La polémica en Argentina no cesa, a pesar de que el Ejecutivo pospuso la resolución sobre las granjas de cerdos. Estas megafactorías —que en algunos países tienen varios pisos de altura— albergarían 12.000 cerdas (madres), cada una con sus respectivas crías. Así fue acordado con China durante la gestión de Mauricio Macri y ratificado durante la actual, de Alberto Fernández.
Sin embargo, la cría intensiva, en hacinamiento y a ese nivel es potencialmente dañina para el medio ambiente, para las comunidades circundantes y para la propia porcicultura nacional.
"Este nivel de hacinamiento produce liberación de un montón de compuestos que tienen que ver con desechos de los animales: nitritos, nitratos, amoniaco. Y también desechos por el uso de químicos porque el nivel de hacinamiento animal tiende a disminuirles el sistema inmune", explicó a Sputnik Guillermo Folguera, biólogo y docente argentino.
"Entonces tienen que recurrir a químicos diversos: antibióticos, antivirales. Y todos estos también van o al aire, o al agua o a la tierra", agregó.
Chile, España o México ofrecen ejemplos de estos daños y reportan alta contaminación en el agua y olores desagradables a kilómetros de distancia de los establecimientos. Activistas ambientales además denuncian la ampliación de la frontera agrícola —desmonte y tala de bosques y selvas— para plantar soja, maíz y otros cultivos para alimentar a los animales.
Esto se suma a la alta contaminación del agua. El más reciente trabajo de Greenpeace en el tema tomó muestras de un xenote y de pozos de comunidades maya de la zona.
"De las ocho muestras de agua, cinco rebasan la norma (...) que indica los límites máximos permisibles en cuestión de nitratos para la protección de la vida acuática. Pero lo más preocupante es que todas las muestras rebasan la norma 127 de la Secretaría de Salud que indica los índices recomendados para el uso y consumo humano", señaló.
A pesar de todo, para el productor argentino Pedro Peretti, la exportación y el acuerdo con China podría realizarse siempre y cuando sufra una importante modificación. Para el granjero, como está planteado el proyecto solo ofrece problemas para el país y para el sector. En cambio, una cría distribuida geográficamente, en establecimientos familiares o cooperativos, podría abastecer la demanda y disminuir sustancialmente el impacto ambiental.
"Nosotros creemos que, por ejemplo, si necesitamos 400.000 madres para abastecer el convenio con China, podemos ponerlas en 2.000 granjas de 200 madres cada una y distribuirlas geográficamente a todo lo ancho y largo del territorio. (...) Granjas de carácter familiar, o en su defecto podemos hacer cooperativas que incrementen un poco la escala, con 10 o 15 productores que pongan 1.000 madres de forma cooperativa y se lleven los cerdos a engordar a sus respectivas chacras", completó.
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