La primera comisión disciplinaria del Tribunal Superior de Justicia Deportiva decidió condenarla "por tres votos a dos con una multa convertida en advertencia".
Según el tribunal, la jugadora incumplió un punto del reglamento del Circuito Brasileño de Vóley Playa que dice que el jugador se compromete a no divulgar su opinión personal o informaciones que reflejen críticas que puedan "directa o indirectamente perjudicar o denigrar la imagen de la Confederación Brasileña de Volley [CBV] y/o de los patrocinadores y socios comerciales de las competiciones".
El relator del caso, Robson Vieira, entendió que las palabras de la jugadora perjudican a la CBV y a uno de sus patrocinadores, el estatal Banco de Brasil, y recomendó una multa de 1.000 reales (casi 180 dólares), que acabó siendo convertida en advertencia.
La CBV se manifestó "repudiando" sus palabras por considerar que manchó la imagen de la modalidad, mientras que la propia jugadora al ser interrogada durante el proceso dijo no estar arrepentida.
Solberg defendió la libertad de expresión y argumentó que otros colegas jugadores masculinos no fueron castigados cuando hace dos años expresaron su apoyo al entonces candidato Jair Bolsonaro durante el mundial de vóley.