronda el 140%. Ante esta situación, el Gobierno impuso desde el 15 de septiembre nuevas restricciones para el acceso al mercado de cambios.
"Somos adoradores del dólar. Nadie sabe para qué lo necesita pero la gente sabe que teniendo un dólar está tranquila", reconoce a Sputnik el economista y asesor financiero Santiago Llul.
Tres fuentes de ingreso
Argentina tiene tres maneras de generar dólares. La primera consiste en captar los dólares que atesoran los individuos, "cosa que no puede hacer ni este Gobierno ni nadie, porque no se entregan por una cuestión de confianza", acota explica este especialista, conocido como el "lobo bueno de la city".
Otra entrada de dólares la trae el turismo, anulado desde que el 20 de marzo comenzó la cuarentena impuesta por el Gobierno ante la pandemia del COVID-19. El tercer ingreso son los dólares de exportación, principalmente del monocultivo de la soja.
Las semillas y los agroquímicos que se utilizan se compran al dólar informal, pero los agroexportadores liquidan al dólar oficial y pagan una retención de 33%. "Eso implica que el campo se resista a liquidar", indica el economista. "A su vez Argentina tiene que devaluar su moneda para que los dólares que tenga de reserva alcancen para pagar muchos más pesos de los que emitió", añade.
Contradicciones
Ninguno de los tres factores de recolección de dólares funciona y, al mismo tiempo, el país debe lidiar con la aspiradora de divisas que provoca la misma sociedad con demandas, reales y ficticias.
En paralelo, "durante un tiempo muchos de los dólares se iban a través de obligaciones negociables: las compañías emitían deuda y las garantizaba el Banco Central; hasta que salió una resolución del Gobierno que decía que toda la deuda en dólares se tenía que refinanciar al 60%", añade Llul.
Argentina se encuentra ahora en una encrucijada. Sabe que el circuito del dólar "blue" es marginal, porque la circulación es con billetes físicos. Hay otros dos dólares legales que se operan a través del mercado de capitales: el contado con liquidación (CCL) --aquellos que se intercambian en el exterior mediante la compra-venta de acciones o títulos de deuda-- y el dólar bolsa (MEP), que se obtiene al comprar bonos en pesos y luego cambiarlos por el mismo título en la divisa extranjera. El Ejecutivo decidió entonces que el que compre dólares oficiales no puede acceder a los financieros.
Según dijo el secretario de Estado el pasado viernes a la emisora Radio con Vos, esto "no tiene impacto directo en la macroeconomía", pero provoca "preocupación porque genera una brecha muy grande que alimenta expectativas que generan ansiedad".
Para Llul, consejero de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, llega un momento en el que hay que tomar medidas drásticas.
"Hay un punto en el que necesitas hacer algo que no habrías hecho. Muchos proponen achicar el gasto público para generar menos déficit. Pero el ministro de Economía quiere generar más ingresos, no menos gastos", sostiene el economista.
Las limitaciones de la cuarentena y la incertidumbre que trae aparejada; la desconfianza al Gobierno; los 3,7 millones de puestos de trabajo formales que se perdieron durante el segundo trimestre; el sindicalismo corporativo enquistado que arrastra el país y la doble moral de personas acomodadas que se quejan del pago de impuestos y viven en un barrio privado, son otros de los factores que suman inestabilidad, concluye Llul.
De ahí la necesidad de intervenir en un mercado que busca su máximo beneficio en una lucha de fuerzas con el Gobierno, y por eso el Ejecutivo responde con esa misma estrategia, pese a que a veces se manifieste de manera errática y con medidas que tienen margen para ser más drásticas.