La ingeniera Carolina Cosse fue una de las grandes ganadoras en la noche del 27 de septiembre, cuando Uruguay celebró sus elecciones regionales y la coalición de izquierda Frente Amplio, ahora oposición a nivel nacional, logró mantener el Gobierno de Montevideo, la capital del país. La exministra de Industria y expresidenta de la telefónica estatal resultó electa no solo al ganarle a la candidata de la coalición de derecha, Laura Raffo, sino también a otros dos contrincantes frenteamplistas.
La realidad uruguaya no es una excepción en el continente. Un relevamiento del Observatorio de Igualdad de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) señala que en la mayoría de los países latinoamericanos y caribeños el porcentaje de mujeres alcaldesas es inferior a 15%. Mejoran el promedio los casos excepcionales de Cuba y Nicaragua, donde la presencia de mujeres representa el 47% y 42,5%, respectivamente.
El estudio advierte que si bien el promedio de toda la región, de 15,5% con datos de 2018, es superior al 12,1% de 2014, la elección de mujeres para este tipo de cargos "ha avanzado a un ritmo más lento" que los registrados en cargos nacionales.
Aun en ese contexto, algunas mujeres han sabido ganarse un lugar en la historia accediendo a gobiernos municipales o regionales estratégicos. En esa lista aparecen los nombres de Luiza Erundina de Sousa, que en 1988 fue la primera mujer en ganar la prefectura de la ciudad de Sao Paulo. Su correligionaria Marta Suplicy (ambas pertenecían al Partido de los Trabajadores) retomó su legado, gobernando la populosa ciudad brasileña entre 2001 y 2005.
Los nombres de Susana Villagrán, que en 2011 se convirtió en la primera alcaldesa de Lima, de Claudia Sheinbaum, primera mujer jefa de Gobierno de Ciudad de México desde 2018 y Claudia López, primera alcaldesa en la historia de Bogotá tras ser electa en 2019 agregan hitos en un camino que sigue siendo sinuoso para el género femenino.
La política es más violenta para las mujeres
En diálogo con Sputnik, la politóloga mexicana Ana Vanessa Cárdenas reivindicó la importancia de que exista equidad en el acceso a cargos municipales porque "es el primer escalón que tiene la población" a la hora de relacionarse con el poder político.
Para Cárdenas, es preciso que los países implementen un marco jurídico que promueva una mayor participación política de las mujeres, por más que esos nuevos escenarios traigan consigo "nuevos retos y obstáculos como la violencia política por cuestión de género".
En efecto, la politóloga advirtió que, aun cuando las mujeres logran acceder a puestos de liderazgo en la política, suelen enfrentarse a "problemáticas para ejercer su derecho a ser votadas" que no se les presentan a sus colegas hombres. En ese sentido, aseguró que el derrotero político de muchas mujeres políticas se vuelve "más violento y más difícil que el que enfrentan los hombres".
"Los partidos siguen creyendo que nombrar a mujeres es un tema de responsabilidad social o de adorno y al interior de los partidos esas mujeres, sobre todo las que no son dóciles o manipulables, se ven segregadas", enfatizó Cárdenas.
La politóloga diferenció las mujeres que avanzan en la política con "un proyecto político propio" de las que detrás suyo pueden tener "una toma de poder informal de un hombre". Mientras estas últimas reciben mayor "complacencia", las primeras suelen encontrar más problema para acceder a financiamiento de campañas o candidatearse a cargos electivos de mayor magnitud.
Cárdenas subrayó además que esas mujeres son obligadas a tener una calificación académica mucho mayor que la de los hombres, dado que "se les exige, en la norma no escrita, una mayor preparación para demostrar que pueden con el cargo". La analista añadió que ese requerimiento va de la mano con señalamientos sobre cómo podrá conjugar su actividad política con su "rol de madre y esposa", algo que "a los hombres no se les cuestiona", y cuestionamientos sobre su apariencia física, también inexistentes entre dirigentes masculinos.
¿Cómo gobiernan las mujeres?
Para Cárdenas, está claro que no todas las mujeres aplican políticas de género cuando acceden al poder, porque "hay mujeres que no traen esta agenda". Sin embargo, consideró que a nivel general es posible identificar que las mujeres que acceden a cargos políticos de importancia "promueven políticas más incluyentes".
La politóloga remarcó que, la propia exigencia de tener mayor formación para acceder al cargo, se vuelve en su favor al momento de gobernar, ya que aparecen gobernantes "mucho más preparadas porque tristemente tienen que justificar estar en el cargo".
Cárdenas atribuyó estas características generales tanto a mujeres de izquierda como de derecha, aunque admitió que este tipo de agendas inclusivas puede ser más compleja para mujeres que integren partidos de "ultra derecha", donde aplicar este tipo de agendas de corte "progresista" puede herir los equilibrios internos de los partidos.