Antes de que la canciller alemana, Angela Merkel, calificara al crítico del Kremlin Alexéi Navalni de "víctima de un crimen" y anunciara consultas con los socios de la Unión Europea y la OTAN, la UE ya estaba amenazando abiertamente a Rusia con sanciones.
La reacción en los medios es clara: Putin está detrás del envenenamiento, lo que ha sido confirmado por el laboratorio especial de la Bundeswehr. El agente nervioso utilizado es de la familia Novichok, como en el caso de los Skripal en Salisbury en el Reino Unido.
Sin embargo, la versión del Gobierno federal plantea muchas preguntas, cree Erler.
¿Por qué, por ejemplo, Putin dejó que Navalni volara a Alemania? ¿Es posible eliminar a un individuo solo con la ayuda del Novichok? ¿Por qué los médicos rusos no encontraron ningún rastro de veneno en la sangre del opositor?, se pregunta la política.
Sin embargo, cita al protagonista de las historias de detectives de Conan Doyle. "Sherlock Holmes sabía que no se debe llegar a una conclusión primero y luego ajustar los hechos a ella", cuestionando la imposición de sanciones antes de que se sepa la verdad.
"Estoy en contra de usar el incidente inmediatamente para lanzar consecuencias políticas sin conocer los detalles y los hechos", declaró.
Habrá un número de elementos para descubrir la verdad. En el proceso, todas las partes pueden ver muy bien si hay interés en investigar y determinar la responsabilidad del delito. "Esto se debe al hecho de que los venenos nerviosos como Novichok no solo dejan rastro en la sangre de la víctima, sino también en todos los objetos y en todas las personas con las que Navalni tuvo contacto directo en Rusia", comentó Erler.
"Esta es la teoría, aún no lo sabemos. Solo sabemos que era, como dicen, Novichok, y esto indica que quien la empleó no era un particular", aseguró.
De esta manera, en caso de envenenamiento, Navalni debería haber dejado rastros de la sustancia en la cafetería del aeropuerto de Tomsk, donde bebió té, así como en el avión, particularmente en el baño y en su asiento en la cabina. También debió haber envenenado a sus compañeros, impregnado la ambulancia y a los médicos que le daban los primeros auxilios.
Es exactamente lo que ocurrió en el ataque en el metro de Tokio con el gas nervioso sarín, cuando alrededor del 25% de los médicos que ayudaron a las víctimas también fue envenenado.
"Sabemos que el café del aeropuerto de Tomsk está cerrado y vallado. Pero, aparentemente, no ha habido ninguna acción de investigación todavía. ¿Y el avión? ¿Sigue volando o ha sido desmantelado? Si es la segunda opción, podemos hablar de intentos de ocultar el peligro", añadió Erler.
De hecho, el café en el aeropuerto de Tomsk, cerrado temporalmente el 20 de agosto, volvió a funcionar a principios de septiembre, según los propietarios. Sin embargo, no precisaron si se ha realizado alguna prueba allí. En este contexto, las autoridades rusas deberían haber iniciado una investigación, dijo la experta.
Esto implicaría la cooperación con Rusia y permitiría a la OPAQ organizar una inspección adecuada con expertos independientes. Rusia, como Estado en el que podrían haberse utilizado armas químicas prohibidas, no podría oponerse a las inspecciones de la OPAQ.
Además, sus expertos podrían verificar si las instalaciones contaminadas se descontaminaron oportunamente.
En el caso Navalni también se podrían encontrar rastros de veneno en los lugares apropiados unos días después, si se confirman estas sospechas, insistió la experta.
"Tales venenos, según la OPAQ, son generalmente estables. No se descomponen por sí mismos tan fácilmente. Este es el problema de tales agentes nerviosos. Su uso fue diseñado para que su acción dure el mayor tiempo posible, de modo que los especialistas que acuden en ayuda de las víctimas son envenenados. Eso es lo que hace que estos agentes nerviosos sean tan repugnantes", concluyó Erler.
Los líderes de la OPAQ expresaron su "profunda preocupación" por el posible envenenamiento de Alexéi Navalni. Según la Convención sobre Armas Químicas, el envenenamiento de una sola persona con un agente nervioso se considera aplicación de un arma química, declaró Fernando Arias, el secretario general de la organización, ofreciéndose a ayudar a investigar el caso.
A su vez, el comisario de Asuntos Exteriores de la UE, Josep Borrell, instó a Rusia a cooperar con la OPAQ. Ni el lado alemán ni el ruso han reaccionado aún a estos llamamientos.