Corinna Larsen asegura que Juan Carlos I fue víctima de un "golpe de Estado" urdido por Rajoy y la Casa Real

Cada vez que se somete a una entrevista, la aristócrata Corinna Larsen provoca una ola de estupefacción o escándalo. La última vez, en la última edición de la revista Paris Match, que presenta la conversación con un "Corinna saca las garras". Sus palabras y las fotos publicadas en las ocho páginas dedicadas a Larsen han sacudido de nuevo la opinión pública. Según ha asegurado, Juan Carlos I fue víctima de un "golpe de Estado" interno para hacerlo abdicar. Lo urdió, afirma, su propia familia —con la reina Sofía a la cabeza— y el expresidente de Gobierno Mariano Rajoy.

Los problemas de salud de Juan Carlos I y la repercusión del viaje a Botsuana en 2012 (donde había ido de caza y se lesionó) fueron las excusas perfectas para que el complot se materializara, asegura Larsen. Según la amiga del rey emérito, este le confesó: "Tengo dos frentes contra mí. El primero está constituido por mi mujer y sus lugartenientes: ella tiene prisa en poner a su hijo en el trono porque tiene mucha más influencia sobre él que sobre mí. El segundo está encarnado por Mariano Rajoy, que tiene como objetivo castrarme y debilitar la monarquía". Según recalca Larsen, "la familia fomentaba un golpe de Estado y necesitaban a una extranjera para servirles como chivo expiatorio".

Realizada en el hotel Claridge de Londres, la charla se acompaña de una foto de sus álbumes privados. En ella se ve al rey emérito en una barbacoa de la finca La Angorrilla de Madrid. Va vestido de manera informal (pantalón corto o bañador, camisa de cuadros de manga corta y gorra girada hacia atrás) y está junto a Alexander, hijo de Corinna. Una estampa que ha levantado la veda a chistes en redes sociales.

Incluso se ha planteado que Juan Carlos fuera el progenitor verdadero:

​​Corinna Larsen relata también que, según le contó el rey emérito, su boda con la reina Sofía fue "arreglada" por Franco, pues su novia de entonces era considerada demasiado liberal. La relación con Sofía se estropeó a los pocos años. Juan Carlos le confió que llevaban vidas separadas desde hacía más de 30 años, sin compartir nunca dormitorio, pero que había un acuerdo entre ambos para representar juntos la corona.

Además, Larsen relata el supuesto acoso y las amenazas sufridas de parte de los servicios secretos españoles y del general Féliz Sanz Roldán (exdirector del CNI) en particular, por encargo del propio rey emérito. "Estas cosas pasan en los regímenes totalitarios, pero no en una democracia europea moderna", apunta.

También se refiere a los 100 millones de dólares (unos 84 millones de euros) supuestamente recibidos por don Juan Carlos del entonces rey Abdalá de Arabia Saudí. La empresaria alemana defiende que no son una comisión por el contrato sobre el tren de alta velocidad entre Medina y la Meca porque cronológicamente no encaja. Además, señala que el rey emérito ya había recibido otra cantidad idéntica en 1977 del futuro rey Fahd.

​De los 65 millones de euros que Juan Carlos I le regaló, Larsen insiste en que lo hizo por afecto hacia ella y su hijo, y también porque no se fiaba de su familia si lo dejaba en el testamento. El rey emérito temía, de acuerdo con la versión de su examiga, que, cuando él desapareciera, su voluntad no sería respetada, de ahí que optara por donarle el dinero en vida.

Por último, Larsen se muestra muy crítica sobre la decisión de alejar a don Juan Carlos I de España y sobre su refugio en los Emiratos Árabes Unidos. "Durante una crisis de esta envergadura, la Familia Real hubiera tenido que permanecer unida", sostiene. Enviar a un exrey "de salud frágil" al exilio en plena era de COVID le parece "irresponsable".

"Toda la familia real se ha beneficiado del tren de vida que les ha asegurado Juan Carlos. Repudiar así a Juan Carlos es un poco desleal y creo que es una falta de dignidad. Lo que deberían hacer es reformar las instituciones y hacerlas más transparentes", sentencia.