El número de personas que sufre de hambre viene creciendo en los últimos cinco años y la pandemia del COVID-19 amenaza con aumentarlo. El incremento de las tasas de pobreza y la disminución de los ingresos monetarios dificulta el acceso a comida, a pesar de que las cadenas de producción y abastecimiento no se vieron afectadas por el virus.
Según Naciones Unidas, la pandemia ha provocado mayor desperdicio de alimentos debido a la prioridad de compra de productos no perecederos frente a los frescos. La conducta es motivada por la imposibilidad de las personas de asistir a mercados con la regularidad previa a la pandemia.
"La tercera parte de las pérdidas de alimentos se generan justamente ahí, luego de la producción", dijo a Sputnik la consultora de la FAO para América Latina, Sara Granados.
En términos de dinero, la pérdida anual equivale a 400.000 millones de dólares, cifra equiparable al Producto Bruto Interno de Austria. Los países de ingresos bajos y medios son los que más padecen de este fenómeno, especialmente África y Asia.
América Latina les sigue de cerca, con pérdidas que ascienden al 11% de lo producido, unas 220 toneladas de comida. Según explicó Granados, en términos de dinero la cantidad es preocupante y trepa a 650 millones de dólares.
"Las grandes soluciones que identificamos van justamente en innovar y generar una mayor equidad en el acceso a infraestructura y capacidades por parte de la agricultura familiar y la pesca artesanal, para que puedan tener mejores esquemas de almacenamiento, procesamiento y refrigeración", precisó la experta.
Los consumidores también pueden contribuir. Para Granados la tarea debería priorizar la demanda local, comprar en ferias y mercados, y planificar para evitar el desperdicio en el ámbito doméstico.
Plato lleno
Como esta misión es más difícil de llevar a cabo en negocios o eventos que comercializan o preparan el alimento, la creatividad de la población se vuelve central para evitar pérdidas. En esa línea trabaja la organización no gubernamental Plato Lleno, dedicada al "rescate de alimentos".
"Cuando se genera un excedente de alimento, sea porque en un evento sobra comida o porque un local no llegó a vender la mercadería o por alguna devolución por temas de packaging", comienza el trabajo de la organización, contó Cristante.
Luego de eso se selecciona dónde puede aprovecharse, sean merenderos, hogares u otro tipo de organización. "En cada caso se consideran criterios como cercanía, pertinencia y tamaño del excedente de alimentos", añadió.