Diversos estudios anteriores ya han relacionado la exposición a la contaminación por partículas finas presentes en el aire con la enfermedad de Alzheimer. Además, investigadores han encontrado anteriormente evidencias de nanopartículas derivadas de la contaminación del aire en la corteza frontal del cerebro.
Además de estas señales, se detectó en el tronco del encéfalo la presencia de nanopartículas ricas en metales, cuya apariencia y composición indican que su origen probable es la contaminación producida por el tráfico.
"Esto ha llevado a los investigadores a concluir que la contaminación del aire de esta naturaleza, ya sea inhalada o ingerida, pone a las personas en riesgo de posibles daños neurológicos", detalló la Universidad de Lancaster.
El tronco del encéfalo, también conocido como tronco cerebral o tallo cerebral, es la parte posterior del cerebro. Esta región es responsable de regular el sistema nervioso central, controlar la frecuencia cardíaca y respiratoria. Controla, además, nuestra percepción de la posición y el movimiento de nuestro cuerpo, incluido, nuestro sentido del equilibrio.
"No solo los tallos cerebrales de los jóvenes en el estudio mostraron las 'características neuropatológicas' de la enfermedad de Alzheimer, Parkinson y ENM, sino que [los voluntarios] también tenían altas concentraciones de nanopartículas ricas en hierro, aluminio y titanio en el tallo cerebral, específicamente en la sustancia negra y cerebelo", detalló Barbara Maher, profesora de la Universidad de Lancaster, coautora del estudio.
Los hallazgos de la investigación sacan a la luz el potencial de una pandemia de enfermedades neurológicas en ciudades con altos índices de contaminación atmosférica, a medida que las personas tienen una mayor expectativa de vida y se desarrollan los síntomas de daño neurológico crónico temprano.