Tovar Pupo, antiguo comandante del Bloque Norte de las hoy extintas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), fue expulsado en 2015 de la Ley de Justicia y Paz (creada para juzgar a exparamilitares) por incumplir con su comparecencia ante las autoridades judiciales colombianas, luego de lo que, el 13 de mayo de 2008, fue extraditado a EEUU por delitos de narcotráfico.
Aunque esta pena se cumplió el 9 de diciembre pasado, la pandemia de COVID-19 retrasó los procesos judiciales, por lo que desde el pasado 5 de septiembre el exparamilitar permanece en una cárcel de migración en Pensilvania a la espera de ser enviado a Colombia.
"El señor Rodrigo Tovar Pupo ya está libre (….), el 21 de septiembre será enviado a una cárcel de paso de migración en Luisiana y esperamos que sea enviado en un vuelo de la DEA la última semana de septiembre", dijo el alto comisionado para la Paz, Miguel Ceballos, en un entrevista reciente con el diario local El Tiempo.
Deuda con la justicia
Mancuso y Jorge 40 son, junto con el fallecido Carlos Castaño Gil (fundador de las AUC), los rostros simbólicos de la violencia paramilitar en Colombia, pero mientras que Mancuso aún sigue en el proceso de Justicia y Paz, Jorge 40 quedó fuera de esa jurisdicción tras incumplir su comparecencia, por lo que debe responder por delitos violatorios del Derecho Internacional Humanitario (DIH).
Sin embargo, desde varios sectores se señala al Gobierno colombiano de ser negligente en el pedido de extradición tanto de Mancuso como de Jorge 40, por lo que el 16 de septiembre la Procuraduría (Ministerio Público) advirtió que hasta ahora solo se ha avanzado, a lo sumo, en el 10% de los casos que les son atribuibles.
"Según cifras del Juzgado Único de Ejecución de Sentencias, a la fecha solo hay 59 fallos ejecutoriados contra exintegrantes de grupos paramilitares y aproximadamente otros 10 se encuentran en apelación, mientras que el juzgamiento de quienes fueron comandantes de esa estructura ilegal no llega al 10% de los casos atribuibles", señaló la Procuraduría en un comunicado.
Para el Ministerio Público la comparecencia de Mancuso y Tovar Pupo es necesaria como parte del proceso de reparación del Estado a las víctimas individuales y colectivas del paramilitarismo, ya que sus testimonios contribuirán a resolver las preguntas que desde hace décadas se formulan las víctimas de las antiguas AUC.
¿Regreso a Colombia?
Aunque son varias las versiones según las que Jorge 40 buscará el asilo en EEUU —de modo similar al que se prevé que trabaja la defensa de Mancuso para lograr ese recurso—, otras aseguran que está dispuesto a regresar a Colombia bajo fuertes medidas de seguridad que garanticen su integridad, a fin de intentar de nuevo se aceptado por la Jurisdicción Especial de Paz (JEP, justicia transicional).
Sin embargo, aún queda abierta la posibilidad de que la JEP lo acepte en calidad de financiador del conflicto armado.
Dicho de otro modo, Tovar Pupo buscaría hacerse con los beneficios que le otorga la justicia transicional frente a la ordinaria, que de llegarlo a juzgar podría imponerle una condena de hasta 40 años en prisión sin beneficios jurídicos de ningún tipo.
¿Quién es 'Jorge 40'?
Tovar Pupo nació el 19 de noviembre de 1960 en una acomodada familia del municipio de Valledupar (Cesar, norte) y buscó formarse como militar —igual que su padre— en Bogotá, pero desistió debido a problemas médicos.
Según diferentes versiones, ingresó a las AUC debido a la intensidad guerrillera en la región, lo que afectaba las propiedades de sus familiares, algunos de los que fueron víctimas de secuestros, amenazas y extorsiones por grupos como las entonces FARC.
Tovar Pupo comenzó como traficante de armas para las AUC, pero en 1999 Mancuso —a quien conoció en Bogotá— le ofreció comandar el Bloque Norte, al que llegó cuando estaba integrado por sólo 40 hombres, lo que le valdría el alias de Jorge 40.
Para la fecha de su desmovilización, tras los acuerdos de las AUC con el entonces Gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010), Jorge 40 contaba con unos 5.000 hombres bajo su mando.