WASP-121b es uno de los exoplanetas más calientes jamás encontrados gracias al calor que irradia su estrella anfitriona. El fenómeno es tan fuerte que la temperatura del planeta es comparable a la de su misma estrella: entre 2.500 y 3.000 grados centígrados.
Estudios anteriores señalaron que unas moléculas que contienen vanadio, un raro metal, y la falta de titanio podrían explicar su peculiar espectro.
"Los estudios anteriores trataron de explicar estas complejas observaciones con teorías que no me parecían plausibles. Pero resultó que tenían razón. Para mi sorpresa, encontramos fuertes indicios de vanadio en las observaciones", dijo el astrónomo y autor principal Jens Hoeijmakers, de las Universidades de Berna y Ginebra en Suiza.
Estudiar las atmósferas de los exoplanetas no es tarea fácil. Primero, es necesario que el exoplaneta pase entre la Tierra y su estrella. Cuando eso ocurre, parte de la luz de la estrella pasa a través de la atmósfera del planeta. Además, algunos elementos atmosféricos provocan que la señal emitida no sea muy fuerte y tenga mucho ruido. Así que serán imprescindibles buenas herramientas de reducción de ruido que no vayan a destruir los datos.
Para obtener un espectro fuerte para el WASP-121b, Hoeijmakers y sus colegas se valieron del instrumento espectrógrafo HARPS del Observatorio de La Silla del Observatorio Europeo Austral.
Hay que decir que encontraron un interesante cóctel metálico en la atmósfera del exoplaneta. Allí estaba el mencionado vanadio, pero también había evidencias de presencia de hierro, cromo, calcio, sodio, magnesio y níquel. Cabe destacar que no se encontró titanio, lo cual coincide con lo sugerido anteriormente.
"Todos los metales se evaporaron debido a las altas temperaturas que prevalecen en WASP-121b, asegurando así que el aire en el exoplaneta consiste en metales evaporados, entre otras cosas", explicó el suizo.
Los júpiteres calientes son planetas muy misteriosos, y estudios de sus atmósferas como este pueden ayudarnos a entenderlos. Aprender sobre lo que hay en sus atmósferas puede ayudarnos a averiguar si se formaron allí, o si migraron hacia el interior desde una órbita más lejana, así como a investigar la posible existencia de vida extraterrestre.