Se acerca 2030, fecha para la que la UE habrá debido aumentar hasta el 32% la cuota de energías renovables. Y España tiene que dar pasos decididos hacia la transición ecológica. El país ibérico tiene mucho potencial que explotar en lo relativo a las energías limpias, y los fondos de recuperación europeos que recibirá suponen una oportunidad de oro para apostar por lo verde.
Teniendo en cuenta que al cabo de una década el 70% del sistema eléctrico español deberá ser de origen renovable, el Plan de Recuperación anticoronavirus prevé un "despliegue masivo del parque de generación de energía renovable". La economía debe descarbonizarse a marchas forzadas, y las empresas eléctricas ya se están poniendo manos a la obra.
Igualmente importante resulta elegir bien los proyectos a los que el Gobierno asigne las ayudas europeas. No vale cualquier plan: deben tratarse de iniciativas diversas y con gran capacidad de transformación, y con el objetivo verde en el horizonte. Y se trata, en todo caso, de apostar por planes hechos a la medida de la sociedad; no solo de las propias empresas eléctricas.
Un gran aliado en la búsqueda de una economía libre de combustibles fósiles es la automoción eléctrica. Así que lo que algunos expertos hablan de la importancia de incentivar económicamente los coches eléctricos, las flotas y la movilidad eléctrica conectada y compartida, y no tanto la automoción convencional. Pero para eso es necesario construir un mercado nacional atractivo para quienes toman las decisiones en la adjudicación de nuevos modelos eléctricos, que en la mayoría de los casos se encuentran fuera de España, destaca La Vanguardia.

En palabras de Antoni Ballabriga, director global de Negocio Responsable de BBVA, "el parque de viviendas actual es muy ineficiente energéticamente. [La rehabilitación de viviendas] supondría una importante contribución ambiental y una gran repercusión en el empleo en todas las localidades".
Descarbonizar la economía también pasa por recuperar los enclaves naturales. Un estado costero como España debe conseguir un medio marino en excelente estado de conservación y con más áreas marinas protegidas, algo que, entre otras cosas, multiplicaría los recursos pesqueros. En este sentido, hay que apostar por prácticas de pesca menos dañinas y más respetuosas con los fondos marinos. De la misma forma, resultan clave los planes de recuperación de especies.
La depuración de las aguas es el último pilar de la reconstrucción verde. No se puede permitir que se cierren playas por gestionar mal aguas contaminadas por la agricultura y las aguas fecales, las cuales se vierten al mar sin depurar o mal depuradas. Este es un problema por el que Bruselas ya ha dado un toque de atención a Madrid y para el que, indudablemente, se necesita más inversión, concluye el medio.