Los métodos de reconocimiento facial llevan años entre nosotros. Nadie se extraña ya de las máquinas que utilizan esta técnica para identificar a los pasajeros en el aeropuerto o de la capacidad de determinados teléfonos móviles para desbloquearse con tan solo mirarlos. La biometría ha llegado para quedarse y cada vez es más normal verla en las distintas situaciones que se presentan en nuestro día a día. Tal vez, en un breve periodo de tiempo, también en la compra.
Este se sustenta en el actual sistema de pago de estos establecimientos en Estados Unidos, en las que no hace falta pasar por caja. Simplemente se selecciona el productos de la estantería y un avanzado entramado de cámaras y sensores de movimiento registran las compras en una aplicación del móvil que tiene la cuenta de Amazon vinculada. Al salir de la tienda se recibe una factura con todos los productos comprados. Con la biometría se pretende sustituir la identificación de los usuarios a través el teléfono móvil por el reconocimiento por la palma de la mano.
Para ello, se utiliza un dispositivo llamado Amazon One. Con este, la multinacional quiere ahorrar tiempo, ya que ahora para poder acceder a las tiendas de la entidad se tiene que escanear un código en la pantalla del terminal. Es este el que permite saber a Amazon quien ha entrado a comprar y sobre quien tiene que realizar un seguimiento.
Un sistema que ofrecerá a terceros como ya hizo con el existente en los locales de Amazon Go. Un modelo que según dijeron los responsables de Amazon es completamente seguro, al no almacenar información en los escáneres de las tiendas y solo activarse con la mano de la persona. Y es que la entrega de los datos biométricos a un gigante tecnológico es de lo que más puede preocupar. Varios activistas y organizaciones dedicadas a la privacidad de datos denunciaron anteriormente a Amazon por su software de reconocimiento facial, hasta el punto que la compañía anunció en junio que dejaría de venderlo temporalmente a la policía.