Áñez denunció "el acoso sistemático y abusivo que ejerce, desde Argentina, el gobierno kirchnerista, contra las instituciones y los valores republicanos en Bolivia", durante su discurso en el Debate General del 75 periodo de sesiones de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que se realizó de manera virtual por primera vez en la historia.
"¿Cuál es la autoridad que tiene el Gobierno argentino para hacer de la intromisión la clave de su política exterior hacia Bolivia?", cuestionó Áñez.
Evo Morales
La gobernante transitoria preguntó asimismo sobre las credenciales que tendría el Gobierno argentino "para amparar una conspiración violenta de Evo Morales contra la democracia boliviana desde suelo argentino", en referencia a la participación del expresidente en la política interna de Bolivia.
Áñez llamó también la atención sobre la "impunidad" que Buenos Aires habría ofrecido a "este exdictador (Morales), por violaciones a derechos humanos, por violaciones sexuales contra niñas o mujeres menores de edad o por complicidad en asesinato político", que definió como delitos de lesa humanidad.
Las referencias a Morales y su exilio en Argentina coronaron el discurso con el que Áñez defendió su ascenso al poder en noviembre pasado, por autoproclamación y sin aval parlamentario, presentándolo como un acto de recuperación democrática tras el largo ciclo del gobierno "dictatorial" y "populista" de Morales.
"América Latina tiene dos caminos por delante y que debe escoger (…) uno es el camino de la libertad y el otro es el camino de la opresión. Nos encontramos ante el dilema que surge entre democracia y dictadura", sostuvo.
Según Áñez, en el caso de Bolivia la amenaza del autoritarismo populista estaría representada por Morales y "su casta", como se refirió aparentemente al Movimiento Al Socialismo, cuyo candidato Luis Arce emerge en las encuestas como favorito para ganar las próximas elecciones.
La presidenta boliviana elogió a su propio Gobierno por el combate a la pandemia de COVID-19, sin mencionar los casos de corrupción que investiga actualmente el parlamento ni las masacres de sus opositores denunciadas por organismos internacionales.