La Comunidad de Madrid aprueba a partir del lunes 21 de septiembre el confinamiento de unos 850.000 ciudadanos. En concreto se limita la movilidad en 37 zonas de básicas de salud que afectan a un total de ocho municipios. Se permite circular en los perímetros, las reuniones se reducen a un máximo de seis personas y se limita la actividad en parques y jardines.
Así lo ha anunciado la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso mediante una rueda de prensa en línea, acompañada por el vicepresidente, Ignacio Aguado, y el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, para informar de las nuevas medidas en la región para hacer frente al coronavirus.
Ayuso ha asegurado que hay que evitar "por todos los medios" el confinamiento y el estado de alarma porque eso es el desastre económico. "Para ello vamos a crear una nueva orden" para la que ha dicho que "necesitamos la ayuda del Gobierno de la nación".
La hoja de ruta de la Comunidad de Madrid pasa por diagnosticar, aislar los contagios y conseguir que cada ciudadano vuelva lo más pronto posible a la normalidad, ha señalado Ayuso.
En la ciudad de Madrid, las zonas que sufrirán estas restricciones son sobre todo barrios predominantemente obreros, como Carabanchel, Villaverde, Vallecas o Ciudad Lineal, entre otros. En el resto de la región sufren restricciones municipios del sur de la comunidad como Fuenlabrada, Parla, Getafe Moraleja de Enmedio o Humanes (de nuevo predominantemente obreros) pero también zonas de mayor renta, al norte del mapa madrileño, como Alcobendas y San Sebastián de los Reyes.
Unas medidas que ya avanzó el miércoles 16 de septiembre el viceconsejero de Salud Pública y Plan COVID-19 de la Comunidad de Madrid, Antonio Zapatero, que consideraba que "es hora de aplicar una medida más drástica" y "dar un paso más" para contener la propagación del coronavirus en la región.
Zapatero adelantaba que las nuevas medidas incluirán decisiones orientadas a "la restricción de la movilidad y la reunión de personas", así como "confinamientos selectivos en las zonas más afectadas" para tener controlado el virus.
El 17 de septiembre, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, no descartaba incluso que se pueda declarar un nuevo estado de alarma como el que se declaró en marzo, aunque esta vez de forma localizada en Madrid.
Los datos de Madrid
Aunque afecta a toda España, la segunda ola de COVID-19 golpeó de forma especial en Madrid, donde los colectivos sanitarios advirtieron hace meses que faltaba personal –sobre todo rastreadores– para contener una nueva arremetida del virus.
Con el 14% de la población del país (6,6 millones de habitantes), la región madrileña acumula casi el 30% de los contagios totales de España desde el principio de la pandemia (182.000 sobre un total de 625.000).
En la última semana –del 7 al 13 de septiembre– Madrid muestra una tasa de positividad del 22% entre las más de casi 130.000 pruebas PCR realizadas a la población, muy por encima de la media nacional (13% de positivos con casi 650.000 pruebas).
Ese mayor número de contagios se empieza a notar también en una mayor presión asistencial, ya que Madrid dedica el 21% de sus camas de hospital a pacientes de COVID-19, un porcentaje muy superior al 8,6% registrado a nivel nacional.
Desde hace semanas los hospitales de Madrid suspenden procedimientos no urgentes y los centros de atención primaria, que irán a la huelga a final de mes, denuncian estar saturados.
Este mismo viernes el Hospital Gómez Ulla de Madrid instaló en sus exteriores tiendas de campaña para realizar las labores de triaje, en una imagen que recuerda a los peores episodios de la primera oleada del virus en marzo y abril.
También recuerda a la situación entonces el tono de los discursos políticos.
En su comparecencia para anunciar las nuevas restricciones, la presidenta de la Comunidad de Madrid auguró que "vienen semanas difíciles" y "momentos plagados de dificultades", pero acto seguido añadió que "si remamos todos en la misma dirección será más fácil".