"Hemos vivido una pesadilla, pensaron que iban a matar al MAS, pero aquí en el Alto decimos que aquí estamos y estamos vivos (…) Somos la única garantía de democracia y recuperación económica", dijo el candidato presidencial Luis Arce, en el discurso final de su agotadora campaña de movilizaciones populares.
Sin mencionar al exiliado líder histórico del MAS, el expresidente Evo Morales (2006-2019), el partido que lidera las encuestas de intención de voto puso fin a su proselitismo en El Alto, ciudad vecina a La Paz y bastión del "proceso de cambio" interrumpido por la crisis poselectoral del año pasado.
Arce denunció que el Gobierno transitorio de Jeanine Áñez, que ya dura 11 meses, ha destruido la economía y socavado las instituciones democráticas y aseguró que, de retornar al Gobierno, el MAS reconstruirá la producción, como hizo en su primera gestión.
"Cuando entramos al Gobierno en 2006, encontramos un país quebrado, que no tenía futuro, trabajamos día y noche para poder sacar al país adelante y lo logramos, estuvimos con los mejores indicadores económicos y sociales de la historia (…) Hoy que tenemos el mismo desafío, porque nos van a entregar un país quebrado, vamos nuevamente a sacar al país adelante", dijo.
El discurso de Arce cerró una fiesta callejera de varias horas, con música y bailes folclóricos.
"Somos mayoría, somos mayoría" y "no tenemos miedo" coreó repetidamente la multitud masista aglomerada sin muchas precauciones sanitarias en la misma explanada en la que Morales dio en noviembre de 2019 su último discurso antes de resultar forzado a renunciar y salir al exilio.
El candidato del MAS, según casi todas las encuestas de intención de voto, tiene muchas posibilidades de ganar la presidencia en primera vuelta, asegurando al mismo tiempo el control del parlamento.
Una eventual segunda ronda entre Arce y el segundo más votado, quien sería el expresidente neoliberal Carlos Mesa (2003-2005), está prevista para noviembre.
A partir de la hora cero del jueves 15, Bolivia entrará en silencio electoral.