Pedir comida y recibirla directamente en casa sin tener que ir a comprar ingredientes ni cocinarlos es muy tentador. Pero también nos expone a ingerir un producto menos saludable, dado que el cocinado del mismo queda fuera del control del cliente, y la comida suele ser bastante calórica.
"La comida rápida debe consumirse una vez al año. Obviamente estoy exagerando, pero aun así. Si la gente no sale de casa y come [comida rápida], luego tendrá que verme a mí y a otros nutricionistas y especialistas", explicó la experta.
Eso deja fuera a la pizza y a muchas otras de las opciones favoritas de gran parte de los clientes. Y si además mezclamos la comida con alcohol, aumentarán exponencialmente las posibilidades de desarrollar graves problemas de salud.
"Y si hablamos de pizza y pasteles, definitivamente no. La gente que se tiene que aislar enfermará por comer así. Y debido a la comida rápida y al alcohol, tengo muchos pacientes con casos graves de pancreatitis. El páncreas, por cierto, es el que da más problemas de dolor en el tracto gastrointestinal. Si comes platos con mucha grasa y calorías, especialmente si hay una piedra en la vesícula biliar, puedes tener un ataque severo de pancreatitis", asegura Diánova.
"Creo que el pedido debería estar más cerca de la cocina mediterránea. Al menos hay mucha fibra en todos sus componentes principales. Por supuesto, a veces hay un exceso de grasas vegetales, pero en general, yo priorizaría estos platos", zanja la experta.