Estas preocupaciones surgieron por primera vez en mayo pasado tras conocerse que el ayudante de cámara del presidente y el secretario de prensa del vicepresidente Mike Pence habían contraído el coronavirus. No obstante, ambos políticos dieron negativo en aquel momento.
Ahora Trump está contagiado y la pregunta de qué sucederá si el presidente da positivo ya dejó de ser una interrogante hipotética.
Los expertos señalan que el resultado de este anuncio es totalmente incierto. La convalecencia del mandatario podría provocar desde una interrupción temporal de su gestión, hasta una crisis constitucional en toda regla con reclamos sobre la presidencia.
Todo depende de la gravedad de la enfermedad
El nivel de las consecuencias económicas y geopolíticas dependerá en gran medida de la gravedad de la enfermedad y, especialmente, de si el mandatario queda incapacitado para ejercer su cargo, señalan funcionarios y exfuncionarios de la Casa Blanca y expertos externos.
"Hay un protocolo para todo", explicó David Axelrod, ex asesor principal de Barack Obama en la Casa Blanca, citado por Bloomberg.
"Rutinariamente pasamos por simulacros sobre qué hacer en caso de ataques terroristas o nucleares, pero sinceramente, nunca anticipé una situación de pandemia como la que enfrenta la Casa Blanca ahora", admitió.
Pero si la salud de Trump se deteriora, existe un proceso que los presidentes anteriores han empleado para ceder temporalmente el poder, señalan los especialistas.
Así, la Enmienda 25 de la Constitución de EEUU le permite a Trump entregar el control al vicepresidente y luego reclamarlo tan pronto como se declare capaz de ejercer nuevamente sus funciones. George W. Bush hizo esto dos veces durante su presidencia, mientras era sometido a procedimientos médicos; y Ronald Reagan una vez, para someterse a una cirugía de colon.
Caos constitucional
No obstante, en el caso de que tanto el presidente como el vicepresidente queden incapacitados por COVID-19 podría producirse un caos y el colapso constitucional, advierten los expertos.
Es que la ley solo ofrece una solución clara en caso de que el presidente y el vicepresidente fallezcan.
"En ese caso, la línea de sucesión es clara, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, se haría cargo", explicó Ilia Somin, profesor de derecho en la Universidad George Mason.
"No saber quién es el presidente ni siquiera por un par de horas podría ser extremadamente peligroso para el país", asegura Brian Kalt, profesor de derecho en la Universidad Estatal de Michigan.
"El problema es que la Constitución no ofrece un procedimiento para determinar la incapacidad de un presidente para desempeñarse, lo que da lugar a la posibilidad de una disputa en la que Pelosi, una demócrata, se declare a sí misma presidenta interina incluso si Trump y Pence (o sus abogados) declaran estar aptos para servir", indica Kat.
La Casa Blanca dice que no hay razón para alarmarse. No obstante, cabe recordar que a lo largo de la crisis del coronavirus, Trump se ha negado a respetar muchas de las precauciones señaladas por los funcionarios de salud pública, como el uso de la mascarilla. Además, el presidente, el vicepresidente y sus colaboradores se mezclan de manera rutinaria. Así, una asesora de Trump, Hope Hicks, que viaja regularmente con el presidente, también dio positivo por el nuevo coronavirus.