Con la Revolución Rusa de 1917 y la fundación de la Internacional Comunista o Tercera Internacional en 1919 como antecedentes inmediatos, el año 1920 fue clave para los movimientos de trabajadores uruguayos que se organizaban desde hacía años en torno a las ideas del marxismo y que ya habían fundado, diez años antes, el Partido Socialista del Uruguay.
La escisión se concretó en la asamblea del 21 de septiembre de 1920, fecha conmemorada anualmente por la organización que desde entonces se denominó Partido Comunista del Uruguay (PCU) y que en sus primeros cien años consiguió mantener un sitio de destaque dentro del sistema político uruguayo, caracterizado por la continuidad de los partidos en el tiempo.
"El PCU en todo su recorrido histórico ha estado en distintas circunstancias y lugares intentando dar batalla por las causas populares y creo que la vigencia de sus conceptos y de su línea política histórica la da el respaldo de la gente, de los trabajadores y del pueblo uruguayo", dijo a Sputnik Gerardo Núñez, dirigente comunista y actual diputado uruguayo.
Para Núñez, una de las claves de que el PCU se haya mantenido vigente en el tiempo es que "las necesidades básicas siguen estando, no solo en Uruguay sino a nivel mundial: la alimentación, el agua, la paz".
El legislador remarcó que, a pesar de los quince años del Gobierno de la coalición de izquierda Frente Amplio (2005-2020), el país aún experimenta "situaciones de pobreza, explotación hacia los trabajadores y pueblo en general y sobreexplotación de los recursos naturales y energéticos". A propósito, reivindicó que la solución a esas cuestiones requiere "de una mirada estratégica y de un pienso crítico como lo es el del Partido Comunista", así como la organización y movilización de los trabajadores.
En ese sentido, el dirigente destacó el papel que el Partido Comunista uruguayo tuvo entre 1920 y 1960 "intentando zurcir" herramientas de unidad entre los sectores políticos de izquierda y el movimiento sindical. El 16° congreso del PCU de 1955 es un mojón determinante en este proceso, ya que los comunistas —liderados entonces por Rodney Arismendi— desarrollaron la Teoría de la Revolución Uruguaya que tenía, entre sus principales postulados, la unidad sindical, social y política con lo que sería la Convención Nacional de Trabajadores en 1965 (actualmente PIT-CNT) y la fundación del Frente Amplio como coalición de izquierda en 1971.
La resistencia a la dictadura
El golpe de Estado que Uruguay sufrió en 1973 y que instaló una dictadura cívico-militar que se extendió hasta 1985 golpeó particularmente duro al Partido Comunista, que se convirtió durante esos años en el principal objetivo de la represión estatal.
Núñez señaló el impacto que tuvo la denominada Operación Morgan, un plan iniciado en 1975 por la dictadura uruguaya para eliminar al Partido Comunista uruguayo, ilegalizado ya desde dos años antes. La férrea persecución sobre dirigentes y militantes comunistas hizo que actualmente el PCU registre un total de 75 integrantes de su partido que fueron asesinados, desaparecidos o muertos en prisión durante aquellos años.
El diputado mencionó los nombres del estudiante Ramón Peré y del médico Vladimir Roslik, ambos militantes comunistas, como símbolos de aquella represión, ya que fueron el primer y el último asesinado por la dictadura en 1973 y 1985. Para Núñez, la muerte de ambos militantes resume la consigna de "ni un minuto de tregua a la dictadura" esgrimida por el PCU durante el quiebre democrático.
Tras la caída de la Unión Soviética
La caída del Muro de Berlín en 1989 y el proceso de disolución de la Unión Soviética significaron otro sacudón para los partidos comunistas del mundo. El uruguayo no fue la excepción y, a la sangría que la dictadura había representado, se le sumaba en ese momento una crisis que ponía en cuestión el modelo político de referencia para los comunistas.
Sin embargo, en Uruguay ocurrió algo curioso. Las elecciones de 1989 —las segundas después del retorno de la democracia— dieron la victoria al candidato del Partido Nacional (derecha), Luis Alberto Lacalle, pero colocaron al Partido Comunista como el sector más votado dentro del Frente Amplio.
En aquella oportunidad el PCU se presentó ante los electores con una estrategia que no ponía en el centro los símbolos típicos del comunismo sino que apuntaba al votante genérico de la izquierda. La campaña fue exitosa y el PCU obtuvo una representación histórica de 11 diputados y cuatro senadores.
"Creo que en 1989, en un proceso de crisis de la Unión Soviética y del marxismo-leninismo, el partido tuvo un respaldo gigantesco que fue un reconocimiento a ese papel de resistencia y de lucha durante la dictadura", analizó Núñez.
A pesar de lo aguda de aquella crisis, Núñez asegura que el partido "consiguió transitar una situación extremadamente delicada y dolorosa que hasta hoy permanece en la memoria de los comunistas". El actual diputado valoró que el PCU "logró organizarse y tener presencia parlamentaria ininterrumpidamente desde la recuperación democrática hasta la fecha".
El momento actual de la política uruguaya, que marcó la primera derrota del Frente Amplio tras tres períodos de gobierno consecutivos, parece volver a poner al PCU en crecimiento, aún en el marco de una peor votación de la izquierda. La lista 1001 del PCU fue la segunda más votada dentro del FA —solo después del Movimiento de Participación Popular (MPP) encabezado por José Mujica—, obteniendo dos senadores y seis diputados.
Para Núñez, el respaldo de la votación de 2019 "habla de ese apego sistemático que se tiene con la gente".
Un ejemplo para los comunistas de la región
A cien años de aquella decisión de crear el Partido Comunista del Uruguay, el diputado Núñez consideró que la vigencia del partido pude explicarse por "nunca despegarse de las causas populares y la lucha por el pueblo".
"No nos concebimos como un elemento ajeno sino como una parte sustancial del pueblo uruguayo. No buscamos imposiciones sino construcciones colectivas", remarcó Núñez.
Para Núñez, esa característica es valorada por "trabajadores, estudiantes, jubilados y cooperativistas que ven en un militante del PCU un igual: alguien que tiene ideas y convicciones y pone todo arriba de la mesa para intentar conseguir esas aspiraciones colectivas de nuestro pueblo".
El ejemplo del Partido Comunista uruguayo bien podría ser, según Núñez, un caso de estudio para comunistas de otras partes del mundo y la región, aunque "no a modo de receta porque cada realidad y cada país tiene sus particularidades". Según el legislador, en muchos países es valorada "esa unidad que ha construido la izquierda uruguaya y el movimiento sindical".