El Comité de Investigación de la Federación de Rusia estudió a la organización religiosa conocida como la Iglesia del Último Testamento, que entre 1991 y el 22 de septiembre de 2020 fue gestionada por Serguéi Torop —Vissarión—, Vadim Redkin y Vladímir Vedérnikov. Vissarión, de 59 años, se hacía llamar hijo de Dios y afirmaba que era la reencarnación de Jesús.
La investigación considera que estos tres ciudadanos recurrían a la violencia psicológica y usaban el dinero de sus adeptos para obtener ingresos. Como consecuencia de estas acciones, una parte de sus seguidores sufrió graves daños a la salud.
Las fuerzas de seguridad realizaron una operación especial en el distrito de Kuráguino, de la región rusa de Krasnoyarsk, para ponerle freno a las actividades ilegales de esta organización religiosa. Está previsto que las autoridades presenten cargos contra Torop, Redkin y Vedérnikov, a quienes los uniformados registraron sus viviendas. Además, se abrió un caso penal por la actividad ilegal de la iglesia.
Se les acusa de haber creado una comunidad religiosa cuyas actividades conllevan a la violencia contra ciudadanos y, además, de haber causado grave daño a la salud de dos o más personas.
Orígenes de la secta
Con la perestroika y, luego, la disolución de la Unión Soviética, en el territorio de Rusia se vivió el nacimiento de la libertad de culto, mientras que el ateísmo iba perdiendo terreno. El país estaba sumergido en una gravísima crisis económica y una inestabilidad política sin precedentes, por lo que muchas personas empezaron a buscar consuelo en la fe. Se crearon decenas de organizaciones religiosas que, en realidad, tenían una plataforma más similar a una secta.
Así, empezó a dar sermones sobre la nueva verdad. En 1991 Torop proclamó que su nombre real era Vissarión e incluso fue invitado a un programa de la cadena local de televisión donde el expolicía explicó que sentía un vínculo con Jesucristo, quien lo vigilaba desde la órbita de la Tierra. También decía que en su vida anterior había vivido en Judea y era un profeta. Luego anunció que había que considerar que la Virgen María era su madre.
Por muy extrañas que parecieran estas declaraciones hubo personas que creyeron en su sermón. Hasta los seis años Serguéi Torop vivió con su abuela, quien lo crió. La abuela del futuro 'mesías' tenía vínculos con los viejos creyentes y, según varias fuentes, influyó significativamente sobre la visión del mundo del menor.
El nuevo maestro decía en sus sermones que las interpretaciones existentes del cristianismo eran anticuadas o hasta erróneas. Vissarión empezó a viajar por el país para atraer nuevos adeptos. Luego, el mesías cambió el contenido de sus sermones drásticamente y creó un nuevo enfoque a su visión del mundo. En 1993 creó la Comunidad de la Fe Común, que en 2000 pasó a ser conocida como la Iglesia del Último Sermón.
Las raíces de los mandamientos de Vissarión
Vissarión y sus cómplices lograron obtener el permiso para construir un asentamiento ecológico experimental en el territorio del distrito de Kuráguino, de la región de Krasnoyarsk, cerca del lago Tiberkul. En 1995, los adeptos de la secta fundaron una ciudad a la que llaman la Ciudad del Sol. Justamente allí viven los seguidores más fieles de Vissarión. Sus vidas siguen los preceptos escritos en el principal libro de la secta, el Último Testamento.
Las enseñanzas de Torop son un extraño sincretismo de diferentes fuentes. Sus ideas provienen tanto del club ufológico del que Vissarión formó parte en el pasado como de las religiones abrahámicas, el hinduismo y el budismo. Asimismo, incluyen ideas apocalípticas y de reencarnación. El sabio maestro solía hablar de ecología y también usaba en sus intervenciones elementos de doctrinas orientales.
Los antiguos miembros de la Iglesia del Último Testamento relatan que el autoproclamado mesías en varias ocasiones anunció el apocalipsis, que evidentemente no tuvo lugar. Como resultado, los cómplices de Vissarión explicaban que los adeptos habían malinterpretado las palabras del maestro. Entretanto, los miembros de la secta se preparaban para el fin del mundo.
En general, se puede caracterizar esta comunidad religiosa como una secta destructiva y hay pruebas sólidas de esto. Hubo casos cuando los seguidores murieron a causa de la falta de asistencia médica.
Los cómplices de Vissarión refutaron la información sobre la prohibición de la ayuda médica, pero uno de los mandamientos dice directamente que las dolencias provienen de la falta de armonía con la naturaleza. Si uno no cree, es posible curarlo. Si uno ya cree, ya no hace falta curarlo. Esta es la idea.
Una secta destructiva
Centenares de familias lo dejaron todo atrás para vivir en el asentamiento creado por Vissarión. Unos buscaban paz para su alma, otros encontraban en las doctrinas del nuevo mesías la armonía con la naturaleza.
Existían estrictas prohibiciones: los adeptos no podían comer carne, pescado, sal o azúcar. También estaba prohibido beber alcohol.
Las prohibiciones alimenticias afectaron en gran medida a los menores de edad que necesitan una ración bien equilibrada. Las personas que vivieron en el asentamiento de los seguidores de Vissarión contaban que en 1994 hubo una hambruna. Luego de esto, los miembros de la secta solo podían comer patatas, legumbres, hongos, pero no carne.
El problema radica en que es difícil comprobar que los adeptos fueran obligados a no comer ciertos alimentos. Vissarión creó un sistema en el que las acciones de sus seguidores a primera vista no parecían depender de sus sermones. Pero si la situación resultaba ser suficientemente grave, él levantaba las prohibiciones alimenticias y las restricciones sobre la asistencia médica.
El nuevo mesías tiene abogados profesionales que están listos para hacer todo lo posible para proteger al maestro y su comunidad —o, mejor dicho, la secta religiosa—.
"Un estafador y un fraude"
Se trata de "un estafador y un fraude", quien decidió hacer dinero, hacerse con poder, gracias a la creación de una secta y en general lo ha logrado, declaró en un comentario a Sputnik el experto en religiones y doctorado en Ciencias de la Historia, Román Silántiev.
Él tenía varios miles de adeptos que vivían en el bosque: en ese territorio él era un rey y dios. Es difícil de alcanzar esta zona porque no hay un buen camino para llegar ni hay conexión de red. Justo por esta razón, en el lugar floreció la actividad ilícita e incluso criminal, puso de relieve Silántiev.
"Además del fraude evidente que radicó en la enajenación de los bienes de los adeptos que vendían sus pisos en ciudades grandes y entregaban todo su dinero, se dieron a conocer otros crímenes serios como la muerte de individuos y violaciones. Por tanto, el juicio será interesante. Numerosos crímenes contra la gente pueden resultar en una sentencia muy larga —para Vissarión y sus cómplices—", concluyó.