Los investigadores encontraron evidencias de la existencia del planeta extrasolar en datos registrados en 2017 por el telescopio espacial Kepler, en el marco de la misión K2. Este año, con la ayuda de una red de telescopios terrestres Speculoos, los científicos confirmaron el hallazgo, detalló el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).
Las señales detectadas por los astrónomos indican que el recién descubierto exoplaneta se mueve con "la precisión de un mecanismo de reloj". Su período orbital es similar al número pi, es decir, concluye una órbita cada 3,14 días.
Según las estimaciones de los científicos, el K2-315b tiene un radio que equivale a 0,95 el de la Tierra, es decir, tiene casi el mismo tamaño que nuestro planeta. Orbita a una estrella fría, cuyo tamaño es cerca del 20% del Sol, a una velocidad de 81 kilómetros por segundo.
Los científicos todavía no han determinado la masa del K2-315b, pero sospechan que es similar a la de nuestro planeta. Sin embargo, la Tierra Pi probablemente no es un mundo habitable, apuntan los astrónomos. Su cercanía a la estrella que orbita hace que las temperaturas en el planeta alcancen unos 450 kelvin, es decir, unos 176°C.
Lo interesante acerca de este planeta en particular, además de sus asociaciones con la constante matemática pi, es que parece ser un candidato prometedor para un estudio profundizado de las características de su atmósfera con el telescopio espacial James Webb, detalló MIT. Pero, por ahora, el equipo seguirá buscando señales de planetas similares a la Tierra.