Una tarde de otoño, sobre las nueve y media de la noche, Doncel se dirigía hacia el Parque del Oeste de Madrid para dar un paseo y de camino, recibió una llamada inesperada. En los escasos minutos que duró la conversación, algo había cambiado. Doncel se acababa de convertir en el ganador del XXXIII Premio Internacional de Poesía de Loewe, el premio de poesía más importante no solo de España, sino también de lengua castellana.
"Al principio te quedas un poco en suspenso emocionalmente, luego ya sí te lo vas creyendo. Estoy muy agradecido y es una alegría que de algo que has creado, haya un jurado tan prestigioso que unánimemente apoye tu trabajo", asegura Doncel a Sputnik.
Diego Doncel es poeta, novelista y articulista y, además, es profesor en un instituto de Madrid casualmente llamado IES Ciudad de los Poetas, "siguiendo la tradición de todos los que se dedicaban a esta doctrina como lo hacía Machado, Gerardo Diego o Torrente Ballester, que estuvieron en enseñanza media", dice Doncel. Galardonado con el Premio Adonais en 1990, así como el Premio Tiflos de la Fundación Telefónica y el Premio Diálogo de Culturas en 2015, su poesía ha sido traducida al inglés, francés, italiano, portugués y chino. Sputnik ha conversado con él sobre su nuevo galardón.
—Diego, resides en Madrid, pero eres extremeño. Recientemente otros poetas de la región como Basilio Sánchez o Álvaro Valverde se llevaron este premio. ¿Crees que Extremadura es aún una región desconocida en todos los aspectos y especialmente en el ámbito literario?
—Indudablemente. En novela hay un tipo que se llama Eugenio Fuentes que tiene no solo fama nacional, sino que sus libros circulan por todo el mundo. Literariamente, Extremadura ha dado unas generaciones de escritores en las últimas décadas que están siendo reconocidas en la literatura española desde hace ya mucho tiempo. Siempre lo dije. El gran valor que tiene Extremadura en estos últimos tiempos es la cultura. Creo que la cultura en Extremadura es impresionante y en concreto la literatura. No se puede decir que haya ningún complejo respecto a cualquier comunidad autónoma o incluso más allá de las fronteras de España.
—En este país hay pocos lectores de poesía, tú has escrito también novela. ¿En qué género te sientes más cómodo creando?
—Este año el galardón EspasaEsPoesía resultó muy polémico por la concesión del primer premio a un 'influencer' venezolano, ¿qué opinas sobre esto? ¿crees que se ha premiado su creatividad o que hay una estrategia comercial detrás?
—Por la gente que integra el jurado creo que fue un premio merecido. Hay que juzgar teniendo el libro delante. Creo que el fallo del jurado fue absolutamente legítimo y estoy seguro que votaron lo que era mejor. No tengo nada que ver con ese tipo de poesía, pero creo que no hay que demonizar a nadie, absolutamente a nadie, ya sean sus seguidores robots o no, eso da igual. Una vez que se coja el libro diremos si eso está bien o mal, pero la demonización a priori no. Creo que tenemos que ser cautos y realmente ver qué calidad tiene ese libro.
—¿Qué opinan tus alumnos del premio?
—Se muestran muy contentos, y yo también, por enseñarles que esto no es una cosa que esté alejada de ellos, la poesía forma parte de la vida. Y me gusta enseñárselo, aunque sea con mi ejemplo. No soy un profesor para nada a la antigua usanza, intento seducir. Para mí es un fracaso que un profesor se vaya de clase con alumnos que odian la literatura. Mi labor es que mis alumnos se lo pasen bien leyendo literatura.
—A la mayoría no, pero es una cuestión de educación. La literatura no es una simple asignatura, es algo más. Si no formamos a los alumnos en eso tan solo vamos a poner una nota porque saben cuáles son las obras de Lorca, entonces algo no funciona. La literatura es que alguien salga de clase con la necesidad de volver a leer poesía, novela o una obra de teatro. Ese es nuestro papel como profesores.
—Háblame de la obra. ¿Hay algún poema que hayas escrito con mayor pasión?
—Es un libro extenso, entre 40 y 50 versos. El libro en sí trata sobre mi padre. En muchos momentos tuve que parar porque acudían recuerdos y me temblaba el lápiz con el que escribo. No sabía señalar un solo poema. Mi padre en muchos momentos determinados no era solo una persona real, sino también una persona de la memoria.
"Es un homenaje a mi padre para contar cómo estuvo ocho meses en coma, cómo lo cuidábamos y lo que supuso para toda la familia. Al contar lo que fue la vida de mi padre y mi infancia con él, estoy hablando también de una generación que es aquella que ahora tiene alrededor 80 años, que fueron niños durante la Guerra Civil pero que sufrieron toda la posguerra", describe Doncel.
De pronto se encontraron con que estaban en un mundo absolutamente cambiado. Es una generación muy importante en la historia de España del siglo XX porque construyeron nuestro tiempo desde la pobreza.
—¿Estás trabajando ahora en algún proyecto?
—Sí, actualmente estoy trabajando en una novela con mucho entusiasmo que además mezcla realidad y ficción.
—Para finalizar, ¿por qué crees que la gente debe leer poesía?