El candidato más ganador y tal vez el presidente más poderoso que tuvo Bolivia es sus casi dos siglos de vida independiente quedó marginado de las candidaturas después de 23 años de participación ininterrumpida en procesos electorales, incluidos 14 años de un gobierno distinto a todo lo conocido antes en el país.
El exilio tras su derrocamiento en noviembre de 2019 —en México y Argentina— pasó así de refugio a proscripción, por una polémica interpretación de la Constitución que el poder electoral había aplicado ya en años anteriores contra candidatos de menor peso, estando Morales en el Gobierno.
¿Nunca más?
Las inhabilitación no borrará a Morales del mapa electoral, al menos en la campaña para las elecciones generales del venidero 18 de junio, en las que gran parte de los discursos y polémicas giran en torno a lo que el líder izquierdista hizo o dejó de hacer en sus tres sucesivos gobiernos.
Por ahora, seguirá como jefe de campaña del MAS, desde su refugio en Buenos Aires.
"Un gobierno débil abrirá una nueva postulación de Morales", advirtió a la televisión estatal el analista Diego Ayo, al comentar la posibilidad, según encuestas, de que el MAS gane los comicios de octubre o al menos se asegure una sólida presencia, si no la mayoría, en el Parlamento.
Añadió que Morales podría jugar el papel de víctima en el futuro inmediato, aprovechando la debilidad del aparato conservador del país, en el que ningún partido, excepto el MAS, parece capaz de ganar ni un tercio del electorado.
En pie
El exgobernante calificó de "ilegal e inconstitucional" su inhabilitación, asegurando que el proyecto de transformación política, económica y de inclusión social del MAS seguía vigente.
El vocero de la campaña del MAS, Sebastián Michel, dijo a Sputnik que la inhabilitación de Morales era producto de presiones políticas, y hasta amenazas, que el Gobierno transitorio y otros sectores ejercieron sobre la justicia.
Morales, remarcó, "es un líder histórico, el presidente que mejor resultado ha dado a la democracia y a la economía del país, es importante, pero nadie es imprescindible".
Seis victorias, una derrota
Surgido de los sindicatos cocaleros, Morales sufrió solo una derrota como candidato desde que incursionó en el escenario electoral boliviano.
- En 1997, en su primera participación en una coalición que se llamaría MAS-Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (IPSP), el dirigente nacido en una comunidad altiplánica aymara de Oruro (oeste) fue electo diputado por la jurisdicción de Chapare (centro), dominada por los cocaleros. Esa victoria está registrada como la más amplia jamás lograda por un candidato en circunscripción uninominal.
- En 2002, en su primera postulación presidencial, sufrió su única derrota, quedando segundo a apenas 1,6% de los sufragios del neoliberal Gonzalo Sánchez de Lozada. Morales denunció fraude y Sánchez de Lozada, acosado por protestas contra su política económica, estuvo apenas 14 meses en el poder y renunció en 2003, para ser sucedido por su vicepresidente Carlos Mesa, quien también dimitiría dos años después sin terminar su mandato.
- En 2005 Morales logró su primera victoria electoral presidencial, con 54 de los votos. Asumió el poder el 22 de enero de 2006, como primer presidente de origen indígena y tercero en la historia boliviana que lograba mayoría absoluta de votos.
- En 2008, renovó su mandato al salir airoso de un referéndum revocatorio con 67% de respaldo en la surnas.
- En 2009, ya bajo la nueva Constitución que había promulgado a inicios de ese año, fue reelecto con 64% de los votos.
- En 2014, volvió a ganar, con 63% de los sufragios.
- En 2019, 20 de octubre, ganó otra reelección tras lograr que el Tribunal Constitucional habilite su candidatura pese al voto contrario de un referéndum constitucional previo. Esos comicios fueron anulados por denuncias de fraude que siguen pendientes de confirmación.
Morales renunció el 10 de noviembre de 2019, forzado por una ola de protestas contra el supuesto fraude y salió al exilio.
Fue sucedido por Áñez, autoproclamada presidenta transitoria el 12 de noviembre, sin aval parlamentario y con promesa de realizar en 90 días nuevas elecciones que están finalmente convocadas para el 18 de octubre.